XVI: "Jade y veloz"

151 26 76
                                    

Aria: ¡Hey! 

...

No tengo nada especial qué decir ;u; ¿qué tal si empezamos con el capítulo?

Los amo, patatas 7u7r

¡Disfruten!


DANAE

-Feliz cumple-mes, princesa -dijo Sam al momento de tenderme un palillo de algodón de azúcar rosado.

-Feliz cumple-mes, portero -felicité con una sonrisa bastante amplia.

No puedo creer que ya sea un mes desde que salimos por primera vez al mundo. Estas últimas cuatro semanas definitivamente han sido asombrosas. ¿Sabían que los patos corrían? ¡Yo no! La semana pasada fuimos a la laguna de Grimm y un pato me persiguió alrededor de todo el parque.

Fue una experiencia totalmente aterradora.

-Vayamos a ese juego, preciosa -pidió el pelinegro tirando de mi mano libre, haciendo que me atragantara con el algodón rosa que comía. El chico no se percató de ello y continuó jalando de mi brazo.

Atravesábamos el tumulto de gente, y por supuesto yo podía verlo perfectamente, con una sonrisa más que grande plantada en su pálido rostro. ¿Es necesario mencionar que nunca antes había ido a un parque de diversiones? Ni siquiera a una pequeña feria; cruzar este mar de adultos y niños (espero que sean niños los que me están mordiendo las piernas) se me complicó de un modo inimaginable, sentía que me ahogaba.

Pensé que me quedaría atrás dado que Sam giró su cabeza y no me halló, colocó un gesto de genuina preocupación, o al menos me gustaba creer eso. Le di un fuerte apretón a su mano como diciendo: "Hey, Gulliver, aquí abajo". 

Aún sin poder verme, sus largos dedos se enredaron al rededor de mi muñeca con fuerza y me jaló para que pueda salir de aquella trampa mortal.

-Eres tan pequeña... -rió y sobó mi coronilla. ¡Oh, por favor! Solo me llevaba tres años. ¡Tres años!

Y tal vez alrededor de treinta centímetros.

-Yo tampoco he venido antes a este lugar, ¿sabes? -mencionó repentinamente, observándome desde arriba, tapando el sol.

En todo el mes que lo había estado viendo tres veces por semana, nunca me había dicho algo por el estilo. Siempre íbamos a lugares que frecuentaba o a los que solía ir. 

De acuerdo, no lo veía solamente tres veces por semana; subía a mi apartamento cada que podía y si no era "Día Rosa" (sí, le habíamos puesto así a los días de salida), se quedaba conmigo y Marah haciendo mil y un tonterías.

Y por supuesto con la prima Gwen. Costó un poco convencerla de quedarse callada; unas cuantas pizzas, labiales y otras cosas de chica pudieron con ella, sumando a la lista que ahora me manipula como le viene en gana. Me he vuelto una especie de esclava para ella. 

Maldición, en realidad fue difícil.

-¿Qué te hace creer que nunca había venido a este parque de diversiones, querido Sam? -pregunté con las manos en la cintura. Me devolvió un gesto de póker -. Está bien, está bien. Lo entiendo; no necesitas poner esa cara... ¡Ya, quítala!

Reímos un rato mientras hacíamos fila para subir a una gran atracción con carritos color rojo y hélices amarillas. Un segundo... ¿por qué demonios un carrito tendría una hélice?

El pequeño auto tenía problemas de identidad.

¡Decídete, carrito! ¿Eres un helicóptero o un auto?

¡Danae, deja caer tu cabello! #CA2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora