c i n c o

522 31 4
                                    


"porque está perdido y te perderás con él" una vez más, la voz de Alice retumbaba en mi cabeza, haciendo eco en mi habitación.

Solté un suspiro. Comencé a arreglarme para la escuela.

Eran las 6:30 am, había decidido que hoy caminaría hacia la escuela, quería evitar a Rosalinda y Alice, debía pensar en muchas cosas, y con ellas ahí, no podría.

En el camino a la escuela, iba tarareando una canción que había estado sonando en la radio.

- ruler of my heart - comencé a tararear - robber of my soul, where can you be - pausé - I wait patiently... - un claxon me interrumpió.

- que buena voz - miré de quién se trataba. James, una vez más - y que buena canción - sonrió.

En estos momentos él ya había detenido el auto, y yo mi caminata.

- lo siento - susurré avergonzada.

- no lo sientas - sonrió otra vez - yo debería sentirlo - lo miré confundida - te he venido siguiendo desde hace un rato - me sonrojé - cantas bien - sentí que mis mejillas explotarían.

- gracias - sonreí.

- ¿vas a la escuela? - asentí - te llevo.

- no... - no tenía una buena excusa. Ya era algo tarde, y solo llegaría a mi primer clase si él me llevaba.

- sube, prometo ser bueno - sonrió.

Esa fue la peor decisión que pude haber tomado. No nos dirigíamos a la escuela, nos dirigíamos a las afueras de la ciudad.

- James, llévame a la escuela - dije un poco alterada.

- tranquila, no pasará nada. Lo prometo - me miró.

- no puedo faltar a clases - lo miré - mis padres se enterarían y me matarían - era cierto, mamá y papá siempre me advertían acerca de irme de pinta.

- no lo harán - soltó una risita - mírame - lo miré - ¿confías en mí? - preguntó mirándome a los ojos.

¿Cómo podría confiar en alguien que apenas acababa de conocer y ya me decían que me alejara de él?

- sí - respondí mirándolo.

- era todo lo que necesitaba escuchar - volvió su mirada al frente.

Esos ojos inocentes, y esa hermosa sonrisa, hacían fácil confiar en él.

...

Después de un rato de manejar, o más bien, James manejara, llegamos a un parque.

Arastradero Preserve.

Sonreí al recordar cuando papá y yo solíamos ir a andar en bici ahí.

- vamos - apagó el auto.

Cuando ambos bajamos de éste, el aire frío nos recibió, provocando que me abrazara a mí misma.

- toma - colocó su chaqueta en mis hombros - solía venir aquí siempre - sacó un cigarrillo de su pantalón, para después encenderlo con un cerillo - ¿habías venido aquí? Sonreíste cuando nos estacionamos, así que lo supuse - dijo inhalando el cigarrillo.

- mi padre y yo veníamos aquí cuando era pequeña - dije mirando el lugar.

- se ve que es un gran señor - expulsó humo.

- lo es - dije - solía llamarme la reina de palo alto cada que veníamos - sonreí al recordar eso.

- suena bien - sonrió - la reina de palo alto - se cruzó de brazos - ¿cuántos años tienes? - me miró.

- 15 - respondí - ¿tú?

- 18 - contestó - jamás había traído a alguien aquí - confesó.

- vaya - no sabía qué decir.

- hay algo en ti que - pausó - llama mi atención - sonrió.

- ¿qué es? - pregunté confundida.

- no lo sé, pero quiero averiguarlo.

Entonces, fue ahí cuando los problemas comenzaron.

James Dean  ;  young james franco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora