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•Acuario Jones•
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Había pasado una semana desde que Virgo había desaparecido, todo el mundo estaba muy preocupado pero yo trataba de convencerme de que había salido y volvería pronto; eso esperaba

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Había pasado una semana desde que Virgo había desaparecido, todo el mundo estaba muy preocupado pero yo trataba de convencerme de que había salido y volvería pronto; eso esperaba. Leo había estado muy triste esa semana, nunca lo había visto así: tan alejado y frío. Siempre que Virgo estaba lejos de él, Leo sentía que algo le faltaba pero nunca había sido tan extremo como lo había sido esa semana.

Era bastante temprano pero todos estábamos despiertos, ya que habíamos dormido en los sofás y las sillas -los cuales eran muy incómodos- esperando a Virgo, quien nunca llegó. Desayunábamos sin ganas, nos preparábamos para salir sin ganas, realmente hacíamos todo sin ganas ya que sin Virgo todo era un 300% más aburrido. Creo que yo y Leo éramos los más afectados, claro que los demás estaban tristes y dolidos pero nosotros lo estábamos aún más: para Leo, una de las persona que más aprecia en el
mundo y para mí, mi mejor amiga desde que nací ha desaparecido de un día al otro. En serio dolía.

Después de desayunar, todo el mundo se fue a preparar. Yo había dicho que me quedaría para hacer búsquedas y leer sobre astronomía. Nadie me contradijo y después de treinta minutos, estaba sola en la mansión. No esperaba ninguna visita antes de la tarde ya que todos mis amigos se habían ido y no regresarían temprano. Iba a subir a la biblioteca pero el timbre sonó, no pude adivinar quién era así que simplemente abrí la puerta.

Ahí estaba, ella. Después de una semana se dignaba a volver:

— ¡¿Eres tú?! ¡VOLVISTE! La abracé pero solo me empujó.

— Si vale, suéltame. Me miró asqueada y me empujó para que me moviera.

Después de empujarme, fue directamente a las escaleras, las subió y escuché el típico ruido de cuando cierras una puerta demasiado fuerte. No sabía que le pasaba, tal vez tuvo alguna pelea pero seguramente se le iba a pasar. No podía enojarse conmigo, era mi mejor amiga.

Quería descansar, aunque no hubiera hecho mucho el reencuentro con Virgo me había cansado bastante. Cuando quise entrar en mi cuarto, la puerta estaba cerrada con llave, solo podía cerrarse desde adentro así que supuse que Virgo se había equivocado de cuarto -lo cual nunca había hecho-.

— ¿Virgo? Este es mi cuarto, ¿puedes abrir?

Escuché ruidos de cajones cerrándose y pasos hacia la puerta, después la puerta se abrió. Virgo no tenía ninguna expresión en la cara, solo se disculpó muy fríamente y pasó a mi lado. Vi que tenía tres piercings en la oreja que antes no tenía, seguramente se los había hecho mientras no estaba aquí, nada de que preocuparse. Aunque me parecía muy raro, porque Virgo siempre había tenido miedo de las agujas y me había dicho que nunca se haría piercings. Seguramente cambió de opinión.

Después de una o dos horas, Virgo seguía en su cuarto. No había salido, ni para saludar a los otros -los cuales ya habían llegado-, lo cual fue muy raro. Demasiado raro. Igualmente, todo el mundo estaba muy contento que saber que Virgo estaba bien y que había vuelto.

Hello, Virgo. 🥀 [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora