Capítulo 11.

217 28 0
                                    

Cuando entré al quirófano estaba muy nerviosa, en realidad no lo recuerdo muy bien. Sólo sé que cuando escuché a los doctores decir Empezamos, ya yo tenía la anestesia y todo se tornó negro.

¡Cirugía exitosa!. Es increíble, sigo viva. El cáncer se fué y estoy recuperada.

No pensé que lo haría. Sentí a Kevin tomando mi mano, susurrando "Tu puedes pequeña" "lo estás haciendo muy bien" y cuando todo acabó sólo dijo "Despierta preciosa".

En mi habitación se encontraban mi abuela Victoria y Lucía.

Cuando desperté se levantaron de golpe y se acercaron a mi camilla.

–Hola Caileana, ¡estás viva! ¡Todo salió bien!–La voz de Lucía inunda la habitación y no puedo contestar debido a la mascarilla que se encuentra en mi rostro, además no tengo muchas ganas de hablar. Ese apodo peculiar me encanta, los niños son lo mejor sin duda alguna.

Tomé su mano y la estrecho.

La extrañé mucho, esa niña es oro en una persona.

–¿Quieres descansar un poco más?–Asiento–Está bien, llámanos si nos necesitas–Asiento de nuevo. Lucía hace un puchero pero desaparecen por la puerta.

Gonzalo.

No sé lo que pasó, siempre he querido hacerlo. Cada vez que la invitaba a salir era una oportunidad más para hacerlo. Pero nunca fui capaz de besarla. Lo que pasó hace 3 horas fué completamente mágico, esa chica me vuelve loco.

Traté de olvidarla con Amanda pero fué imposible. Como Cailín dijo es una zorra, sé que decirle así a una mujer no está bien. Pero apesta que tú novia te engañe con tu mejor amigo.

Mi hermana Steff sufre de depresión desde muy pequeña y su tratamiento está funcionando, y ella está mejorando cada vez más.

Steff ama a Cailín, la mitad del tiempo dice que será la mujer de mi vida pero no lo sé, soy mayor que ella y sé que no le gusto. Sin embargo, intentando conquistarla no perderé nada.

Cailín.

Sigo en mi camilla, lo que pasó con Gonzalo fué lindo, muy lindo. Pero sé, que no pasará absolutamente nada entre nosotros, eso lo tengo más que claro. Sin embargo, presenciar su mirada puesta en mí con ese brillo cautivador es imposible no pecar.

Me tiene un gran cariño, siempre me lo ha dado a entender y me parece bien que personas cómo él y Steff se preocupen tanto por mí.

El doctor Gardens dijo que Gonzalo fué a mi casa a descansar ya que con el viaje se sentía muy agotado, pero que volverá lo más pronto posible. Los globos, las flores y ese gran oso de peluche siguen allí en mi habitación. Me encantan los girasoles son las flores más hermosas, y un ramo de ellas me vuelve loca.

Recuerdo la carta de Steff que sigue en mi cajón.

La tomo en mis manos y dudo en abrirla, hasta que por fin, lo hice.

Para; Cailín.

Te estarás preguntando "¿porqué Steff hizo esto?". Pero sólo hay una razón, Cailín estoy desesperada siento que ya no puedo más, este tratamiento del demonio me está matando. Gonzalo piensa que estoy bien, lo estoy; pero mentalmente sólo quiero arrancar mi cabello con mis propias manos. Tengo pensamientos suicidas que trauman a cualquiera que se lo comento, dejé de hacerlo porque daño la salud mental de otras personas.
Mi psicólogo no ayuda completamente y ya no sé qué hacer con mi vida, siento que matarme será lo mejor. Sé que ya saliste de tu cirugía y sabía que lo harías porque en cambio a mí, tu pudiste salir adelante con tantos demonios persiguiéndote.
Eres como una heroína para mí, y no quería irme de este mundo sin despedirme de tí. Gracias por hacer feliz a mi hermano en el poco tiempo que se conocen.
Yo ya no puedo más, dile que lo extrañaré un montón y que allá arriba lo esperaré con todo el amor del mundo– Mis ojos empezaron a llenarse de lágrimas– Yo por fin seré libre de este mundo cruel. Ya no tengo a nadie, quiero estar allá arriba junto con mis padres, este mundo no es para mí y tengo que marcharme.
Los quiero un montón, no lloren por mi. Quiero que sepulten mi cuerpo al lado de mis padres, como toda tradición familiar.
Lo siento pero ya no puedo luchar contra todo esto, espero algún día me entiendan porque lo hice.
Los cuidaré desde allá. Cuando hayas leído esto ya habrá sido muy tarde así que no lo intentes, ya estaré muerta.
Eso es todo.
Adiós Cailín.
Ayuda a Gonzalo a superar esto.
Te lo agradeceré hasta el final.

No puedo creer esto, debe ser una broma. Sí, es una broma.

Sigo llorando sin poder creer lo que acabo de leer. Es imposible, Steff no pudo haberse matado.

–¡NO! ¡STEFF NO, MALDICIÓN!–Grito de manera desgarradora. Gonzalo entró a mi habitación y su cara de no entender lo que pasa me rompe mucho más el corazón.

–¡LLAMA A STEFF! ¡GONZALO OYEME! ANDA A BUSCARLA EN ESTE MOMENTO, ¡ESTÁ MUERTA!– Sigo gritando.

Gonzalo está allí, al lado de mi cama, plasmado en el piso observando a la nada.

–Murió, murió, murió–Susurra mientras se estampa su puño contra la pared.
Yo por otra parte sigo llorando desgarrada. Él sabía lo que pasaría. Sabía que sí la dejaba sola ocurriría eso.

Steff, una chica de apenas 17 años de edad. Cabello negro, piel blanca, su cuerpo escultural. Era perfecta físicamente, sus ojos color avellana cautivaban con su hermoso brillo; ahora ese brillo ya no existe. Sus demonios la derrotaron.

Mi Realidad©.«Editada».Donde viven las historias. Descúbrelo ahora