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A las ocho en punto Luna estuvo en el piso inferior de la casa, acababa de bajar las escaleras hacia apenas unos segundos. Lo gracioso era que llevaba arreglada más de diez minutos. Pero su orgullo le había impedido bajar antes. No quería presentar ningún tipo de entusiasmo, a pesar de que esta nerviosa por ir a cenar con Matteo. Deseosa incluso, se podría decir, muy a su pesar.

Matteo la miro de arriba a abajo varias veces, estaba despampanante, con aquel vestido rojo, le quedaba justo por encima de las rodillas, un poco más debajo de la mitad del muslo,dejando a vista sus fabulosas piernas, el escote del vestido no era amplio, pero si daba rienda suelta a su imaginación, y el tenía mucha, podía imaginarse varias cosas.

Sacudió la cabeza, y dejo de imaginar aquello, no era la mejor imagen cuando se disponía a salir de su casa.

Luna se giró hacia un costado, y él tuvo a la vista la curva de su cintura, quería pasar la mano por ella, quería acariciar su suave piel, retirar aquel sedoso cabello, apoyarlo sobre un hombro y pegar sus labios a la piel de su cuello, antes acariciar su espalda con ellos.

El tirón que le dio su entrepierna fue una advertencia, una de las consecuencias a causa de su loca imaginación, vaya que si tenía mucha.

Decidió que era hora de salir y dar la cara, dio un paso al frente y se preparo

La impaciencia no podía con ella. La paciencia no era su punto fuerte, no cuando estaba tan nerviosa como en ese momento.

Taconeo esperando que "el señor" se decidiera a bajar.

-Las ocho, las ocho -refunfuño enfadándose.

Matteo a su espalda sonrió. Algo que poca gente conseguía.

-Las ocho y diez, perdona mi retraso

Ella se giró con rapidez, mientras sus mejillas se tenían de vergüenza, comenzaba a odiar por sonrojarse tanto

-Yo lo siento, es que....

-Ha sido culpa mía, tesoro, me retrase.

"Tesoro" es la primera vez que un hombre la llama así, siempre fue "cariño" o "preciosa", esas palabras típicas que dicen los hombres para intentar llevarte a la cama. Pero también cayó en la cuenta que de seguro él le dice a todas asi

-No pasa nada -dijo si saber porque

-¿Aunque sabes una cosa?

-¿Que pasa?

-La culpa ha sido tuya

-¿Que?

-Si que me haya retrasado es culpa tuya.... -A Luna se le hirvió la sangre y quería darle una patada en los... -tu belleza me ha demorado. Te estaba observando desde arriba y no pude quedar plasmado -él señaló la puerta sonriendo

-Oh -dijo ella -se te van bien los halagos

-Y a ti rechazarlos

-¿Podemos ir a cenar ya?

-¿Ya no puedes esperar? -pregunto con una sonrisa pícara. Cosa que hizo que Luna se sonrojase nuevamente.

-No, solo que...

-No te preocupes, esta bien vayamos -ella se disponía a irse, pero se detuvo al sentir dos manos rodeándole la cintura y al girarse quedo a escasos centímetros de Matteo. Eso lo puso nerviosa, demasiado -pero antes tengo comprobar algo

"¿Que?" iba articular Luna, pero no tuvo tiempo. Matteo se inclinó hacia Luna posando sus labios sobre los de ella.

Un beso suave sensual, Luna suspiro y dejo que sus labios se abrieran, dejándole paso a la lengua de Matteo, él los delineo y con la cual se entrelazo, haciendo del beso uno más apasionado. Una calor intenso los recorrió.  Luna se pego a él buscando el calor de su cuerpo. Y él gemido de Matteo se escucho lanzar, lo volvió de nuevo a la tierra.

La soltó casi repentinamente, haciéndola tambalearse.  Cuando había decidido probar aquellos tentadores labios, no había esperado que aquel fuera el resultado, no se habia esperado perder todo tipo de razonamiento, hasta el punto de gemir, al sentir el caliente cuerpo de la chica pegándose al suyo.

Luna lo miraba jadeante, aun buscando algún tipo de explicación, para comprender porque se había dejado llevar así.

-Mucho mejor de lo que esperaba -dijo él, y ella lo miro- desde luego habrás practicado mucho.

El primer impulso de Luna fue abofetearlo, más se contuvo

-Claro -vaciló- no sabes cuanto

La sangre de Matteo ardio como el fuego, quería agarrarla por los brazos y zamarrearla, antes de besarla para demostrar quien besaba mejor

-Espero que me demuestres tus otros trucos

Luna se quedo pálida y Matteo se maldijo por su brusquedad

-Estare encantada-dijo ella con voz temerosa, ya ni le importaba nada, solo que no se diera cuenta de que era virgen, lo arruinaría todo.

-¿Nós vamos?

-Si, claro.

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Luna no pudo evitar abrir la boca. Ella le había pedido algo sencillo, no había esperado aquello que estaba ante tal visión suya.

-¿No te gusta? -pregunto Matteo

Ella lo miro, y después devolvió la vista a aquella habitación adornada para seducir. Era tuene, y la gran cristalera dejaba que la luz de la luna adornara parte del lugar. En el centro del lugar, había una mesa que estaba preparada para dos personas, cualquiera que lo viera diria: para dos enamorados

Pero no era el caso, y Luna se lo tuvo que recordar varias veces.

-Oh, si, es precioso

-Esperaba que te gustará, si no....-se rasco la nuca nerviosamente. Ella lo ponía nerviosa y no sabia el porque.

-Me gusta, me gusta

El sonrio

-A cenar -dijo él, dirijiendose a la mesa. Él le retiro la silla, y Luna se sintió como en un cuento de hadas muy a su pesar.

Para su total sorpresa, el propio Matteo sirvió la cena, pero no dijo nada

Comieron charlando, hablando y contándose, más bien, él la sometió a un interrogatorio mientras la observaba con atención.

Una vez comieron, Luna fue al sofá, comenzaba a adormecerse, aquello le gustaba, estaba tranquila, relajada, a gusto. Se sentía bien. Sus ojos se cerraban

-Se te ve relaja -susurro Matteo

-Mmm

-Me gusta eso

De pronto, se encontró muy cerca de Matteo, no recordaba que estuviera antes tan cerca. La mano de Matteo paseo por su cuello, y bajo sobre su pecho, el cual acaricio suavemente por encima de la tela. Ella jadeo, sintiéndose de pronto muy despierta. Él la acercó más a su cuerpo, y Luna pudo sentir como ardía

-Matteo.... -su voz tenía un tono que ni ella misma se había oído.

-Llevo toda la noche esperando para esto -declaro Matteo, para después besarla.

:)







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