CAPITULO NUEVE

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JAVI POV

—Buenas noches, estimados pasajeros, les damos la bienvenida a bordo de este vuelo con destino a Madrid, España.

Al escuchar la voz chillona de la sobrecargo no puedo evitar gritar de felicidad:

—¡Por fin! Con tantos retrasos temí que nunca saldríamos.

A la sobrecargo no le hace nada de gracia mi comentario y me fulmina con la mirada. Si yo fuera ella, ahorcaría al impertinente enfrente de todos. Al parecer es más sensata que yo y solo me ignora y continúa dando indicaciones como si nada.

La que no se contiene es Miki quien me da una palmada en el muslo. Creo que ella no es tan paciente.

—Javier Fernández, ¿Cuándo será el día de que dejes de ser un pesado en público?

Podría rebatirle que ella también tiene lo suyo, pero decido que si quiero sobrevivir este fin de semana lo mejor es guardarme mis opiniones para otra ocasión. Así que solo aprieto su mano fuertemente y le doy un beso casto en los labios antes de prepararnos para el largo viaje que nos espera.

Cenamos, vemos una película y sin darme cuenta me quedo dormido y cuando por fin abro los ojos, ya estamos en Madrid. Hogar, dulce hogar. Ya te extrañaba y vaya que te necesito después del desastre que ha sido mi vida estas últimas semanas.

Sin embargo, mi idea de mi casa como un remanso de paz y de relajación se derriba en cuanto atravieso la puerta del departamento

Una delgada figura atraviesa la habitación en unos segundos y de un salto aterriza sobre mí mientras grita a todo lo que dan sus pulmones:

—¡¡¡Hermanitooo!!!

La efusiva demostración de afecto de mi hermana Laura me ha tomado completamente desprevenido, por lo que, terminamos los dos en el suelo. La miro con odio, pero ella solo se carcajea como hiena pariendo. Después de una eternidad, por fin se calla y nos levantamos del suelo.

—Menso, me tiraste —exclama al tiempo que me golpea en el brazo.

—Quien te manda a comer tanto estos últimos meses, gordita. —bromeo mientras despeino sus cabellos.

—En tus sueños, debilucho. Ya deja de holgazanear y ponte a hacer ejercicio que no vas a poder cargar a tu pobre novia el día de la boda. —dice Laura al tiempo que me aplica una llave de lucha libre como cuando éramos unas crías.

Me zafo del agarre de Laura e intento hacerle una llave también, pero en eso una chancla aterriza en mi cabeza y me hace ver estrellas. No necesito voltear para saber a quién pertenece: mi madre se acerca y nos toma tanto a Laura como a mí de las patillas mientras le sonríe dulcemente a una perpleja Miki.

—Laura, Javi ¿ya terminaron con sus niñerías? Disculpa a mis hijos, querida Miki, pareciera que son animales salvajes y no tienen modales a pesar de que su pobre madre se sacrificó tanto por ellos—Miki solo atina a reír nerviosamente —¿Cómo estás? Es un gusto tenerte aquí en casa —comenta mamá mientras abraza efusivamente a Miki.

—¿Y yo que mamá? Ya no te acuerdas de tu hijo consentido.

—Ay Javi, no cambias. Vayan a dejar sus cosas y reposen un rato en lo que sirvo la cena.

En la cena la campaña campal sigue. Pateo a Laura por debajo de la mesa y ella me pisa los callos. Mi madre nos mira con ojos de pistola y amenaza con lanzarnos la chancla de nuevo así que decidimos que por nuestro bien (y el de nuestras patillas) calmarnos un poco. Eso sin contar que Miki me pellizca en el brazo y me hace señas de que me comporte.

Después de eso, la cena transcurre con relativa calma... hasta que empieza el interrogatorio. Había olvidado lo metiche y empalagosa que es mi familia.

—Oh Miki, aun no puedo creer la noticia. Muéstranos el anillo, por favor —suplica Laura.

Por toda respuesta Miki extiende la mano. Mi madre toma la mano de Miki entre las suyas y conmovida, rompe a llorar.

—Oh, es precioso. Miki, estoy tan feliz, pensé que nunca se atrevería a pedírtelo. —exclama mi mamá mientras limpia una lágrima.

—Lo sé. Llegué a pensar que Javi le tenía miedo al compromiso. —comenta Miki sonriente y mirándome fijamente.

—¿Mi hermano miedo al compromiso? Se ve que lo conoces bien, por eso me alegro tanto que por fin se haya fajado los pantalones y no dejara ir a una chica tan esplendida como tú. Así que... ¿Cuándo es la boda?

—Calmados todos, apenas le di el anillo antier, ¿no creerán que nos vamos a casar mañana?

—¿Qué tiene? Podemos organizar una boda relámpago, solo para amigos y familia. Javi, no te nos vayas a echar para atrás ahora que has llegado tan lejos. ¿O es que tienes miedo?

Miedo. Nunca había pensado en esa palabra hasta este momento. Han pasado tantas cosas en los últimos días que en realidad no he tenido tiempo de pensar en nada desde... el incidente con Yuzu.

—La tierra llamando a Javi. ¿Escuchaste algo de lo que acabo que decir?

Laura me ha agarrado en curva, como se dice vulgarmente. No sé qué contestarle y me preparo para ser el objeto de sus burlas de nuevo. Afortunadamente, Miki acude en mi auxilio.

—Déjalo, Laura, de seguro está pensando en los preparativos para nuestra próxima boda.

—Con lo tacaño que es, de seguro está pensando en cómo ahorrarse dinero así que yo te aconsejaría cuñadita que mejor tú te encargues de todo.

—Qué poca fe le tienes a tu hermano.

—Ay es que la verdad, pa. Es un tacaño.

—Ya basta, Laura no te da pena decir todo eso enfrente de la prometida de tu hermano. ¿Qué va a pensar de nosotros?

—No se preocupe señora. Javi me ha contado lo bromista que es Laura. Al contrario estoy muy feliz de estar aquí y que me consideren parte de su familia. Además, Javi y yo queremos casarnos lo más pronto posible, ¿verdad Javi? —dice Miki mientras se apretuja contra mí, pero mi mente está en otro lado.

Las palabras de Laura resuenan en mi cabeza y por primera vez desde que le pedí matrimonio a Miki me siento nervioso, inseguro. ¿Realmente esto es lo que quiero?

Y no sé por qué pero la imagen de Yuzuru llorando y suplicando el día que le rechacé, aparece en mi mente de nuevo.


TRES SON MULTITUDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora