Como de costumbre, los viernes hay clases de deportes. Los chicos jugaban baloncesto en una cancha de cemento mientras que las chicas jugaban voleibol en la cancha de al lado. Había un temperatura de 28°C y el sol parecía más grande que de costumbre a los ojos de los estudiantes. Las chicas terminaron el partido con un marcador desastroso en contra del equipo de Kelly, como es habitual. Kelly y Anna fueron a refrescarse a un bebedero cercano y a llenar sus botellas con agua.
-¿Qué miras? No me digas que te gusta ese chico, Alex – Anna rio mientras vio el rostro de Kelly sonrojarse.
-¡Claro que no! Es sólo que me gustaría saber qué piensa. Parece tan indiferente a todos nosotros.
-Sí, desde lo que le ocurrió a su padre que ya no es el mismo. Ahora se la pasa durmiendo en clases y actúa como si nada le importara. Me recuerda un poco a ese personaje de animé, ya sabes, el que se duerme en clases y se la pasa peleando con su amigo.
-¡Es cierto, no lo había notado! – exclamó Kelly mientras soltaba una carcajada.
-Por fin una risa verdadera en todo el día. Ya me estabas empezando a preocupar – dijo Anna mientras caminaba a los vestidores.
-¡Espera! ¿Qué quieres decir con eso? – preguntó Kelly intentando perseguir a Anna, quién se alejaba cada vez más rápido.
-¡Nada! ¡Nada!, sólo ve a cambiarte.
De vuelta en casa, Kelly comenzó las preparaciones para la maratón de series de esta noche. Algunos snacks, bebidas y el número de la pizzería a mano. El mes pasado fue comida china y ahora, por decisión unánime, es el turno de la pizza. Generalmente Anna y Kelly se quedan viendo series hasta las 04.00 o 5.00 de la madrugada, hora a la que ambas caen dormidas en el sofá y con la tele encendida hasta que la madre de Kelly se percata de aquello y presiona el botón de apagado en el control remoto. Algunas veces también las cubre con una manta para que no vayan a pescar un resfriado. Mientras Kelly preparaba el sofá con algunos almohadones y mantas para estar completamente cómodas durante la noche, su celular le vibra en el bolsillo.
-¡Estoy afuera de tu casa, ábreme! - Anna siempre avisaba por mensaje de texto cuando visitaba a Kelly.
Kelly, quién aun no terminaba de acomodar las cosas, dejó los cojines en el sofá y se dirigió a la puerta.
-¿Aun no aprendes a usar el timbre? – Dijo con tono irónico – es sencillo, sólo tienes que presionar el botón blanco.
-Lo siento, me cuesta seguir instrucciones tan complejas – respondió Anna rascándose la cabeza con su mano izquierda simulando que aún no comprendía cómo tocar el timbre – a ver si algún día me mandas el manual de uso.
Esta es una rutina común entre Anna y Kelly. A Anna no le gusta tocar el timbre porque le parece anticuado, casi como llamar por teléfono a alguien. Ella prefiere usar los mensajes de texto o las aplicaciones de chat de su celular.
-No reclames cuando quedes fuera por 20 minutos como aquella vez que olvidé mi celular en la escuela – Dijo Kelly mientras saludaba a su amiga con un abrazo – Pasa, está todo listo.
Kelly conectó el disco duro, el cual contenía los 10 capítulos de la nueva serie que ambas estaban esperando ver. Se acomodaron en el sofá y Kelly le dio al botón de reproducir. Ambas solían conversar todo el día, siempre tenían un tema nuevo el cual podían comentar por horas, pero cuando comenzaban a ver televisión juntas, ninguna de las dos emitía una sola palabra. Sólo despegaban la vista del televisor para tomar algún snack del plato, aunque su memoria espacial estaba tan desarrollada que no era necesario mirar la comida cada vez que decidían dar un bocado, sólo bastaba un par de vistazos al comienzo y su mente ya sabía el lugar exacto de cada uno de los bocadillos. Este momento es tan sagrado que incluso la madre de Kelly intentaba no interrumpirlas durante el resto del día.
Kelly observó que su amiga Anna tenía los ojos completamente cerrados faltando aún dos capítulos por ver. Aunque habían esperado esa serie por más de un mes, Kelly valoraba la experiencia de pasar tiempo con su amiga más que la serie misma. Quizás en otra ocasión habría despertado a Anna para que terminara de ver los últimos capítulos con ella, pero esta vez decidió apagar el televisor. La cabeza de Anna estaba apoyada sobre el hombro de Kelly y aunque ella no estaba en la posición más cómoda para dormir, no quiso despertar a su amiga. Su último pensamiento antes de cerrar los ojos fue dedicado a Anna, estaba feliz de tenerla como amiga.
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R.E.M.
Fantasy¿Alguna vez te haz preguntado si los sueños son reales? Kelly es una chica de 17 años que está muy consciente de sus sueños. Hasta ahora, nunca había intentado alterar el curso natural de un sueño, pero todo se sale de control a medida que comienza...