Atrapame mientras caigo

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Frío,  la nada y el interminable vacío  lo rodeaba, consumiendo todo el mundo,uniéndose a la oscuridad oculta en su interior  destruyendo todo lo que él era y conocía. 

De nuevo estaba en Nueva York, volando con una bomba en la espalda, un sudor frío cubriendo su frente. Sin importar lo bueno que fuera su traje, ése seria el fin, no habría viaje de regreso o una celebración del triunfo. Tony Stark no volvería. 

A lo lejos estaban los chitauri superándolos en número y armamento. Ahora le resultaban irónicas las palabras del director Fury y el buen Cap sobre su egoísmo e incapacidad de sacrificarse. Ja, no veía a alguno de ellos rumbo al vacío con él.

El silencio lo mataba, algo estaba mal, los chitauri lo rodeaban, el frío congelaba su traje. El gritaba y nadie en la Tierra lo escuchaba...

-Anthony-Decía alguien a lo lejos, la voz leve en comparación con los gritos

¿Desde cuando los chitauri hablaban español? En lugar del frío de su armadura sentía unos brazos rodeándolo y alguien gritaba a lo lejos.

-Estás soñando, no es real.

Esa voz, debía significar algo, no sabia de quién se trataba aunque una parte de su mente  aseguraba que aquella persona nunca le mentiría. Abrió sus ojos, ya nadie gritaba pero Loki lo abrazaba, esa sensación de seguridad le ayudaba a controlar su respiración . Malditas pesadillas. Si estuviera en su casa podría entretenerse jugando con su armadura o fastidiando a Pepper y Fury. Tony era excelente en negar sus problemas cuando podía enterrarse en el trabajo o en su usual comportamiento arrogante, compulsivo  y fiestero, en Asgard no había alternativa.

-Tony, quiero que seas honesto conmigo.

-Brutalmente...

-¿Tus pesadillas son mi culpa?-Loki lo soltó, dándole un poco de espacio

-En parte, una visita de tus amigos aliens, caer sin paracaídas y una estancia VIP en una cueva en Afganistán ayudaron bastante.

Loki miró el suelo, el genio siguió su mirada, esos ojos verdes le resultaban fascinantes. Alguien tocó a la puerta,  interrumpiendo el momento.Ignorar el mundo no era una opción,  por mucho que lo desearan. Ambos debían atender a la formal ceremonia donde se celebraría el fin de las maldades de Loki, al igual que el inicio de su condena. 

Se apresuraron a vestirse evitando mirarse, la incomodidad del momento evidente, parte de ser un playboy era no tener que lidiar con la mañana siguiente, sin compromisos y obligaciones. ¿Entonces por qué se negaba a retirarse?

-¡Loki, hermano!-Llamó Thor con una sutileza típica de Mjolnir, o Hulk-La hora está próxima y no logro encontrar a Tony, hijo de Stark. 

Entonces entró Thor, para encontrar al par en diversas etapas del proceso de vestirse, no había forma de malinterpretar aún más la situación. Literalmente. Y si bien, no era la forma más rara en que alguien hubiera encontrado a Tony Stark, se acercaba bastante al top-5. Loki estaba poniéndose la botas, mientras Tony se apresuraba a abotonar su camisa, las mordidas en su cuello visibles.

-¿Hombre de metal?¿Hermano?

-Hola, Chico Tormenta-Saludó Tony, buscando algo para cubrir su cuello-¿Me extrañaste? 

La cara confundida de Thor era lo máximo, parecía perdido en sus pensamientos, como si sumar dos más dos fuera tan complicado. Loki, ignorando a su hermano y su "oportuna" llegada, le pasó una bufanda que parecía haber aparecido de la nada.

-Estoy listo-Dijo el dios, su armadura envolviendo su cuerpo dándole esa apariencia de guerrero invencible.

Salieron los tres juntos, Thor caminaba adelante, su capa roja moviéndose a cada paso. La pareja disfrutaba unos minutos de paz, sus manos entrelazadas dándose fuerza mutuamente. Espera ¿Cuando empezó a pensar en Loki como su pareja? De cualquier forma, era demasiado bueno para durar, en especial con Tony y su acostumbrada mala suerte en relaciones con seres humanos.

Llegaron a la sala del trono, donde de nuevo estaba la feria del renacimiento en su máximo esplendor. Tony ajustó la bufanda alrededor de su cuello antes de seguir a Thor, deteniéndose junto a los tres guerreros y la chica intimidante que le recordaba a Xena.  Loki se había quedado atrás,  solo, enmedio de la sala, con todos mirándolo con una mezcla entre odio y miedo.

-Loki Laufeyson-Odin se levantó- Hoy comenzará tu condena, el concejo espera que aprendas de tu castigo y te conviertas en un digno hijo de Asgard.

-¿Pretenden enseñarme humildad?-Replicó Loki, con una sonrisa de oreja a oreja- El camino a Hel está lleno de buenas intenciones. 

-No empeores la situación...

-Define empeorar

Odin suspiró antes de hacerle una seña a los guardias, quienes se adelantaron a sujetar al prisionero.

-Tendrás que aprender a respetar, esclavo-Gruñó el padre de todo-Guardias, llévenlo por el atuendo adecuado para su rango y castiguen su atrevimiento.

Tony apartó la mirada, cuando llegó a Asgard pensó que se alegraría de ver a Loki enfrentarse a la justicia. Las cosas habían cambiado, había encontrado en esos ojos verdes una soledad y deseo de aceptación que igualaba el suyo, un intelecto gemelo y sentido del humor, por no mencionar un excelente amante.

-No te preocupes, amigo Anthony-Murmuró Thor, malinterpretando su silencio por nostalgia-Después del festín podrás regresar a Midgard.


Luz de Sol y LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora