El desayuno que tenía en frente lucía fantástico, sin embargo, sus pensamientos se encontraban más centrados en un tema mucho más importante: Seongwoo. Después de servirle el desayuno —con movimientos torpes, evidencia de que prefería evitar cualquier conversación sobre su presencia en ese momento— había ido hacia el balcón. Las ráfagas de aire movían en leves ondas su traje azul oscuro, y su cabello negro que había crecido unos cuantos centímetros.
«Come, hablaremos luego» Fue lo que dijo, y Daniel había terminado por obedecer; pero cuando se dio cuenta de que no había probado ni un gramo de lo que se le había servido, llegó a la conclusión que en realidad tenía miedo de enfrentarlo.
No pasó mucho tiempo para que se diera cuenta de que quedarse sentado —El desayuno volviéndose menos apetecible a medida que los minutos avanzaban y se enfriaba —no iba servir de nada. Soltó un suspiró y se aproximó con lentitud en donde se encontraba él.
El azabache sonrió incómodo, su dentadura algo irregular mostrándose en cuanto levantó las comisuras de sus labios.
—¿Terminaste?
—Lo siento, en realidad no tenía apetito —Respondió. Ambos evitando verse a los ojos.
—No te preocupes, no soy muy bueno cocinado. Tal vez te hubieras intoxicado —Bromeó, ambos soltaron una risilla incomoda. Daniel sabía que Seongwoo lo había dicho simplemente para romper el hielo; en realidad era un excelente cocinero.
—¿Puedo...? —Señaló la baranda en donde se encontraba apoyado.
Seongwoo abrió los ojos y se hizo a un lado rápidamente.
—¡Claro! Estás en tu casa.
Daniel se encogió de hombros y espetó:
—Pagaste la renta del apartamento, así que también tienes derechos. Hablando sobre eso... —Introdujo la mano a su bolsillo y sacó unos billetes. Seongwoo quien supo a donde se dirigía la conversación lo interrumpió:
—¡No es necesario!
—Pero pagaste la renta, no puedo quedarme así como si nada.
—Considéralo como un préstamo.
—Entonces te pagaré ahora.
—No te preocupes por eso.
Quiso seguir protestando, pero antes de decir algo más, Seongwoo lo volvió a interrumpir.
—Solo olvídalo, págame después.
El castaño suspiró resignado, sabía que la discusión no iba a ir ningún lado; cuando Seongwoo decía algo no había nada que lo hiciera cambiar de opinión. Se acercó y apoyó sus antebrazos sobre la baranda, Seongwoo imitó su postura, ambos viendo cómo el tráfico incluso a las diez de la mañana todavía era un caos; los edificios mostrándose impetuosos, el cielo amenazando en regalar en cualquier momento un aguacero.
—¿Cómo supiste sobre mi deuda con el señor Jung? Que vergüenza.
—Ah, vine a buscarte esta mañana, y lo primero que recibí fueron sus quejas ¿Cómo lo soportas? Le pagué dos meses adelantados para que callara de una buena vez.
Rieron, pero no dijeron algo más. No supieron cuánto tiempo permanecieron así, tal vez dos o cuatro minutos. Un silencio que no se sintió incómodo, sino completamente apacible. Un silencio que era necesario para que ambos tuvieran tiempo de meditar, y darse cuenta de lo mucho que se habían extrañado.
—¿Por qué? —Preguntó Daniel en algún momento de ese tiempo de confort—. ¿Por qué estás aquí? — Seongwoo se acercó un poco más a él, ambos cuerpos a menos de un centímetro de tocarse.

ESTÁS LEYENDO
Now you can see me - Ongniel
Fiksi PenggemarLas inseguridades de Daniel lo llevaron a cometer grandes errores; miedos y malas decisiones que terminaron lastimando a Seongwu. Pero cuando la culpa, el remordimiento latente que lo consumía lentamente se convirtió en un hecho tan doloroso como s...