Mis disculpas

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Perdóname
por ser un éxodo obstinado
y poner a pelear
mis palabras con las tuyas.
Es mi remordimiento eterno
el no callarme
antes que tu impotencia resbale
y en tus parpados silentes fluya.

Perdóname
porque a veces mi carácter
se pone de mala gana
y no sabe cuándo ya es bastante.
No tolero el recuerdo
de tu voz entrecortada
reclamándole indignadamente
a mi actitud distante.
Aunque es mi traicionera culpa
por ser un insensible
no fue mi intención resentir
el primor de tu semblante.

Perdóname
puesto que rechazo doliente
cuando me volteas la mirada
y no tenga alba que me irradie.
Realmente soy sincero
al decir que me arrepiento,
lo sabes por tu intuición
que me conoce más que a nadie.

Perdóname
porque el orgullo ahoga mi boca
cuando debo pedir perdón
pero esta vez vengo dispuesto
con la mano en el corazón.


Teoría de las emociones ocultasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora