LA AMANTE

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 Cuando salgo de la habitación me tengo que sostener de una columna para no desvanecerme, me siento mareada, no puedo creer que esto este pasando, había deseado tanto tiempo volver a verlo y obtener mi venganza que cuando sucedió sentía que se trataba de un sueño.
-¿Catalina?- me pregunta la dama que me acompañaba- ¿Te encuentras bien?
-Si, no pasa nada- digo controlando mi respiración- estoy bien
-El rey se ha fijado en ti- dice sonriendo- quien sabe, tal vez te puedas convertir en la nueva reina de Inglaterra
 Sus palabras hacen eco en mi mente, y siento como se me revuelve el estomago, me disculpo y salgo corriendo de ahí, me topo con muchos rostros conocidos que me miran intrigados pero los ignoro y corro hacia el jardín, cuando estoy ahí me siento sobre el césped y abrazo mis rodillas.
 Intento recordar por que estoy aquí, y me doy cuenta que por un momento me vi demasiado débil, estaba aquí para vengarme de él, para matarlo así como él me mato a mi, y a mi hermano sin ninguna consideración.
 Lo odiaba, lo odiaba con toda mi alma y pagaría por lo que me hizo y me convertiría en la reina de Inglaterra y el reino lo heredaría mi hija, si lograba matarlo y que él no me matara a mi, me seco las lágrimas de mi rostro y apago mis sentimientos, morirás Enrique... yo misma te matare.

 La noche siguiente me pongo el vestido de dama, son coloridos e infantiles como la nueva reina, pero no lo sería por mucho.
-Su majestad- la saludo con una reverencia
-oh! Mi querido regalo!- dice emocionada acercándose a mi y sonriendo ampliamente
Me sorprende lo infantil que es, no comprendo que fue lo que Enrique vio en ella, tal vez la belleza y quería alguien inmaduro que no se entrometiera en sus asuntos, además de alguien joven que pudiera darle un hijo.
-Que es lo que sabes hacer querida? - pregunta besandome en las dos mejillas- Cual era tu nombre?
-Mi nombre es Catalina- contesto seria- y no me lo tome a mal pero soy su dama no su bufón
-Pero que grosera eres-  dice ofendida-   por si no te has dado cuenta soy la reina de Inglaterra y harás todo lo que yo te diga- dice arrogante- ahora, baila para mi
En ese momento la puerta se abre y contengo la respiración cuando entra Enrique, esta un poco molesto lo sé por su mirada.
-Amor mío! - dice ella corriendo a besarlo- mi regalito estaba a punto de bailar para mi, vamos hazlo!
Enrique la mira con fastidio luego me mira y parece disculparse con la mirada, sus ojos azules se posan en mi rostro.
Hago una reverencia y comienzo a bailar, tarareando la canción, una canción que baile para él el día en que lo conocí, al hacerlo él me mira incrédulo y sorprendido.
Cuando terminó las damas comienzan a aplaudir, pero la reina parece molesta por como me mira Enrique.
-Eres muy buena en eso- dice la reina forzando una sonrisa- debes de enseñarme ese vals para bailarselo a mi rey en la cama
-Bueno Catherine, necesito que vayas a saludar a los consejeros de España, han venido a conocerte- dice Enrique apartando la mirada de mi rostro
-Claro que sí, solo me retocare y en un momento voy- sonríe ella encantadoramente
Enrique sale y me hace una pequeña reverencia antes de irse, lo miro salir y aparto la mirada, sonriendo, esto será demasiado fácil.
-Ven regalito- dice Catherine tomando mi mano y llevándome hasta el tocador- por favor peina mi cabello, quiero estar hermosa para mi rey
Comienzo a cepillar su hermoso cabello que parecen fibras de oro, ella me mira por el espejo y sonríe.
-Pareces de confianza Catalina- dice ella mirándome - se ve que sabes guardar secretos. Puedo confiar en ti?
-Por supuesto- le aseguro sonriendo
-Todas mis damas son inglesas, así que casi no puedo confiar en ellas, pero tu siendo Francesa no dudo que no tengas problemas en ayudarme
-Se lo aseguro majestad, mi lealtad esta con usted- digo haciendo una inclinación
-Vale- dice corriendo a su escritorio y entregándome una carta- necesito que le lleves esto al sirviente del rey, no puedes decírselo a nadie, prometemelo
-Se lo juro su majestad- digo tomando la carta
-Confiare en ti- sonríe abrazandome- odiaria terminar como mi prima segunda, Ana Bolena
Sale de la habitación dando saltos, mientras sus damas la esperan en la otra habitación.
Tomó la carta entre mis manos y la abro, es una carta de amor, dirigida al sirviente de Enrique... No puedo creerlo, es tan tonta como para haberse enamorado de él.
Enrique la matara si llega a enterarse, tal vez esta sea mi oportunidad, si le doy la Carta a Enrique ganare su confianza.
No, no puedo hacer eso, por personas así yo termine muerta, no puedo hacerle eso a Catherine, después de todo es mi prima.
Decido darle la carta al sirviente, y por varios días soy su cartera, entregando las cartas de su infidelidad, no debería de tener compacion por ella pero tendré que encontrar otra manera.
Después de varias semanas el rey por fin me invita a sus habitaciones, solo era cuestión de tiempo, cada que me topaba con él no dejaba de mirarme.

Entró a sus habitaciones, solo de pensar en compartir la cama de nuevo con él me pone nerviosa pero por fin me he ganado su confianza.
-Lady Catalina- dice al verme con su voz aterciopelada - desde que ha llegado a la corte no he podido dejar de pensar en ti
-My lord- hago una reverencia- es un honor para mi estar aquí con usted
-Me parece tan familiar... - dice acercándose a mi y oliendo el aroma de mi cuello- no tengo palabras para describir lo que me hace sentir... Es como si la conociera desde antes
Tengo miedo, será posible que se haya dado cuenta de algo, me toma del cuello y me besa apacionademente.
Me lleva a su cama y me hace suya y por un momento imagino que nada ha pasado, que vuelvo a estar entre sus brazos cuando era su reina... Pero eso se desvanece y el odio que siento hacia él vuelve a apoderarse de mi.
Me levanto en la mañana, él está profundamente dormido a mi lado, tomo la daga que he traído conmigo y la alzó apuntando directo a su corazón.
Pero me detengo, lágrimas ruedan por mis mejillas de odio y rencor, podría matarlo ahora mismo, pero no puedo, tiene que saber que soy yo, Ana Bolena, la reina que ha vuelto de la muerte para vengarse de todo lo que le ha hecho.
Vuelvo a guardar la daga, tomo mi capa negra y salgo de ahí, asqueada por lo que ha pasado.
Solo me queda el consuelo de que falta poco para que se entere que soy yo y matarlo.

VENGANZA Y AMOR REAL II (Ana Bolena Y Enrique VIII) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora