Capitulo 29

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Capítulo 29

Karol: ¿Ana? exclamé mirándola desconcertada ¿qué hacías en mi cuarto?
Ana: Ay karol, me asustaste, es que esa habitación es la que ocupo normalmente y como soy muy sensible para la luz, necesito dormir con antifaz y entré por el que siempre guardo en el cajón de la mesita de noche aclaró y me lo enseñó toqué la puerta y como nadie me contestó entré, pensé que ruggue y tú habían salido a dar un paseo nocturno agregó con una sonrisa pícara.
Karol: ¿ruggue no está en la recámara? pregunté sorprendida.
Ana: No, no hay nadie, ¿dónde estabas tú?
Karol: Bajé a la cocina a tomarme una pastilla para el dolor de cabeza.
Ana: Ah vale, buenas noches, que descanses, no, mejor diviértete dijo de lo más divertida y vi como entraba a la habitación de enfrente.
Narra Karol: Entré a la mía y en efecto ruggue no estaba en la cama, el pánico volvió a inundarme y mi corazón se aceleró al pensar en la posibilidad de que se lo hubiera dado cuenta de lo que yo estaba haciendo. Iba a tomar mi móvil para llamarlo cuando vi que salió del baño y al verme parada en mitad de la recámara se asustó y soltó su móvil que cayó sobre la alfombra, de inmediato se agachó para levantarlo.
Ruggue: karol, te tardaste una eternidad dijo nervioso y dejó el aparato sobre la mesa de noche y se sentó en la cama.
Karol: Salí a tomar el aire para ver si me sentía mejor.
Ruggue: ¿Y funcionó? preguntó mientras se acostaba dándome la espalda.
Karol: Sí, ya estoy bien.
Ruggue: Hasta mañana, cariño, que descanses.
Karol: Hasta mañana, ruggue.
Me acosté a su lado en la orilla de la cama y apagué la luz, no pude evitar sentirme mal por lo que había hecho con mike mientras mi novio estaba bajo el mismo techo, pero tampoco pude evitar sentir incertidumbre por la actitud de éste, ¿qué hacía hablando por teléfono en el baño?, si el reloj de la mesa de noche marcaba poco más de la una de la mañana.
Aún no despertaba por completo cuando sentí como acariciaban mi brazo y subían la manga de la pijama para deslizar sus dedos en mi hombro y moverlos en círculos, después bajaron por mi espalda y metieron la mano por debajo de la tela para acariciar mi cintura mientras sentía como pegaba su cuerpo al mío. Abrí los ojos al sentir que su mano bajaba más allá de la cintura y volteé para encararlo.
Karol: mike, ¿qué rayos haces aquí? exclamé atemorizada levantándome de la cama.
Mike: Comprobando si eres capaz de cumplir con tu promesa respondió en tono serio acostándose de lado y poniendo su cabeza sobre su mano cerrada.
Karol: Estás loco, ¿cómo entras así nada más?, ruggue puede estar en el baño.
Mike: No te preocupes por él, salió a correr hace quince minutos.
Karol: De todas maneras vete, Ana sí está en la casa.
Mike: Esa niña no se despierta antes de las once y apenas son las nueve de la mañana dijo hincándose en la cama.
Karol: Por favor, mike, no me hagas las cosas más difíciles.
Mike: ¿Tú?, ¿difíciles?, ¿y yo cómo califico que no tienes voluntad para impedir que él te acaricie? exclamó acercándose a mí que seguía de pie cerca de la cama.
Karol: Mike, estaba dormida, perdón si no tengo mucho control bajo ese estado.
Mike: Sentí cuando te despertaste y no me detuviste me tomó por la cintura y me hizo caer en la cama colocándose encima de mí no quiero imaginarte entre sus brazos.
Karol: Tonto, yo sabía perfectamente que eras tú, mi cuerpo te reconoce.
Me sonrió encantadoramente, mientras sus ojos analizaban mi cara y me quitaba un mechón, para luego besarme apasionadamente, mientras su mano doblaba una de mis piernas y acariciaba la pantorrilla debajo del pantalón.
Mike: Buenos días karol dijo sonriente en mis labios rozando su nariz con la mía.
Karol: En serio que sí estás loco, ¿te caíste de niño y te golpeaste la cabeza?
Mike: No, me la golpeó una hermosa desconocida la noche de un martes y ella fue la que me hizo enloquecer respondió mientras besaba mi cuello.
Karol: ¿Así que estás loco por una desconocida?  pregunté sonriendo con los ojos cerrados, siguiéndole el juego.
Mike: Sí, no sé que me ha hecho, creo que me embrujó respondió lengüeteando el lóbulo de mi oreja
Karol: Deberías hacerte una limpia para librarte del hechizo dije acariciándole lentamente la espalda.
Mike: No se me había ocurrido, gracias por el consejo.
Volvió a besarme en los labios mientras mis manos jugaban con su cabello y movía mi pelvis acompasadamente con la suya. Bajó dando pequeños besos a mi cuello, yo jadeé acariciando el suyo.
Karol: Mike, ya basta dije con un hilo de voz sintiendo como se elevaba mi temperatura no podemos continuar con esto y menos aquí.
Mike: Vamos a mi habitación, entonces.
Karol: Por supuesto que no, ruggue no tarda en regresar.
Mike: Tenías que recordármelo dijo molesto  está bien, por ahora lo dejaremos así.
Me dio un pequeño beso en los labios y con dificultad se levantó de la cama, mientras yo le sonreía. Me levanté después que él y camine hacia el baño, cuando puse la mano en el picaporte sentí que me agarraba, me dio la vuelta y volvió a besarme apasionadamente, le correspondí unos instantes y después rompí el beso.
Karol: Mike, por favor, detente dije seria poniendo mis manos sobre su pecho alejándolo.
Mike: Es que no puedo evitarlo, me encantas dijo mirándome a los ojos pero, ganas otra vez, ya me debes dos.
Karol: Anoche te cobraste una, ¿ya se te olvido tu amenaza?, me hiciste entrar en pánico.
Mike: Discúlpame, estaba cegado y fue lo único que se me ocurrió para verte a solas.
Karol: Lo pensaré, claro que si te vas ahora ayudará a aclarar mi mente.
Mike: Chantajista.
Karol: ¿Yo?, el leon cree que todos son de su condición.
Me sonrió y me dio otro pequeño en los labios, me quedé ahí parada para asegurarme que salía de la habitación, cuando lo hizo y cerró la puerta, entré al baño. Me metí a bañar y cuando termine de vestirme ruggue entro a la habitación, me saludó a lo lejos y me dijo que se daría un baño.
Bajé a la cocina para preparar algo de desayunar y Ana estaba ahí tomando café y hojeando una revista.
Karol: Buenos días, Ana.
Ana: Hola karol, buenos días respondió y se levanto para saludarme de beso en la mejilla justo estaba pensando en ti, estoy viendo un anuncio de la ropa de Katja agregó enseñándome la revista y la miré unos segundos.
Karol: Por cierto, ahora que lo mencionas, tengo duda de algo que me dijiste el día de la presentación dije sirviéndome una taza de café.
Ana: Adelante, con confianza.
Karol: Cuando te dije que ruggue estaba de viaje, me dijiste que él no cambiaba, ¿por qué?
Ana: Ah, es que el día que firmó el contrato con mike yo fui a la cena y estuvieron hablando de negocios toda la noche y mencionó que viajaba mucho y luego mike me ha contado que le llama y siempre está en juntas, por eso lo dije, ¿pensaste que yo y él nos veíamos clandestinamente?
Karol: No, para nada, no te creo capaz de engañar a mike dije para ver su reacción.
Ana: Jamás lo haría, lo adoro aseguró.
Mike: Buenos días, señoritas  entrando a la cocina.
Ana: Hola baby, buenos días respondió ella y lo abrazó efusivamente.
Yo no respondí y le corrí la mirada con enfado, que amigos tan cariñosos eran, alguno de los dos me estaba mintiendo y dudaba que ella tuviera alguna razón para hacerlo. Abrí el frigorífico para no mirarlos y escuché que ruggue los saludaba, me abrazó por la cintura, yo volteé y nos dimos un beso en los labios. Mike carraspeó y nos sugirió ir a desayunar a un pequeño restaurante que estaba a un par de calles. Todos estuvimos de acuerdo y salimos los cuatro.
Ruggue y yo íbamos tomados de la mano y Ana sostenía del brazo a mike, después él la cargó sobre sus hombros y tuve ganas de golpearlo y de paso yo darme de topes en un árbol, ¿cómo era posible que me dejara envolver por ese embaucador de oficio?
Sólo era un hermoso mentiroso, como dice una canción y, muy a mi pesar, me tenía vuelta loca sin remedio, jamás me imaginé perder así la cabeza por alguien, quizá debía recurrir a la ayuda de un psiquiatra.
Llegamos al restaurante y nos sentamos en una pequeña mesa, Ana frente a ruggue y mike frente a mí. La camarera nos llevó los menús, la verdad yo no tenía mucha hambre, así que sólo ordené un zumo de naranja y fruta con yogurt, en un recipiente por separado. Ana me miró de forma extraña y ruggue empezó a explicarle lo rara que soy para comer mientras ella se reía, luego se pusieron a intercambiar anécdotas curiosas.
Yo sentía las miradas de mikee y trataba de evitarlas lo más posible. Minutos después nos dejaron los platillos y al llevarme un pedazo de piña a la boca sentí que mike puso su pie sobre el mío y lo subió un poco. Yo retiré el mío bruscamente mientras lo miré frunciendo el seño, él sonrió divertido, miré a rughue, nerviosa y seguía hablando animadamente con Ana, al parecer ninguno de los dos se había dado cuenta.
Mike lo notó y siguió con su jueguito, yo ya no sabía para donde moverme y tuve que ir al baño para tranquilizarme, ese hombre quería destrozarme los nervios. Al regresar ya habían pedido la cuenta y suspiré aliviada.
Sigo???

Estas libre esta nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora