Paso 2: La convivencia implica paciencia y compartir la ropa interior

2.6K 323 182
                                    

Primer día de convivencia después de haber completado la mudanza. Domingo. Día libre. Posibilidades de que estallase el apartamento: más del noventa por ciento.

Kunikida se había despertado tarde aquella mañana. Tanto que, cuando abrió los ojos, lo primero que vio fue a Dazai entrando a la pequeña habitación que a partir de ahora compartirían con una toalla anudada alrededor de la cintura, secándose los húmedos cabellos con otra y sin más vendas que las que cubrían su cuello y se ataban en sus hombros. Eran las únicas que conservaba. No habían estado de humor para hacer el amor esos días, así que allí continuaban, perennes e inmutables. El agotamiento de la mudanza los había vencido hasta para eso. Sin embargo, ninguno de los amantes reparó más de lo necesario en su molesta presencia. Frotándose los mechones castaños con la toalla blanca, el suicida caminó hasta sentarse en el borde de la cama, mientras su compañero se incorporaba apoyándose sobre un brazo.

-Buenos días. -Saludó el ex mafioso, brindándole una sonrisa que el otro pudo identificar como sincera.

-Buenos días. -Le respondió, alargándose para besar esos labios con sabor a menta. Una de las manías de Osamu, de las muchas que tenía, era lavarse los dientes cada dos por tres. Sobre todo al despertar. No soportaba sentir la boca sucia. En eso era casi más obsesivo que el idealista. Y cuando preguntó por la razón, él hizo referencia a dos años horribles en los que se abandonó demasiado a sí mismo-. ¿Sabes? Despertarme y verte así es como ver a un ángel aparecerse en mi casa.

-¿Acaso los ángeles se duchan? Siempre pensé que no les hacía falta.

-¿Ángel caído te parece mejor?

-O ángel despedido. -Rio Dazai-. Si en otra vida fui un ángel, me dieron el finiquito y me echaron a patadas.

-No sabían lo que se perdían.

-Me encanta lo cariñoso y halagador que eres por las mañanas.

Juntos dejaron escapar unas suaves carcajadas, antes de que Doppo atrapase la cintura contraria con los brazos y lo tirase encima del colchón. Se besaron durante un rato sin pensar en si las toallas seguían o no en su sitio, disfrutando del aroma y del calor contrario.

-Creo que yo también debería ducharme. -Comentó el rubio, sentándose en la cama. Los detectives habían intercambiado sus posiciones. Quien se despertó primero ahora remoloneaba entre las sábanas y quien acababa de dejar el mundo de los sueños se ponía en pie y se estiraba, preparado para comenzar el día-. Y ya de paso, hacer el desayuno.

-¿Y no quieres quedarte conmigo un poco más?

-Osamu, no te gusta el sexo mañanero.

-No lo digo por eso, idealista pervertido. -El suicida hizo un puchero, al mismo tiempo que se envolvía entre las sábanas-. Cuando te duches dejarás de ser así de mimoso y me reñirás por tonterías.

-Me habré despertado, querrás decir.

-Lo mismo me da que me da lo mismo.

Kunikida puso los ojos en blanco antes de coger algo de ropa de andar por casa y marchar al baño. Todo iba bien, sorprendentemente. Uno remoloneaba en la cama como un gato perezoso y callejero y el otro comenzaba a asearse y a tomar contacto con la realidad, como si se hubieran despertado en el orden natural y habitual. Lo primero que hizo el detective rubio fue lavarse la cara. Y entonces se dio cuenta de que la convivencia prometía ser difícil. No fue por las toallas puestas en el suelo para evitar mojarlo ni por el peine lleno de pelos castaños. No. Fue por un detalle mucho más nimio pero que ha conducido al divorcio a muchos matrimonios principiantes: el cepillo de dientes. Porque las cosas son así, amigos, se empieza discutiendo sobre que si el cepillo no está dónde tiene que estar o que si aprietas el tubo del dentífrico por el lado que no es y se acaba a grito pelado chillándole lo mal que te cae su madre. Menos mal que ninguno de los dos en esa particular pareja conocía a sus suegros. De momento.

Cómo convivir con un suicida [Kunikidazai] [BSD fanfic yaoi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora