No puede ser

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Verlo ahí parado, en mi casa después de no verlo en años me sorprendió mucho y no pude hablar, de hecho me molesto el tenerlo de vuelta que me paré y me fui a mi habitación.

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Por la mañana ya más relajada salí de mi habitación, mi madre esta mañana estaba en la casa. Entre a la cocina

— Buenos días hija ¿como dormiste?

— Ahh bien –dije distante–.

— Hija se que es complicado que tu hermano haya vuelto a casa pero debes ayudarme a que esto no sea tan complicado por favor –pidió algo desesperada– necesitó que se lleven bien.

Me sentí un poco mal por mi actitud de anoche entonces accedí

— Esta bien mamá, lo haré.

En ese momento mis hermanas bajaron al comedor con nosotras

Nos sentamos a desayunar juntas, fue un momento algo incómodo ya que nadie decía nada, estuvimos en silencio hasta que mi hermano entró.

— Buenos días hijo ¿como dormiste?    –dijo mi madre–.

Mis hermanas y yo sólo volteamos a verlo sin decir una sola palabra.

— Bien gracias   –contesto a mi madre mientras se sentaba en la mesa–.

— Me alegra hijo

Mi madre se paro a prepararle de desayunar a Brayan, mientras tanto ninguno decía una palabra, hasta que alguien decidió hablar.

— Andy    –comenzo a hablarme–.

Yo no quería contestar, pero mi madre me volteó a ver en ese instante y recordé lo que hace unos minutos habíamos hablado; no tuve otra opción más que contestar lo mejor posible.

—  Si    –dije algo cortante–.

— Estas muy diferente a como te recordaba, te ves más grande. Cuentame ¿cómo estás?    –me decía algo interesado y algo ansioso–.

Yo no quería contestar, él se fue hace 3 años y ahora regresa como si nada pensando que lo trataremos bien. Yo esta bastante molesta, no quería que estuviera aquí pero no podía hacer nada al respectó más que hacer esto más sencillo para todas sobre todo para mamá.

— Ah, si verdad la gente crece y cambia bastante en 3 años   –dije sarcástica–   y estoy bien gracias   –contesté no muy bien–.

— Si lo se, ya eres grande y muy bonita ten mucho cuidado con los hombres ehh    –dijo muy sonriente–.

¿Que?, él quien se cree para venir a mi casa y hablarme con tanta confianza pero no deje que eso me afectará ni me pusiera de malas, me controle muy bien y conteste.

— Valla que me cuido bien, sea quien sea me cuido    –dije tirando la indirecta–.

Él noto la indirecta, al menos eso sabía comprender. En ese momento mamá se acerco a darle su plato de desayuno a Brayan.

Yo me levante y me fui de ahí para arreglarme para la escuela.

Ya arreglada baje de mi habitación, tomé mis cosas y me salí de casa. Tenía que salir y relajarme de la manera que más me gusta, fumando...

Tenía que relajarme entonces me fui al parque para poder fumar a gusto.

Cada que inhalaba sentía la relajación que necesitaba, sentía que por fin podía estar a gusto, el sabor y la sensación de relajación me calmaba, me deje llevar por la sensación que esta me causaba hasta que alguien llego a interrumpir mi buen momento.

Una chica en apuros. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora