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Pensándolo bien...



"Si tan solo yo fuera más seguro de mí mismo... No tendría ninguno de estos complejos. Si tan solo alguien, quien sea, me hubiera hecho saber que era hermoso para él, no estaría pasando por todo esto tal vez".

SeungCheol acababa de confesarle su amor y JiHoon no supo cómo responder, lo único que tenía en mente ahora es que quizás esto era una broma de mal gusto.

No es fácil enterarse a tus ocho años que eres diferente a los demás hombres, que en tu cuerpo tienes un sistema perfecto creado por la naturaleza haciéndolo mujer por dentro con útero, ovarios y todo lo que una mujer tendría internamente, pero tu apariencia sigue siendo la de un hombre o peor aún, que a pesar de eyacular jamás podría embarazar a una mujer porque solo uno de sus aparatos reproductores funciona mientras el otro no sirve para nada.

Y para su mala suerte, el aparato reproductor que a él le servía, era su aparato femenino y sí, su mala suerte creció en el momento en que comenzó a interesarse por los chicos. Lo que aún no podía comprender es como su mejor amigo aun sabiendo todo esto jamás huyó de su lado, nunca lo dejó solo hasta que sus padres decidieron mudarse.

Su infancia había sido muy solitaria, sus únicos amigos fueron SeungCheol y el pequeño SeokMin, que vivía en el mismo vecindario que ellos, pero después de dos años de la partida de SeungCheol, SeokMin se fue a vivir a Japón con sus padres; su vida adulta tampoco había sido hasta el momento como él hubiese querido.

A sus diecinueve años tuvo una relación de un año con un chico que conoció en una cafetería, todo era perfecto en la relación hasta el momento en que JiHoon le contó sobre su "problema médico". Para ese momento a sus veintidós años de edad, a duras penas y había tenido unas cuantas citas, que al final no terminaban en nada.

Su vida amorosa nunca había sido perfecta... ¿por qué ahora debía creer que lo sería junto a él? El sonido de la puerta abriéndose y un cuerpo asomándose en la habitación lo sacó de sus pensamientos.

—¿Estás listo, pequeño? —JiHoon apartó la mirada del espejo de cuerpo completo en donde se estaba reflejando. El esmoquin que SeungCheol le había dado le quedaba perfecto y se veía costoso, seguramente lo había mandado a hacer.

—Sí, dame un segundo —SeungCheol asintió y salió de la habitación dejando solo nuevamente al pequeño quién después de respirar profundo, dándose ánimos a sí mismo, salió de la habitación para encontrarse con SeungCheol en el pasillo, en ese momento JiHoon era un manojo de nervios andante.

—¿Estás bien? —preguntó el pelinegro, al sentir como las manos de JiHoon habían comenzado a temblar y estaban frías.

—Sí, todo bien. solo estoy un poco nervioso —le ofreció una linda sonrisa y se aferró al brazo de SeungCheol, sintiendo como cada fibra de su cuerpo se estremecía al contacto con el otro, era realmente molesto no poder ni siquiera poder controlarse cerca de él, SeungCheol realmente lo atraía como si de un imán se tratase, ni siquiera sabía cuándo había empezado a sentirse así acerca de él, pero sabía que nada bueno podría pasar entre ellos.

—JiHoonie, sé que después de lo de hoy en la tarde, estarás un poco incomodo, pero... Te quiero pedir algo —habló sonriente y acarició la mejilla del menor —, disfruta esta noche, ¿si? Por favor dame la oportunidad de hacerte feliz esta noche. Y si para mañana no sientes algo por mi... te juro que, con el dolor de mi alma, me alejaré de ti.

JiHoon le había mentido, le dijo que no sentía nada por él cuando el mayor había confesado su amor. Se sentía realmente culpable por haber dicho tal cosa después de corresponder a tan apasionado beso, pero en ese momento sintió que esa era su única salida.

Esto realmente le había dolido a SeungCheol, y aunque JiHoon se mostrara frío ante la situación, por dentro sentía que su mundo se derrumbaba por ser tan cobarde. ¿Y si SeungCheol se arrepentía de estar con él?, ¿y si solo estaba experimentando algo nuevo con él? Su corazón no aguantaría tanto, otra vez volvería a estar solo si nada de esto resultaba bien y definitivamente no quería perder a su mejor amigo, pero debía arriesgarse, apostar para ganar ¿No?...

—Está bien... —contestó con una pequeña sonrisa, segundos después las fuertes manos de SeungCheol se habían posicionado en su rostro tomando con cuidado sus mejillas y sus pulgares dejaban suaves caricias sobre ellas, JiHoon algo confundido lo miró sin decir palabra alguna, solo buscando una razón en los ojos del mayor para aquella situación, pero lo único que pudo encontrar en ellos fue ese brillo tan particular que tenían haciendo que su corazón comenzara a latir con fuerza al punto de casi salirse de su pecho. Ellos solo estaban allí sin pronunciar palabra alguna, solo disfrutando del momento y la presencia del otro.

Falling in love - JiCheol [LEMON]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora