CAPÍTULO 8

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Kelly despertó con más energía que nunca. Habían pasado años desde la última vez que se sintió así. Observó su brazo y tenía las mismas marcas que Anna, justo en la muñeca por donde la sujetó con fuerza el anciano. Parecía doloroso pero sólo le provocaba un pequeño ardor.

-Tengo que contarle esto a Anna – dijo Kelly a si misma mientras recordaba el rostro de su amiga esta mañana. Se veía terrible.

A pesar de que estaba muy emocionada por contarle a Anna lo sucedido, Kelly decidió dejarla tranquila durante el fin de semana. Hablarle sobre eso sólo la angustiaría más.

Kelly se pasó toda la noche despierta frente al televisor viendo películas y capítulos repetidos de algunas series. Aunque su vista estaba fija sobre la pantalla, su mente seguía pensando en lo ocurrido, intentando buscar una explicación – ¿Si realmente me temen, por qué me atacaron cuando estaba con Anna en la escuela? No tiene sentido... ni siquiera sé que son esas cosas. Aunque me teman, no sé cómo luchar contra ellos. Debo llegar al fondo de esto – pensó.

-Buenos días Kelly, te levantaste temprano hoy.

-¡Mamá! ¿Ya es de mañana? – preguntó Kelly con asombro.

-No me digas que estuviste despierta toda la noche Raquel. Ya habíamos hablado sobre esto – Respondió su madre molesta.

-Lo siento mamá, no me di cuenta– dijo Kelly agachando la cabeza.

-Ya van dos noches seguidas, lo siento pero tratos son tratos – Dijo su madre mientras tomaba el control remoto del televisor – No verás esta cosa durante una semana completa.

-¡Mamá!! Dije que lo siento! – exclamó Kelly mientras seguía a su madre a la cocina.

-Yo también dije que lo siento, ahora ayúdame a preparar el desayuno y más tarde iremos de compras

-Está bien – asintió Kelly.

Su madre la mantuvo ocupada con tareas durante casi todo el día. Al parecer sólo lo hacía de malvada ya que es lógico que Kelly estuviera cansada después de pasar la noche en vela, pero sorprendentemente parecía responder a los pedidos de su madre cada vez con más energía y ver a Kelly tan animada sólo enfurecía más a su madre quien ya se veía bastante agotada. Al llegar la noche Kelly fue a su cuarto y se recostó sobre su cama. Puso el despertador a las 7.45 am y como todas las noches, se dejó llevar por sus pensamientos hasta caer dormida... o al menos así esperaba. Eran las 04.00 am y aun no lograba conciliar el sueño.

-¡Ya duérmete! – Decía a si misma mientras se daba pequeños golpecitos en su cabeza y buscaba una mejor posición para dormir.

06.30 am y Kelly seguía despierta. Ya había comenzado a notar los síntomas del cansancio. Necesitaba dormir un rato pero la idea de tener que levantarse en poco más de una hora para ir a la escuela no la dejaba conciliar el sueño. Dormirse ahora sólo le haría más difícil levantarse. Definitivamente sería mejor quedarse despierta y dormir después de clases.

-Buenos días mamá – dijo Kelly a su madre al bajar de la habitación. Era tanto el sueño que olvidó contar los escalones.

-¡Kelly, tu rostro! Te ves horrible – exclamó su madre – ¿Ahora ves por qué es tan importante dormir?

-Si mamá... gracias por recordármelo – respondió Kelly.

-Ve a lavarte la cara mientras termino de preparar el desayuno.

-Mamá, ¿Qué tal si hoy no voy a la escuela y me quedo estudiando en casa? – Preguntó Kelly pensando en volver a la cama.

La mirada de su madre fue suficiente para entender la respuesta.

-Sólo bromeaba – dijo Kelly mientras terminaba de tragar su desayuno – ya me voy ¡adiós! – Exclamó huyendo de su madre antes de que alcanzara a regañarla de nuevo.

Kelly llegó temprano a clases. En el salón, esperando a que iniciaran las clases, llegó Anna.

-¡Anna, tu rosto! – Exclamó Kelly deseando no haber sonado igual que su madre esta mañana.

-Kelly, no quiero volver a ese lugar... – Dijo Anna con la mirada baja

-No me digas que estuviste despierta durante todo el fin de semana, eso no es saludable – Dijo Kelly recordando a su madre. De seguro ya sonaba igual que ella.

-Lo sé, pero no quiero volver allí nunca más – dijo Anna mientras tomaba asiento.

Se veía terrible, más pálida de lo normal. Sus ojos completamente rojos e hinchados. Además, la marca de su cuello seguía intacta, incluso más roja que antes.

-Anna, yo te protegeré... lo prometo – Dijo Kelly antes de que el profesor comenzara la clase.

El profesor comenzó con la clase de matemáticas. Mientras resolvía ecuaciones en el pizarrón, los ojos de Kelly parecían cada vez más pequeños. El sueño la estaba venciendo. Habían transcurrido sólo 30 minutos de clases que parecían una eternidad. Kelly miró hacia el pupitre de Anna, quien estaba sentada a menos de un metro de distancia. Estaba completamente dormida, con la cabeza y los brazos sobre la mesa. Por suerte ellas se sientan al final del salón y el profesor parecía muy concentrado en resolver ecuaciones como para percatarse de que Anna dormía. Kelly colocó la mochila sobre la mesa y apoyó su cabeza en ella.

-No voy a dormir, sólo cerraré los ojos un momento – pensó Kelly acomodando su cabeza sobre la mochila llena de libros.

R.E.M.Where stories live. Discover now