Parte 8

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Todos miramos a Johann horrorizados y a la vez, confusos. No me puedo creer que él haya sido el villano todo este tiempo. Hemos sido engañados como unos idiotas.

Johann suelta una mueca y saca la espada del cuerpo de Viggo y este cae al suelo inerte.

—Maldito Viggo. Te dije que me los dejaras a mí. Siempre te has creído que eras el líder, pero nunca lo has sido.

Hipo levanta su espada poniendo distancia entre él y Johann. No puedo dejar que esté Hipo cerca de ese maldito traidor.

Me muevo y me dirijo hacia ellos, cuando Heather me agarra del brazo.

—No Astrid, no vayas. Puedes complicar las cosas.

—No puedo dejar a Hipo solo. —me suelto de su agarre dispuesta a hacer el camino, cuando la voz de Johann me para.

—Yo que tu no haría eso srta. Astrid. No querrás ver a Hipo despedazado. —me advierte. Suelto un gruñido y decido enfrentarme a él.

—Maldito traidor, hijo de rata come mugre. Cómo te atreves a traicionarnos después de todo este tiempo.

—Cuida tu boca, niñata. No te incumbe el por qué lo he hecho, aunque está claro que siempre ha sido por el poder y el dinero.

Mi sangre hierve de ira. Maldito Johann.

—Asqueroso cazafortunas. Lucha conmigo si eres tan valiente. —Johann ríe.

—No es contigo con quién he querido enfrentarme todos estos años. Sino con Hipo. —Johann levanta su espada también y la hace chocar con la de Hipo. Hipo maldice y se pone en posición de ataque.

—Está bien Johann peleemos. Pero quiero que sepas, que juro por Odín que de esta no vas a salir. —Johann gruñe y ataca a Hipo. Este contraataca y luchan entre ellos.

La lucha sigue de nuevo con los secuaces de Viggo y Johann que quedan. Veo a los demás que empiezan a luchar con ellos. Heather y Dagur atacan juntos y sus dragones les cubren mientras que Patapez sigue luchando como puede.

Escucho un alarido de dragón y me giro corriendo en busca del sonido, apartando mi atención de Hipo y Johann. Es Desdentao, estaba tan absorta con Johann que lo había olvidado. Cuatro cazadores lo han atrapado y le han puesto cadenas para que no se mueva. Maldita sea. Nunca había soltado tantas palabrotas en un día.

Me dirijo hacia los desgraciados y les ataco con todas mis fuerzas. No se van a llevar a Desdentao, ni en broma. No puedo pensar cómo estaría Hipo sin él. Y nosotros también. Dos de ellos terminan peleando entre ellos y caen al suelo. Uno de ellos me lanza una flecha, pero consigo esquivarla. No me van a parar. Le golpeo con el hacha y lo dejo inconsciente. El otro cazador sale corriendo. Miedica. Le quito las cadenas a Desdentao y él me lame la cara en modo de agradecimiento.

—De nada, sabes que no podía dejarte. Ahora tenemos que ayudar a Hipo. —Desdentao asiente y justo en ese momento se escucha el sonido de una espada cayendo al suelo.

Miramos de dónde proviene y vemos que Hipo está de rodillas con la cabeza gacha. La espada está a su lado en el suelo. Y Johann lo apunta con la suya en la cabeza. ¿Qué le ha hecho?

—Oídme todos. Hipo está acabado. Es el fin del domador de dragones. —Johann levanta su espada para dejarla caer. Estoy aterrada, no puedo permitirlo. No puedo perder a Hipo. Todo está pasando muy rápido.

De pronto, una maza golpea la espada la espada de Johann y la hace caer en un lago cercano. Antes de que me dé tiempo a reaccionar veo a Patán, los Gemelos y con ellos vienen Estoico y Bocón. ¡Gracias a Odín! Los chicos han debido ver que tardábamos demasiado y han ido a Mema a buscarlos.

¿A qué estás esperando? (Hiccstrid)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora