LA NUEVA REINA

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Me despiertan los rayos brillantes del atardecer, me siento en la enorme cama y me quedo un momento mirando al vacío, hay días en que ya no quisiera despertar nunca, deseando que hubiera muerto aquel día de mi ejecución... Pero luego siento mi corazón latir y mi respiración acompasada y recuerdo que él dió su vida por la mía, mi precioso hermano de cabello blanco y ojos grises... Mi George...
Me levanto, me visto con las ropas ligeras que usan los licantropos, nuestra temperatura es muy caliente y no sentimos el frío nunca.
Ahora soy un licantropo, su reina, y a pesar de los años que han pasado aún no me acostumbro a mi nuevo cuerpo. Al principio transformarme me costó demasiado, cuando era vampiro sentía los ojos arderme cuando se tornaban rojos, la garganta me ardía y se me secaba, las encías se abrían, dejando salir los afilados colmillos, se sentía una picazón incómoda listos para beber sangre o atacar a tu enemigo.
La transformación del licantropo era diferente, sólo podíamos cambiar si la luna estaba en el cielo, pero si las nubes cubrían la luna nos era imposible transformarnos, aunque también podíamos decidir cuando pasar a fase humana.
La primera vez que me sucedió fue días después de despertar, cuando renaci en mi nuevo cuerpo de licantropo, la luna llena estaba en lo alto, Lincon mi esposo estaba conmigo, sabía que mi transformación llegaría con la primer luna llena, y aunque me explico lo que pasaría nada de eso me preparo para el dolor de la primera transformación.
Fue en el sótano del castillo, todos los licantropo del reino inician su primera transformación ahí, me colocaron en un trono de plata, que debilitaba el poder de los licantropos, y una cadena en el cuello que me quedaba grande.
-Tranquila amor mío- me dijo Lincon acariciando mi mejilla- todo estará bien- me dió un beso en la frente y se acercó a la ventana para ver la luna
Me habían dicho que los licantropos eran muy inestables las primeras veces hasta que lograban controlar sus cuerpos, por eso me habían amarrado, era lo mejor antes de que hiciera destrozos.
Mire la luna llena colocandose en lo alto del cielo oscuro, Lincon me miró con tristesa en sus ojos grises, entonces todo se torno gris brillante, sentí como si los ojos se me llenaran de lágrimas, pero era mi iris llenando todo mi ojo y la luna menguante brillando en la pupila.

Entonces grite, todos y cada uno de mis huesos se rompian y se volvían a acomodar, las uñas me crecieron desgarrandome la piel, sentí mi rostro cambiar y mis dientes afilados crecer, y un pelaje suave cubriendo todo mi cuerpo

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Entonces grite, todos y cada uno de mis huesos se rompian y se volvían a acomodar, las uñas me crecieron desgarrandome la piel, sentí mi rostro cambiar y mis dientes afilados crecer, y un pelaje suave cubriendo todo mi cuerpo.
Cuando la transformación termino, no podía controlarme, gruñendo e intentando desatarme de la cadena, mi mente estaba inundada de imágenes de la persona que más odiaba y despreciaba en el mundo... Enrique Tudor
Cuando volví a despertar me encontraba de nuevo en mi cama, con mi cuerpo normal, Lincon estaba a mi lado sosteniendo mi mano, sonrió ampliamente y me dijo lo bien que lo había hecho. Después de otras lunas el cambio se volvió cada vez más fácil y con las prácticas me volví más poderosa.
-Madre? Puedo pasar?- tocan la puerta levemente
-Pasa- contesto mientras peino mi cabello- mi Elizabeth- sonrió con cariño cuando entra
Mi preciosa hija pelirroja, tan hermosa, su piel blanca como la nieve, su cabello rojo como las llamas, y sus ojos verdes, era la mezcla perfecta entre yo y... Él.
-Hola madre- dice abrazandome- me ha llegado una carta, mi padre quiere que me presenté en el reino lo más pronto posible
-Le dijiste que no irias- digo indiferente
-No amm... Es que quiero ir...- dice tímidamente
-De que hablas Elizabeth?!- le digo molesta- no irás a ver a ese monstruo
-Madre... Él es mi padre... Aunque lo odio por lo que te hizo... A mí me trata muy bien y me quiere demasiado- dice ella con lágrimas en los ojos- él sabe que vivo en Inglaterra, en la propiedad que me dió... Y ya le he dado muchas escusas, no quiero que se entere que estoy aquí
-Lo siento Elizabeth- digo disculpándome- tienes razón ve a verlo... Pero por ningún motivo menciones algo de mi o de Escocia!
-Mamá...- dice frunciendo el ceño- nunca diría una palabra, no te preocupes por eso...
-Estas bien... Cuídate mucho Elizabeth- la abrazo- te extrañare y cualquier cosa que pase escríbeme e inmediatamente iré por ti
-Gracias mamá... Volveré pronto te lo prometo

Llegó al comedor real, ahí ya se encuentran los licantropos nobles por así decirlo, aquí no es como una monarquía sino más bien como una sociedad, todos se trataban como iguales, aunque si tienen a sus líderes la población los elige cada cierto ti...

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Llegó al comedor real, ahí ya se encuentran los licantropos nobles por así decirlo, aquí no es como una monarquía sino más bien como una sociedad, todos se trataban como iguales, aunque si tienen a sus líderes la población los elige cada cierto tiempo, la verdad me tuve que ganar el amor de la gente para que me eligieran como su reina y eso no me desagradaba solo que me era un poco extraño después de tanto tiempo de vivir en una monarquía.
-Buenos días mi reina- me saludaban los nobles cuando me veían pasar y yo les contestaba el saludo con una amplia sonrisa
Me gustaba su forma de vida, era la mejor forma de gobernar, ahí no utilizaban el dinero solo el intercambio, además de que todos trabajabamos juntos para la sociedad.
-Mi reina- Lincon se puso de pie cuando me ve llegar- Tienes hambre preciosa?
-Buenos días mi rey- dije besando sus labios- muero de sed...- varios caballeros que estaban cerca me miraron divertidos era como la reina extranjera que muchas veces se confundia con las palabras- Quiero decir... De hambre
-Si amor mío, siéntate- dice cariñoso arimandome la silla
-Hola Ana- sonríe María frente a mí- Dormiste bien?
-Si- le digo dedicándole una leve sonrisa- aunque amanecí con un poco de dolor de cabeza
-Oh que mal- dice María preocupada- quieres que busque al curandero?
-No, no es necesario- nuevo con la cabeza
-Gracias María- dice cordial Lincon mirando a mi hermana
María se pierde un momento en sus hermosos ojos grises, y luego baja la mirada sonrojandose.
Pero Lincon ni siquiera lo nota, solo toma mi mano sonriendo mirándome profundamente con amor, así como María lo acaba de mirarlo a él.
Pero no siento celos, me da tristesa, María se ha encariñado con él, lo sé por como lo mira, pero desgraciadamente es mi esposo, y siento como si la historia se volviera a repetir.
-Recuerda que hoy es el torneo real en honor a nuestros treinta años de matrimonio
-Vaya... Eso me hace sentir vieja- digo frunciendo el ceño
-Es un alivio que no envejecemos- dice acariciando mi mejilla- aunque yo te seguiría amando así tuvieras mil años de vida
-Curiosamente tengo 1030 años si contamos cuando era un vampiro- digo ignorando su cumplido y él solo baja la mirada con tristeza - gracias Lincon... Yo también te amo- digo lo más convincente que puedo aunque no lo sienta de verdad
Pero él me cree así que sonríe y besa mis labios con ternura.
No es que no lo quiera, le tengo muchísimo cariño, sólo que no puedo amarlo, todo mi amor se extinguio cuando el hombre que más amaba en el mundo me traiciono y conspiro para matarme... Ahora no puedo confiar en nadie y mucho menos sentir amor...

Hola!
Espero les guste la continuación de la historia de Ana Bolena.
Tal vez es un poco confuso pero vendrán más capítulos ;)
Los quiero! Gracias por leer, déjenme sus comentarios si les gusta
XOXO n.n

VENGANZA Y AMOR REAL II (Ana Bolena Y Enrique VIII) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora