Capítulo 13.

177 25 6
                                    

Estoy caminando asustada. Nota mental; nunca caminar a casa de noche.
No era muy tarde, pero ya el sol se ocultó y estaba la oscuridad de la noche.

Llegué al inicio del dichoso callejón de nuevo, rezé y me hice la valiente, me introduje en él. Agudizando mis oídos esperando cualquier ruido extraño. Cuando sólo queda la mitad del camino algo se cayó, mi reacción fué sólo correr. Faltaban 5 casas y llegaría a mi destino. Corrí hasta que estuve adentro de mi casa.

-¿Qué pasó? ¿Por qué estás así?-Dice asustada.

-Espera abuela-Trato de regular mi respiración y empecé a relatar los hechos-Antes de enviarte el texto, estuve en el inicio del callejón y al final de él había una sombra; de hombre para ser más clara. Me devolví a la tienda a comprar agua para ver si el hombre se iba, no estoy segura si lo hizo o no. Sólo sé que cuando iba por la mitad del callejón se cayó algo. Y mi reacción sólo fué correr, hasta llegar aquí-Mi corazón late muy rápido por el ejercicio imprevisto.

Camino hacia la cocina para buscar un poco de agua para calmarme un poco más. ¿Qué pasó en ese callejón? No lo sé, pero me daba muy mala espina.

Subí a mi habitación. Busqué mi laptop para leer un libro en línea.

Cuando estoy en Google, preparada para buscar mi libro, levanto la vista y veo un papel pegado en la ventana.

Me levanto de mi cama, me acerco a la ventana y tomo en mis manos el papel y leo "Te estoy vigilando".

Mi piel se erizó por completo. Me asusté, tomé las cortinas y las corrí. Apagué la luz de mi habitación, volví a mi cama para tratar de leer. Tal vez sólo es una broma.

Comienzo a leer "Hush, Hush". Mi libro favorito, pero no me logro concentrar, así que apago mi laptop, la coloco a un lado y me propongo dormir. Hoy fué un largo día.

-

Desperté, y me encontraba sola en mi casa. Mi abue Victoria dejó una nota en la nevera "Vendré pronto. Tu desayuno está en el horno". Perfecto, me despierto y ya estoy sola. No estoy segura de decirle sobre la carta en mi ventana, no quiero preocuparla tal vez sólo es una broma tonta.

Tomo mi desayuno del horno, me dirijo a la sala para ver Tv. Pienso en Gonzalo y tomo mi móvil para llamarlo.

Timbra tres veces, y mi teléfono empieza a marcar los segundos.

-¿Hola? ¿Gonzalo, estás bien?-Pregunto asustada, al lado de la línea sólo escucho una respiración agitada de una persona furiosa.

-NO QUIERO SABER DE TI, POR TU CULPA STEFF HA MUERTO. TODO ES TÚ CULPA, VETE AL DEMONIO. OJALÁ Y MUERAS CÓMO MI HERMANA-Gritaba alterado. Colgó.

Me quedé shockeada con el móvil en la mano sin saber que hacer. No había pensando eso, tal vez si soy la culpable de todo este rollo. Por mí, Gonzalo vino. Gonzalo no tenía que venir, fué mi culpa.

Trato de seguir digiriendo mis alimentos, y escucho el timbre.

No quiero abrir, se supone que cuando estoy sola aquí adentro.

-Sé que estás ahí Cailín-Dijo un hombre con voz gruesa-Te estoy vigilando zorrita. Algún día tienes que salir,y te estaré esperando-.

Cuando escuché los pasos por el pórtico, me asomé por la ventana, sólo pude ver su espalda. Ropa negra. Cabello canoso negro.

¿Qué le hice a éste hombre para que me esté vigilando? Quiere hacerme daño.

Sabe dónde vivo, esto no está bien.

Me siento insegura.

Luego de 15 minutos de sentirme observada desde todos los puntos de mi casa, llegó mi abuela.

-Buenos días-Echa un vistazo hacia el sofá y pregunta-¿por qué no haz terminado tú desayuno?.

-No tengo apetito, abue.

-Cailín, come algo o quieres que vuelvan las decaídas-

-Está bien, en la tarde iré al hospital a tomar el té con Lucía, sabes que se siente sola; quiero estar con ella un rato-Le informo.

-Esta vez, te regresas a la casa temprano-Está preocupada por lo de ayer, yo también lo estoy. Sólo que le prometí a Lucía que iría y nunca he roto una promesa con ella.

-

-Y ¿como está Zack?-Pregunto mientras abro la Oreo que está en mis manos, amo la crema.

-Está muy bien, agotado más que todo. Aveces sólo quisiera escapar y vivir los últimos momentos,y morirme de una vez si es que lo haré-Son los momentos de sinceridad de Lucía que siempre desencaja mi cara al comentar éste tipo de cosas.

-No digas eso pequeña, él sólo quiere verte feliz y viva. Quiere que salgas de esto, él te cuidará. Eres sus ojos, pequeña-.

-Sí, eso creo-Dice hundida en sus pensamientos. Quisiera saber qué tanto la atormenta.

-

Regresé a mi casa a 17:00pm. Tomé un taxi, no me sentía nada segura caminando en la calle sola. No es tarde, pero ese señor me aterró.
La manera en la que habló, su macabra postura. Tal vez fué él quién escribió la nota en mi ventana. Eso me preocupa demasiado. Quiere hacerme daño, de eso estoy segura.

~1 semana después~.

Últimamente todo ha ido normal, cómo siempre.

No he podido salir a comprar dulces con miedo de ese señor, no sé quién es, si vive cerca o no. No lo sé.

-

Mi abue está arriba tejiendo, yo estoy en la sala viendo Titánic. Hasta que suena mi móvil.

-Hola, buen día-Digo.

-¿Cailín? Es Zack. Lucía tuvo convulsiones, no sabemos que pasó. Quería que me ayudaras por favor, ¿Puedes venir? Necesito a alguien-Responde en modo de súplica.

-Voy enseguida-. Cuelgo.

Subo rápidamente a cambiarme y le grito a mi abue desde mi habitación.

-ABUE, HOSPITAL. LUCÍA. CONCLUSIONES. ME VOY-.

-Voy en 1 hora, cuidate.-.

Llegué al hospital en 5 minutos, Zack se encuentra en la tan visitada SALA DE ESPERA. Cuando me ve entrar, se levanta rápidamente y me abraza.
Sé cómo se siente, está asustado, angustiado por saber cómo está, que ocurrió para que su cuerpo reaccionara de esa forma.

-¿Cómo está?-Digo.

-Está en observaciones. Gardens vendrá en un momento a informarme-Responde en tono triste.

-Tranquilo, todo estará bien-Trato de darle ánimos, en imposible. Sin embargo, lo intento.

Siempre necesitarás esa persona que te apoye, que trate de hacerte sentir mejor; más calmado/a. Cuando quieras llorar te brinde su hombro, y escuche tus palabras entrecortadas, eso vale por mil.
Me describo cómo la persona que escucha.
Cada vez que me siento sola, nadie está para mí, nadie me conoce completamente para saber cómo está mi estado de ánimo.
No es la obligación de nadie, pero quisiera tener amigos que se preocuparan por mí, que me hicieran saber que están dispuestos a oírme aunque sea la situación más pesada del planeta, sí. Eso quisiera.

Mi Realidad©.«Editada».Donde viven las historias. Descúbrelo ahora