Black Hat agradecía que Napoleón no fuera resentido y no lo despidiera por actuar como un estúpido.
—¡Ja! Al final te has salvado, Black Hat —sonrió Demencia mientras cortaba un trozo de pie de limón con un cuchillo exageradamente grande. —Normalmente a Napoleón no le gustan las faltas de respeto. Recuerdo que una vez...
Sus palabras fueron interrumpidas por un movimiento brusco e innecesario del ensombrerado, haciendo que todo el postre cayera al suelo.
—¡Oye! —lo reprochó la teñida, volteando para buscar el implemento de limpieza —. Me costó demasiado hornear esto.
Sintió un aliento tibio acariciando su oreja, causándole un escalofrío. Sabía quién era y también sabía que estaba en problemas.
Podría ser tonta, pero no estúpida.
Lo que había echo era alta traición y seguramente no se iría en una pieza por molestar a Black Hat.
—Te creí una amiga —habló la voz rasposa y amenazante. —Confíe en ti, mocosa.
—Eso es lo malo que has echo, Blacky. Confiar en mí —. Sabía que responderle era un viaje directo hacia su tumba, pero igualmente, se arriesgó.
—Solo es que me diste lástima.
—Solo querías información sobre ese chico —. Lo encaró y decidió atacarlo en donde más le dolía.
—¿Y? Es un cliente frecuente, necesito saber, a lo menos, algo de él.
—No necesitabas saber cuál es su color preferido, Black.
Ella sabía que las escusas de Black Hat eran innecesarias, pues era algo obvio a lo que él quería llegar con toda esa información entregada.
—Las cosas que yo te pregunte no son de tu incumbencia —. Se defendió el alto, cruzándose de brazos.
—Pues fíjate que sí. ¿Quién no sospecharía que tramas algo si preguntas que tipo de flores le gustan? Black, por favor.
—¡Silencio! —la voz estridente de Black Hat estremeció a Demencia, actuando como todos los que osan a llevarle la contraria, se encogió en su lugar y se ocultó detrás de su largo cabello para luego salir de la pequeña cocina a hacer lo que tuviera que hacer, claro, aparte de limpiar el desastre ocasionado por Black.
Este apretó el puente de la nariz buscando paciencia, la cual nunca llegaba, y meditó un momento.
Lo estaba haciendo todo mal y recién se había dado cuenta después de que una niñata se lo echara en su propia cara cual balde con agua fría.
Era un idiota, un idiota acosador.
Alguien sin el valor suficiente para hablar con quien sintió una conexión aquel maldito día.
Alguien cobarde por donde se le mirara al suprimir lo que sentía en su ya no tan oscura alma; lo que se siente en el corazón, no es nada comparado con lo que se siente en el alma, todo el mundo lo experimentó alguna vez en su vida y ahora, Black Hat lo vivía de la manera más dolorosa.
Los sentimientos de un corazón cambian pero el del alma no y eso era lo que más le atormentaba de cierta manera, el saber que nunca podría cambiar lo que sentía por aquel joven cliente.
—Estoy enamorado —y sonrió. Lo hizo de una forma temblorosa e insegura, pero sonrió y le pareció gracioso que ni siquiera supiera su nombre.
No le importó.
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❌I Hate Sandwiches❌Re Pausada :/
Fanfic❌En donde BlackHat le regala sandwiches a Flug❌ ▶Actualizaciones lentas (srry ;-;) ▶Contenido homosexual y escenas para gente madura. ▶Contenido adulto 🌚 (posiblemente)