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Los días pasaron.

Uno, dos, tres.

Una, dos semanas.

El de la bolsa no apareció desde aquel día de la discusión con el jefe y la preocupación ocupaba la mente de Black Hat noche tras noche, día tras día, dos meses para ser más exactos.

No dormía ni comía como era debido. Se alimentaba solamente cuando estaba su jefe para insistirle que ingiriera algo que no fuera café sin azúcar y sandwiches de mayonesa.
Y ni hablar se su aspecto desecho, con ojeras en partes en las que ni siquiera debería haber, la barba asomada tímida en su mandíbula, la postura encorvada y su sombrero, aunque aún sobre su cabeza, estaba mal ubicado.

Ahora se encontraba en el mostrador, apoyando el rostro en el ventanal observando la heladería de al frente. Los niños entraban y salían divirtiéndose con las puertas automáticas, otros pegando su rostro en donde se mostraban todos los sabores de la tienda, y logró divisar la pareja de ancianos de la otra vez compartiendo una copa de helado color azul.

Aunque estaban en pleno invierno, la heladería estaba abarrotada de gente.

«Los humanos son extraños. Comer helado en invierno es como beber sopa en verano »

Le hizo gracia, pero no sonrió.

Los demás empleados lo observaban desde una distancia prudente, fuera de su campo de visión, o al menos eso era lo que pensaban. El comentar algo acerca del estado su compañero era algo así como un reto suicida, pues Black los escucharía y, bueno, es obvio lo que ocurriría.

Sólo Demencia estaba al tanto de lo que lo mantenía en ese estado, y eso incluía un chico con una bolsa en su misterioso rostro. Aunque no lo pareciera, a la joven le atormentaba lo ocurrido hace dos meses, si bien había traicionado al que consideraba su único amigo cabe decir..

Quería ayudar a Black, de verdad verdad, pero ¿cómo? Él era una persona que encerraba sus problemas y sentimientos en un baúl con siete llaves en el fondo de su corazón, según lo que ella sabía, y remarcando la traición a su confianza, no sería tan fácil acercarse.

¡Pero vamos! ¡Es Demencia!

Cuando llegó su descanso y el de Black, corrió a la puerta hacia la floristería más cercana, luego a una tienda de fiestas y una pastelería, ya que el de sombrero vería lo que estaba preparando si iba a la cocina y regresó a la cafetería.

Entró a la sala de descanso de los empleados flotando con los globos atados en su cintura, en una mano sostenía unos cup-cakes mal hechos con el rostro y sombrero de Black Hat, con la otra mano lanzaba confeti sobre este y hacia sonar un espanta suegras que golpeaba el rostro de Black.

Cuando el confeti se acabó, luego de cinco minutos, Black se levantó del sofá hacia la cocina.
Demencia lo siguió flotando hasta allá aún con la bandeja de cup-cakes en sus manos con aire preocupado.

Ahí estaba, bebiendo una vaso de agua con la espalda hacia ella.

—Yo... —titubeó, quizás había exagerado —. Lo siento, Black Hat. Yo... traté de arreglar las cosas entre nosotros a mi manera pero... Soy demasiado torpe y tonta como para pensar en algo más aceptable. Lo siento tanto el haberle dicho a Napoleón lo de tu insistencia por saber más de ese chico, debí haberme quedado callada para que hubiéramos seguido siendo amigos. Lo sien-

—Dices mucho "lo siento", Demencia. Eres tan molesta —. La voz se oía molesta, hasta se sentía la lástima que sentía hacia la chica flotante.

Black se volteó y se acercó para tomar uno de los deformes cup-cakes y mirarlo con desprecio.

Ella ni se inmutó. En cambio, sonrió.

¡Así es como te agrado! —un cup-cake se estrelló en su rostro. Hasta se veía la sonrisa aún bajo todo ese dulce.

Black se retiró erguido y con su sombrero arreglado.

«¡Ja! Siempre gano yo»

❌I Hate Sandwiches❌Re Pausada :/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora