Parte 4

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Volamos durante un rato en silencio. Todos estaban muy atentos por si aparecía la isla. Hipo levantó una mano indicando que paráramos.

—Escuchad, nos dividiremos en tres grupos. Patapez tú irás con Barrilete a buscar pistas de donde puede estar Heather, y con suerte encontrarla. Patán y los gemelos iréis a cubrirnos por si aparecen los cazadores. Y por último, Astrid y yo iremos a buscar la base de Viggo y luego, todos acabaremos con él de una vez por todas.

—¿Por qué tengo que ir yo con los gemelos? —protesta Patán. Los gemelos lo miran indignados—. ¿Y por qué siempre tenéis que ir vosotros dos juntos? —levanta cansado una mano, señalándonos.

Hipo mira hacia abajo y cierra su mano en un puño. Patán no suele poner objeciones cuando nos divide. Todos intentamos no hacerlo. Sé que lo hace con una intención.

—No es momento para discutir ahora. Mema puede estar en peligro y Heather también. No podemos perder más tiempo. —Hipo dirige a Patán una mirada que desconozco y Patán asiente—. Ahora adelante. Nos veremos en esa roca de ahí delante dentro de 3 horas, y si alguno de nosotros no ha vuelto... Bueno, ya sabemos lo que hacer. ¡Adelante! ¡Tened cuidado!

Patapez y Barrilete desaparecen, acercándose a la isla por encima de las nubes. Y Patán y los gemelos vuelan rápidamente por la otra dirección, en busca de un punto de vigilancia. Hipo y yo nos quedamos solos. Hace algún tiempo que no nos quedamos solos en una misión importante.

—Bueno, será mejor que nos adentremos en la isla antes de nos aviste alguno de los cazadores. —Yo asiento suspirando. Me echa un mirada y se coloca a mi lado con Desdentao—. ¿Estás bien? Te he visto muy rara desde que salimos del Confín.

Me pongo un poco nerviosa e intento no pensar en todo lo que me han dicho los demás sobre nosotros.

—Creo que estoy preocupada eso es todo. También... creo que se han llevado algo que tenía guardado en mi cabaña.

—No sabía que se habían llevado algo Astrid. Yo lo vi todo patas arriba, pero creía que alguien lo había hecho para advertirnos de algo, o peor, que te habían secuestrado. Pero no sabía que te habían cogido algo. Lo siento. —me mira de nuevo y me dirige una mirada de consuelo.

—No tienes por qué disculparte. No tienes la culpa. —sacudo la cabeza y le sonrío de lado. No quiero que se sienta culpable.

—Y... ¿qué es lo que se han llevado? —pregunta, pero se da cuenta de que ha sido muy descuidado—. Lo-lo siento no quería ser un entrometido. —me sonrojo, Hipo a veces en tan dulce, que no puedo evitarlo.

—Hipo, tú no eres un entrometido para nada. Y sabes que yo te lo cuento todo, porque —y caigo en que exactamente no se lo he dicho todo—. Confío en ti.

Lo miro y me dirige una tierna mirada. —Yo también, Astrid.

Otra vez está apareciendo ese silencio incómodo y esta extraña sensación. Para romper el silencio antes de llegar a la isla, decido hablar.

—Se han llevado un colgante que pertenece a mi familia. Representa el emblema del clan Hofferson.

—Oh, no sabía que tuvieras uno. —dice apurado.

—Hace poco que lo tengo. Mis padres me lo dieron como regalo de mayoría de edad. También me dijeron que debería llevarlo el día de mi boda, ya que todos los Hofferson lo habían llevado desde siempre. —esto último lo digo sin poder evitar pensar en Hipo. Él parece que se cuenta de mis palabras y se encoge de hombros.

—Lo recuperaremos. —me dice decidido volviendo a mirarme. Sus palabras hacen que tengan un doble sentido para mí, y pienso que lo ha dicho como algo que tenga que ver entre él y yo. El corazón casi se me sale del pecho de la emoción.

¿A qué estás esperando? (Hiccstrid)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora