capítulo 7. Obras de arte

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Día 2: 13 de marzo del 2015.
Después de lo de anoche, no me atreví a volver a explorar, era una casa de estudiantes, quien sabe lo que habrá en otras habitaciones del castillo.
Hoy me la he pasado en el mi estudio, llevo dos días sin comer, es normal para mí, en casa duraba tres o una semana sin comer y no sentía nada, no es que sufra un problema alimenticio, simplemente la comida no es importante para mí.
Mañana llegara Dominnick, no sé cómo lo veré después de ver esas fotos, aunque la pregunta es, ¿El las habrá tomado?...

Dibujo en una nueva libreta, ya que la anterior está llena de retratos de Dominnick, realmente no sé si es pérdida de tiempo, pero como dije, se ha vuelto un pasatiempo.
Comienzo a hacer unas siluetas y garabatos, para luego detallar cada parte del dibujo. Minutos después, concluyo. Mi mente viaja a las fotografías de nuevo, comienzo a hacer borrones y diferentes trazos, lo sombreo y perfecciono.
Me sorprendo al ver el resultado, dibuje a Anabelle, recordando las fotografías, la dibuje desnuda. Miro admirada mi resultado, mas no lo arranco, es extraño, pero, me gusta cada detalle del dibujo. Las bellas curvas de esa chica, sus perfectas piernas, su cabello alborotado, sin ninguna preocupación por arreglarlo, toda ella, se veía como una obra de arte. Continúe dibujando por horas, cada cosa que intentaba dibujar, era borrada por las fotografías que aun viajan en mi mente.
Estoy acostada en mi cama y recuerdo algo... Luciana, no la eh visto desde que entro golpeada a mi habitación, ¿Qué habrá hecho para que Dominnick la dejase en ese estado? Sea lo que sea, a una mujer no se le agrede, por ningún motivo.
Escucho que llaman a la puerta.
- Adelante – contesto aun ida en mis pensamientos.
- Buenas tardes señorita Coreman – me saluda Lohan.
- Oh hola Lohan, cuanto tiempo – le digo y me siento en la cama.
- Si – contesta arrastrando la última letra - ¿Qué está haciendo? – concluye en preguntar y camina hacia mi lugar de trabajo.
- ¡NADA! – grito al ver que iba directamente a mis dibujos extraños.
Era tarde, ya estaban en sus manos, los mira asombrado, cada dibujo de Anabelle, cada vez que pasaba las hojas, sus ojos se abrían como platos.
- Lohan, ¿podrías dármelos? – le pregunto extendiendo la mano hacia él.
- Esto si es arte – dice, después de un breve silencio.
- ¿Perdón? – le pregunto.
- Realmente son unas obras de arte – afirma y me los entrega.
- Gracias y, ¿Qué te trae por aquí? – le pregunto mientras tomando mis dibujos y los guardo en mi libreta.
- Oh si, el señor Heinsbek quiere que mañana vista con un atuendo más formal – me dice y lo miro confundida.
- ¿Yo? ¿Por qué? – le pregunto.
- Solo me solicito que la llevara a una de las tiendas de la ciudad y que compre un vestido – me explica y camina hacia mí.
¿Para que querrá Dominnick que vista así? ¿Tanto le afecta mi ropa? Por lo que veo, si, ya que cada vez que uso encaje frente a él, hace un gesto de desagrado y me obliga a ponerme otra cosa, lo cual es difícil, ya que la mayoría de mi ropa lo tiene.
- Muy bien, vamos...

Viajamos en silencio hasta el pueblo, solo pienso cual es el concepto de ¨formal¨ de Dominnick, pienso en varios, pero mi mente solo piensa en encaje.
- Sabría que tendría problemas con el vestido, así que iremos a una boutique particular – me dice Lohan por la ventanilla.
- Oh, de acuerdo – le contesto un tanto aliviada, no tenía mi mente clara para pensar en algo tan común como un vestido.
Luego de dos horas, nos estacionamos frente a un local, que, al parecer, se ve elegante por fuera. En los aparadores se alcanza a distinguir maniquíes con vestidos realmente hermosos.
Lohan abre la puerta y extiende su mano.
- Gracias – le digo y camino hacia el lugar.
Distraída por los vestidos, tropiezo con mis propios pies y caigo frente a la puerta de la tienda.
Lohan corre rápidamente hacia mí y se inca frente a mí para ayudarme.
- ¿Está bien? – me pregunta preocupado.
- Soy una torpe – le contesto avergonzada. Siento que mis mejillas arden de la vergüenza. Noto que Lohan quiere ocultar una risa, y lo miro amenazante.
Lohan abre la puerta y me dice al oído:
- Solo dígales que viene de parte del señor Heinsbek y ellas se pondrán a sus pies – me dice y toma pose de guardia de seguridad.
Me acerco a una chica rubia que se encuentra en una especie de recepción.
- Buenas tardes – saludo tímida.
- Buenas tardes – me contesta forzosamente.
- Eh vengo eh – no te través tonta.
- ¿Qué se te ofrece niña? – me responde con fastidio y hace un gesto de molestia.
- Vengo de parte del señor Heinsbek – le contesto tímida. Al escuchar el apellido, me mira asombrada y comienza a abrir y cerrar la boca.
- Señorita Heinsbek, lo lamento, soy Larissa, pase por aquí – me dice y me toma del brazo.
¿Señorita Heinsbek? ¿Qué rayos fue eso?
- Su esposo, me mando una serie de diseños que se verían bien en usted, pase por aquí y le mostrare unos vestidos y al final usted escogerá – me dice y me mete a una especie de sala, con muchos espejos y un pequeño templete en medio de esta.
- ¿Mi esposo? – le pregunto sin aun entender lo que había dicho.
- Dominnick Heinsbek, su esposo – confirma y sale del lugar dejándome sola.
Ahora hay tres preguntas en mi mente; uno, ¿Por qué Dominnick quiere que use un vestido elegante mañana?, dos, ¿Por qué su apellido es tan conocido en este lugar?, y tres, ¿Por qué diablos dijo que era mi esposo?
Luego de ver una gran cantidad de vestidos, me siento igual, todos eran realmente hermosos, pero, eran demasiado para mí, unos tenían escotes muy llamativos, otros, no se deberían llamar vestidos elegantes, eran completamente transparentes, unos con muchos brillos, sinceramente elegir vestidos no es lo mío.
- ¿Ninguno la convence aún? – me pregunta la chica rubia.
- Siendo sincera, son muy extravagantes para mí, vera, no soy de las chicas que les guste mostrar sus atributos a todo el mundo – le explico y me mira pensativa.
- Si me di cuenta al ver su cara de horror cada vez que pasaba un vestido frente a usted, mire, tengo un vestido que tal vez le guste, lo traeré – me dice Larissa y sale a paso veloz por una puerta.
Lohan tenía razón al decir que con el apellido Heinsbek todos se ponen a mis pies.
Luego de unos minutos Larissa vuelve sin nada.
- ¿Y el vestido? – le pregunto.
- En el probador – me contesta.
- Pero... - me interrumpe.
- Usted lo vera y se lo probara, tiene un toque especial de usted, y cumple con los requisitos de su esposo – concluye y me lleva directamente al probador.

Me quede sin habla, esa chica había dado justo en el clavo, es verdaderamente exquisito y perfecto para mí.
Me lo mido y me asombro al verme en el espejo, me veo distinta, es realmente hermoso, es sofisticado, elegante, pero a la vez, sencillo y discreto.

Salgo del probador y Larissa me mira ansiosa.
- ¿Y bien? – me pregunta y junta sus manos en su pecho.
- Lo llevare – le digo y da un brinquito.
Veo a través de la ventana, ya es de noche, solo veo luces pasar, una que otra persona paseando, coches, una noche normal, pero yo me siento extraña, en estos días, me sentí sola, sentí que me faltaba algo, hasta siento que me deprimí.

- Oh extrañabas al hombre sin sentimientos...
- Claro que no, solo me sentí sola...
- Lo extrañas, no lo niegues, deja de negar que deseas que este entre tus piernas...
- Ese es un comentario muy inapropiado...
- Recuerda que estás hablando contigo misma...
- Me es difícil admitirlo, pero si, realmente extraño a Dominnick...

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