YUZURU POV
El sol se ocultaba tímidamente en el firmamento cuando Yuzuru llegó por fin al modesto edificio de apartamentos donde vivía con su madre Yumi Hanyu en Toronto. Era un lugar pequeño, pero céntrico y que después de tantos años había aprendido a querer y llamarlo hogar. Obviamente, la federación japonesa pagaba ese departamento. La única condición que le habían puesto era que enorgulleciera a Japón con sus triunfos deportivos y con una reputación intachable como ídolo y ejemplo a seguir por millones de personas.
Yuzuru sentía ganas de llorar al darse cuenta que había fallado tanto a su país como a sus seres queridos: por más que lo había intentado no había podido vivir de acuerdo a las altas expectativas que todos tenían de él. El amor que sentía por Javier era más fuerte incluso que el deber. Si alguien se enteraba de lo que había pasado entre ellos, no quería ni pensar en las terribles consecuencias que esto les acarrearía. Quizás la JFS pagaría a los reporteros por su silencio, pero lo más seguro es que lo obligarían a alejarse de Javier. Y él no podría vivir si eso llegara a suceder, más le valdría estar muerto en todo caso.
—Yuzu, hijo, ¿eres tú?— la voz de su madre, lo sacó de sus pensamientos.— Llegaste temprano de la práctica, ¿todo bien? Te ves pálido y un poco agitado. ¿Tuviste problemas con el asma de nuevo?
—No, mamá. Es solo que me excedí un poco con el entrenamiento, por eso Brian me dijo que me viniera a descansar. No quise llamarte para que no te preocuparas. Estoy bien, de veras.
Yumi observó detenidamente el rostro de su hijo. Perspicaz como todas las madres, se dio cuenta que algo no cuadraba del todo.
—Tú no estás bien, Yuzuru. ¿Acaso me estas ocultando algo, jovencito? Soy tu madre, puedes confiar en mí.
—No pasa nada, mamá, te lo juro. Es solo cansancio por tanto entrenamiento.—mintió Yuzuru mientras volteaba su rostro para que su madre no viera las lágrimas que brillaban contenidas en sus ojos.
Yumi por supuesto no creyó ni una sola de las palabras de su hijo, pero decidió darle el beneficio de la duda. Además, tarde o temprano cuando él se sintiera abrumado le contaría la verdad. Lo mejor era no presionarlo.
—Está bien, hijo, te creo. Pero el viernes después del entrenamiento iremos al doctor para que te revise, por si las dudas. ¿Entendido? Ahora ve a lavarte las manos, que te he preparado tu platillo favorito.
Yuzuru asintió y se sentó a cenar con su madre. No tenía apetito, pero se forzó a comer, no quería que Yumi se preocupara más de lo que estaba.
Después de ayudar a su madre a lavar los platos, fue a su habitación y trató de hacer la tarea. Pero era inútil. No podía concentrarse. En lo único que podía pensar era en los besos de Javi, en sus fuertes manos recorriendo su cuerpo, en el placer tan intenso que incendió sus sentidos y en el vacío inmenso que sintió después cuando tuvo que regresar a casa solo.
También estaba la culpa. Yuzuru se sentía mal por mentirle a su madre, pero no tenía más remedio: Nadie podía saber lo que había pasado esa tarde entre Javier y él. Sobre todo, porque ni él mismo entendía que es lo que había sucedido. Javier tenía una prometida con quien pensaba casarse próximamente, entonces ¿Por qué lo había besado? ¿Por qué le había hecho el amor, si...
La respuesta era obvia: en ningún momento él le dijo que lo amaba ni mucho menos le prometió una vida juntos.
«Acéptalo Yuzuru, fue solo sexo. El deseo nos cegó, nada más. No significas nada para él y mientras más pronto te hagas a la idea, mejor.»
Pero Yuzuru se negaba a aceptarlo. Una parte de él quería creer que Javier realmente lo amaba, y que dejaría a Miki.
Claro, como si esas cosas sucedieran.
La incertidumbre era un puñal que se clavaba poco a poco en el pecho de Yuzuru y que terminó por hacerlo estallar en llanto.
«Si antes dolía amarlo ahora es mil veces peor. Estaba resignado a que él nunca sería para mí. Era tan solo un sueño imposible, lejano. Después de lo de hoy, ya no estoy tan seguro. Ese hermoso Dios bajó de su pedestal y me amó. ¿Cómo puedo volver a mi vida normal después de haber estado entre sus brazos?¿Cómo?
De repente un negro presentimiento acechó a Yuzuru:
« ¿Qué haré si cuando vuelva a ver a Javi, él no recuerde nada? O lo que es peor, ¿Y si me desprecia por haberme acostado con él aun sabiendo que no estaba en sus cinco sentidos? Por favor Dios mío, no dejes que se aleje de mí. No soportaría perderlo. Él es mi amigo, mi compañero, mi confidente, mi vida entera. »
Yuzuru lloró amargamente esa noche hasta quedarse dormido. Ignoraba que sus más profundos temores estaban a punto de hacerse realidad...
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TRES SON MULTITUD
FanfictionJavier Fernández es un exitoso patinador artístico que entrena junto a su mejor amigo y acérrimo rival Yuzuru Hanyu. El amor también le sonríe: tiene una relación estable con su novia Miki con quien planea casarse pronto. Pero, un día unas pastilla...