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"Que la noche no acabe

Narra Karol: Colgué y me quité el pijama inmediatamente, fui al armario y, como hacía frío, tomé unos pantalones, una camisa ajustada y una chaqueta negra, me recogí el pelo en una coleta, me maquillé ligeramente y me puse perfume. Tomé mi bolso y salí del departamento.
Crucé el lobby y lo vi parado al lado de los ascensores, vestía también unos vaqueros y un suéter negro, le sonreí nerviosa y él me devolvió la sonrisa, como era su costumbre me ofreció su brazo y en cuanto lo tomé presionó el botón del ascensor.
– Buenas noches dijo con esa hermosa voz aterciopelada.
Karol: Buenas noches respondí sintiendo como mi cuerpo temblaba.
Narra Karol: Subimos y el ascensor se detuvo en el piso dos, subieron tal cantidad de personas que se llenó, yo estaba parada delante de él y sentía su cuerpo pegado al mío que, aunado a su delicioso aroma y al movimiento propio del ascensor, provocó que mi cuerpo empezara a reaccionar. Él ladeo ligeramente la cabeza para exhalar justo en mi oreja, ¿cómo se atrevía a tentarme de esa manera?, en un ascensor lleno de gente y con una cámara que grababa todo.
Finalmente bajamos en el piso 15 y parecía que él estaba empeñado en torturarme porque camino lentamente por el largo pasillo, con sus manos dentro de los bolsillos de sus coqueras aunque de igual forma me ofreció su brazo y yo se lo
acariciaba suavemente mientras caminábamos. – Permíteme unos minutos, necesito pasar primero al baño señaló mientras deslizaba la tarjeta para que la puerta se abriera.
Yo asentí con la cabeza mordiéndome el labio inferior, así que me quede parada en la mitad de la habitación, esperando.
Pasaron cinco minutos y no salía, definitivamente me estaba torturando, así que decidí devolverle la jugada. En cuanto salió me dio la sonrisa traviesa que me encantaba y se acercó a mí, levantó sus manos para tomar mi rostro pero yo se las tomé de las muñecas impidiéndoselo, me miró confundido y entonces lo besé con ansias, prácticamente devorándolo, como había extrañado su sabor, su lengua desenfrenada moviéndose y frotando la mía con la misma desesperación que
yo sentía, quiso escaparse y entonces rompí el beso. Esta noche será a mi manera susurré sensualmente en su oído.
– ¿Ah, sí?, ¿y qué tienes en mente? preguntó mirándome fijamente a los ojos
Le sonreí mientras lamía su cuello, su fuerza era mayor a la mía y logró soltarse, pero yo le aventé los brazos para evitar
que me tocara en tanto mordisqueaba suavemente su cuello, empecé a levantar su suéter y él levanto las manos y se lo quité, traía una polera demasiado ajustada que marcaba perfectamente su anatomía, se la levanté un poco y comencé a lamerle el abdomen, él quiso poner sus manos en mis hombros y nuevamente se las quité, el juego estaba funcionando y sonreí mientras seguía lamiendo su torso al tiempo que subía la camisa hasta que se la quite por completo.
Volví a sonreírle y lo tiré a la cama, él se mordió el labio, yo me hinqué y le quité los zapatos y los calcetines, lamí los labios, en verdad lo había echado muchísimo de menos. Lo tomé con una mano y empecé a darle placer con mi boca, acerqué a sus labios que bese frenéticamente mientras mi mano acariciaba su masculinidad hasta hacerlo llegar al clímax segundos después.
Me separé un poco para mirarlo, la punta de mi nariz rozaba la suya, tenía una expresión de placer en el rostro que me fascinaba, me satisfacía sobre manera ser yo la responsable de esos gestos. Quiso besarme y yo hice mi cabeza hacia atrás
pero alcanzó a lamer mis labios. De pronto me envolvió en sus brazos y me hizo acostarme en la cama, me tomó de las muñecas y extendió mis brazos a los lados de mi cabeza, yo quise librarme de su prisión, pero no pude, me sonrió una vez más. Ahora es mi turno dijo mirándome fijamente a los ojos.
Karol: Pero… su boca en la mía silenció mi protesta.
– Fue tu idea jugar rudo esta vez dijo en mis labios y su aliento inundó mi nariz  prohibido tocar o prolongaré más la tortura sentenció mientras se hincaba en la cama, yo me lamí los labios.
Subió mi camisa lentamente con sus manos en tanto acariciaba la piel, besó y lamió mi abdomen, bajó hacia mi cintura, siguió subiendo la polera que era negro de encaje, sonrió al mirar la prenda y me dio pequeños besos en el cuello, me enderecé un poco. Se acercó a mis labios y los rozó con los suyos, cerré los ojos esperando recibir su lengua, pero, no llegó, quise tomar la iniciativa, pero se separo, con su lengua recorrió mi oreja, jugueteó un rato con mi lóbulo mientras sostenía mis manos para evitar que lo tocara. Enloquesia al sentir sus caricias, ya lo necesitaba, pero me estaba llevando al extremo .Me hizo acostarme boca abajo, hizo a un lado mi cabello y me besó uno de mis hombros, fue dejando besos hasta llegar al otro hombro y después bajó besando y lamiendo a lo largo de mi columna vertebral mientras sus dedos se deslizaban suavemente por toda mi espalda y por mis costados, yo estaba completamente loca  y por querer sentirlo. Me besó y con las yemas de sus dedos acarició lentamente mi rostro
Karol:Por favor dije en un susurro suplicante.
– Por favor, ¿qué? musitó en mi oído mientras sus dedos acariciaban mis brazos.
Karol: Ya fue suficiente tortura respondí con un hilo de voz.
– ¿Y qué es lo que quieres?, preguntó en mi oído
dímelo agregó exhalando en mi oreja.
Karol: Deja de jugar ya, hazme tuya.
– ¿Quieres que te haga mía ahora?
Karol: Sí… te lo suplicó
Sigo??

Estas libre esta nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora