Ana Bolena la nueva reina de los licantropos en Escocia ha cambiado, la sed de venganza la ciega y no deja de esperar con ansias el día en que vea caer Inglaterra. A su lado, su hermana María Bolena comienza a sentir algo por el esposo de su hermana...
Estoy acostada en una cama suave de terciopelo, la suave seda acaricia mi piel. -Ana... - escucho su voz aterciopelada -Hola... - digo en un hilo de voz - Cuanto llevo dormida? -Tres noches... - dice y siento sus dedos acariciar mi mejilla- estaba muy preocupado creí... Abro los ojos lentamente, la oscuridad envuelve la habitación. siento un poco de ardor en la garganta pero la verdad me siento como nueva. Me enderezó para sentarme sobre la cama y lo miro ahí envuelto en la oscuridad, tan hermoso como siempre. Su piel blanca como la nieve, su cabello negro como terciopelo, lleva ropas negras y me mira fijamente con sus ojos verdes. Poco a poco comienzo a recordar lo que pasó antes de que me desmayara, y un escalofrío recorre mi espalda cuando recuerdo la traición de Alexander. -Gracias por salvarme - le digo sonríendo débilmente - no tenias que hacerlo... -De que hablas? - pregunta confundido frunciendo el ceño -Ya puedes dejar de mentir- digo bajando la mirada - se que me Odias por haber intentado asesinarte y quedarme con tu reino... Yo no soportaría verte morir, se que me vas a desterrar pero por favor perdona a Elizabeth ella no tubo nada que ver... Me interrumpe poniendo un dedo largo sobre mis labios y lo miro asustada, él solo me mira con fundido y se acerca más a mi. -No te odio Ana-dice mirandome con sus ojos verdes- y no estaba fingiendo nada cuando te salve, y técnicamente tu nos salvaste a todos... Yo te amo con locura Ana Bolena, como el primer día que te vi bailando en Francia. <<Se que cometí un grave error al dejarme manejar por Alexander, pero no volverá a suceder... Ahora no hay poder en el mundo que nos separé >> Sus palabras hacen eco en mi mente, toma mis manos entre las suyas y yo no puedo creer lo que estoy escuchando. -Solo si tu me aceptas- dice él con tristeza - Que dices Ana... Aceptas pasar conmigo toda la eternidad? -Enrique... - susurro sin poder creer lo que dice-Claro que si! Me toma entre sus brazos colocandome sobre sus piernas y me besa larga y apasionadamente, siento sus manos acariciar mi espalda y mi cintura, mientras devora mis labios de una forma exquisita. -Te amo tanto Ana- dice mientras besa mis labios- siempre te amaré, no importa lo que pase -Yo también te amo Enrique- le digo desabrochando su camisa negra - con toda el alma y sin remedio. Acaricio su cabello y sus labios descienden por mi cuello, me acuesta sobre la cama y tompe el camisón negro que me cubre, lo ayudo a desvestirse y me hace suya con tanto amor y pasión que no dudo ni por un instante de sus palabras
Me pongo el vestido rojo que hay sobre la cama, me cepillo mi sedoso cabello negro. Me miro en el espejo y veo mi piel blanca, miro mis ojos negros con un aro magenta al rededor... He vuelto a ser vampiro ya que cuando Enrique me mordió su poderoso veneno hizo desaparecer todas las células licantropas que tenía. Y la verdad me sentía mejor así, nos habíamos quedado en Inglaterra, poco a poco se fue restaurando la paz en el mundo. Él Rey Eduardo de Francia fue liberado de su encierro y le juro lealtad a Enrique VIII, también firmó la paz con Lincon del Reino de Escocia quien se caso con mi hermana Maria. Fuimos a Roma y Enrique mostró su magnificencia, era el vampiro más poderoso del mundo y los Vampiros Ancianos le juraron lealtad, deshaciendo el cónclave por completo. Al parecer todo volvía a la normalidad, nos quedaríamos en Inglaterra a reinar los reinos del mundo y mantener el equilibrio de la paz.
-Mamá estoy muy nerviosa- decía Elizabeth acomodando su hermoso cabello rojizo -No tienes por que - acaricio su rostro- eres la heredera legítima de Inglaterra, ahora vas a tomar el trono que te pertenece -Gracias por todo lo que has hecho madre- dice abrazandome - espero no defraudarte -Claro que no mi pequeña- la abrazo y beso sus mejíllas - eres tan buena Elizabeth, lo supe desde el primer día en que te tuve en mis brazos, tu ibas a ser reina y te sentaría en el trono de Inglaterra algún día -Y ese día ha llegado- sonríe ampliamente - te amo mamá -Y yo a ti- le sonrió dulcemente Se escucha el piano al otro lado las puertas del templo se abren, caminamos por el pasillo, todos los vampiros del consejo sonríen complacidos. Enrique está sentado en el trono con una sonrisa en sus labios, cuando llegamos se pone de pie, toma la mano de su hija y la conduce al trono. Elizabeth nos mira con sus hermosos ojos verdes y una enorme sonrisa en sus labios. -Yo te nombró Reina de Inglaterra y Gales- dice Enrique colocando la corona de oro con diamantes sobre su cabeza- Salve la Reina Elizabeth! -Reina Elizabeth- gritan todos en la habitación
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Estamos acostados sobre la hierva del bosque, la luz de la luna ilumina nuestros pálidos cuerpos mientras nos miramos uno al otro. -Crees que Elizabeth será buena reina? - le preguntó con una sonrisa en los labios -Es hija de un Dios y de una hermosa vampireza dulce, inteligente y fuerte, que volvió de la muerte dos veces... - dice encogiendose de hombros - yo creo que irá bien -Que modesto- le digo poniendo los ojos en blanco- yo creo que Inglaterra estará en la Época de Oro durante su reinado -Yo también - dice acariciando mi mejilla - no podría ser más feliz ahora Me envuelve entre sus brazos y recargo mi cabeza sobre su pecho, entonces decido que es tiempo de decírselo. -Creo que... Estoy embarazada- le digo mirando sus ojos verdes -De verdad? - mi mirada se ilumina y besa mis labios - espero que sea niño... Frunzo el ceño cuando dice eso y se hecha a reír, luego acaricia mi rostro. -Solo bromeaba... - dice sonriendo- ahora si soy inmensamente feliz, por que el amor de mi vida esta a mi lado Nos quedamos mirando por largo rato, no puedo creer que después de tantas cosas por fin estemos juntos y felices. -Te amo Ana Bolena- dice besando mis labios -Y yo a ti Enrique Tudor, para siempre...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
