James Dean ; young james franco.

t r e s

Por fin era sábado, hoy era día de hacer compras familiares, lo cual me encantaba.

Durante la semana, ninguno tenía tiempo, papá trabajaba, al igual que mamá, y yo tenía deberes de la escuela, pero hoy no existían.

- buenos días cariño - dijo mi papá cuando me vio entrar a la cocina.

- hola - le di un beso en la mejilla.

- ¿estás lista? - preguntó - desayunaremos fuera de casa - dijo dando un último trago a su café - mamá está en el auto.

En el camino hacia el supermercado íbamos platicando del trabajo y la escuela, y algún otro tema ajeno a estos.

Mi relación con ellos siempre había sido muy buena, y les tenía mucha confianza, pero decidí que sería bueno evitar el tema de James, y Alice diciéndome que me alejara de él, lejos de que no me importaba, no quería que papá se preocupara.

Cuando llegamos al supermercado, nos dividimos para buscar las cosas rápidamente y poder ir a desayunar.

Yo buscaría las cosas que fueran lácteos, obviamente en el pasillo de los lácteos.

Estaba decidiendo si llevar una leche descremada o una leche entera, cuando una voz me sacó de mis pensamientos.

- lleva la descremada - dijo una voz a mis espaldas - ayuda más.

Cuando me giré a ver quién era, me quedé en shock por cinco segundos. Era James.

- llevaré la entera - dije. Sí, era para llevarle la contraria.

- está bien - sonrió - jamás te había visto antes por aquí.

- ni yo a ti - respondí - me tengo que... - una voz me interrumpió.

- Juliette, ¿has encontrado todo? - dijo mi papá apareciendo de repente - uh, hola - miró a James - ¿interrumpo algo? - nos miró.

- oh no, solo le recomendaba la leche descremada, pero - me miró - creo que ha preferido la entera - sonrió.

- gracias - respondí mirándolo - es todo.

- bien - dijo mi papá un poco desconcertado - iré a buscar a mamá, nos vemos en la entrada Juliette - dijo mirándome - muchas gracias, James - se fue.

- ¿Cómo sabe que te llamas James? - pregunté un poco preocupada.

- uhm, creo que es porque mi gafete lo dice - respondió obvio. Estaba tan nerviosa porque mi papá me regañara de estar con un chico mayor, que ni siquiera me había percatado que él trabajaba ahí.

- es cierto - respondí avergonzada.

- que torpe - soltó una carcajada. Me sonrojé - será mejor que te apures, Juliette - dijo. Asentí.

- adiós - dije alejándome.