IV: "Raíces 1.0"

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SAM

¿Conoces esa sensación de cuando estás escribiendo y te quedas sin ideas? Esa de cuando sabes perfectamente qué quieres que pase pero no sabes con qué palabras describirlo. Me pasaba igual, la diferencia era que me sucedía a mayor escala. En la vida.

-Vaya, Sam. Eso es realmente profundo. Deberías postearlo es tumblr. -se escuchó la voz de mi compañera de cama. Es broma, terminé durmiendo en el piso, por supuesto.

-Rayos, creí que solo lo había pensado. -dije tallando mis ojos dirigiendo mi mirada hacia una muy despeinada Danae. Se le veían unos ojos achinados por haberse despertado recién.

-No, mi querido inquilino. Estabas observando el techo y soltaste eso, completamente inspirado. -habló asomándose más por el lado de su cama que me permitía verla. Su cabello realmente estaba hecho una maraña de pelos como si hubiesen metido a un hámster salvaje y a una marmota en celo a que luchen entre sí. O tal vez solo estoy exagerando.

-¿Que yo solté? ¿Así como tu soltaste ese potente ped-

-¡Ya cállate cállate cállate! -me interrumpió con una voz chillona y se hizo una bola en su cama, metiéndose debajo de sus sábanas.

No podía culparla por su actitud infantil por dos grandes razones. La primera es que, yo también soy así ¿verdad? Y la segunda, por Dios, esta chica nunca ha salido del edificio, no voy a esperar que tenga las mejores habilidades sociales. Es toda una Rapunzel moderna o algo parecido.

-¿Sabes algo, portero? Babeas al dormir. -dijo la bola de pelo enredado y sábanas. Y volvió a estar asomada, lo que me permitió ver un pequeño hoyuelo cuando sonrió. Sonrió malvadamente, pero sonrió. Los hoyuelos son lindos, dan ganas de poner el pulgar dentro de ellos. 

Demonios, no pude resistirme.

-¿Qué haces, raro? -habló Danae con un gesto de incomodidad.

-Tocando tu hoyuelo, ¿qué no es obvio?

Rodó los ojos y volvió a meterse bajo sus sábanas. Me acosté sobre las almohadas que quedaron en el piso y miré el techo detenidamente. Habían muchas marcas en diferentes partes del mapa. Habían dibujos distintos en cada lugar, incluso Danae parecía haber escrito notas en su mapa. Eso era realmente magnífico.

-Ve a ducharte para que te vayas, te puedo prestar el perfume de mi papá después. -habló Danae con la boca pegada al colchón y con un tono de voz somnoliento, lo cual hizo que no se le entendiera del todo bien.

Encontrar el baño de visita resultó ser toda una travesía. Abría y cerraba puertas una y otra vez, aunque ya estaba acostumbrado por mi trabajo. En el camino, me detuve a ver las paredes que tenían fotos desde una Danae bebé (bastante gorda) hasta una Danae mayor en bikini en la piscina de la azotea del edificio. Fotos de todas sus "graduaciones" de su escuela en casa, presumo. Graduación del jardín de niños, una pequeña Danae con el cabello enmarañado posaba en las escaleras que llevaban a la segunda planta de su penthouse, con una toga y un birrete. Se le veía adorable. Habían fotografías de Danae sin dientes junto a sus padres, junto a quienes parecían ser sus abuelos y abuelas. Danae graduada de la escuela primaria, de la escuela secundaria y finalmente de la preparatoria. Todas escuelas de casa al fin y al cabo. Entre esos marcos de fotos, había una que decía "Quinceañera".

Ver fotografías de antiguas Danaes me hizo sacar bastantes sonrisas nostálgicas, en especial por aquellas en las que salía pequeña y con cara redonda, ya que me hacía recordar a Lía.

Escuché el sonido de unas cuantas garritas chocando contra el suelo, giré mi cabeza y al final del corredor apareció un bulldog regordete con una pelota de tenis entre sus dientes.

¡Danae, deja caer tu cabello! #CA2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora