Capítulo 6

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Uno de los individuos que salieron a explorar, pudo observar lo que a lo lejos parecía ser una mujer vestida completamente de blanco. Ojo, no de la manera en la que se atavían las novias el día de su boda, sino que traía una especie de batón.

Además, un velo largo y grueso le cubría completamente el rostro. Su caminar era constante pero muy lento. Algo que le llamó la atención a la gente que la pudo ver de cerca, es que esa mujer seguía una ruta distinta cada noche.

Es decir, siempre partía del mismo (lo que hoy es el Zócalo capitalino), pero luego de unos pocos minutos elegía diferentes calles de la ciudad para continuar su peregrinar.

Posteriormente continuaba transitando por las callejuelas hasta que llegaba a alguna que desembocaba a un río o lago. Posteriormente, se arrodillaba frente a él y empezaba a gritar de manera desesperada: ¡Ay, mis hijos!

Luego de muchos años se supo que quizás el espíritu de aquella dama en algún momento perteneció a una mujer de la clase alta, quien por descuido ahogó a sus hijos mientras los estaba bañando en el lago.

Esta desgarradora leyenda basada aparentemente en hechos reales, nos deja ver el dolor sufrido por una madre al perder a sus hijos.

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