¿Odio O Amor?

Capitulo 27.

—Crei que ustedes tenían algo —dijo Matteo.

—Algo así solo lo quiero poner un pongo celoso. Ustedes vayan nosotros estaremos bien —dije y subi.

Ya me estaba acostumbrado a estas muletas, aunque en unos días me las quitarían y eso significaba que Simon ya no estaría viviendo aca.

—¿Puedo entrar? —pregunte entrando a mi habitación donde Simon se encontraba.

—Ya lo hiciste.

—Queria explicarte lo de abajo.

—No es necesario, no somos nada, pero enserio ¿piensas volver con ese idiota? —pregunto.

Rei, ¿enserio creía eso? Nunca volvería con Nico, menos amándolo a el.

—¿Que es tan gracioso? —pregunto con una expresión seria.

—No volvería con el, sabiendo que te amo a ti.

—Pero dijiste que...

—Un poco de celos no le hacen mal a nadie —lo interrumpi.

—¿Todo fue​ una excusa para darme celos? Y yo que creí que volverías...

Lo interrumpi con un beso, el nos separó y lo mire confundida.

—¿Quieres ser mi novia? No quiero perderte por un estúpido como ese.

—Claro que si —dije y nos besamos.

—Que tiernos —dijo una voz atrás nuestro— pero tengo hambre.

Rei, mientras nos separabamos, me recordó a Luna, tal para cual.

(…)

Estaba en mi habitación, ya me habían quitado el yeso y podía caminar como​ siempre lo hago, pero Simon insistió en quedarse conmigo por si la loca de Sharon aparecía, lo cual no me pareció necesario ya que tenía a Matteo conmigo, pero el insistio y no le pude decir que no, aparte no quería que se fuera. Había tenido que cambiar mi número de teléfono por si la loca de Sharon decidía volver a llamar, porque hasta ahora no se sabía nada de ella, y no había puesto ninguna denuncia porque era familiar mío me guste o no, aunque nunca le hubiese importado en realidad.

—¿Puedo pasar? —dijo Simon entrando.

—Ya lo hiciste.

—Como sea, arréglate vamos a salir.

—¿A donde?

—Aun no hemos tenido nuestra primera cita —dijo y luego de guiñarme el ojo salio.

(…)

—Ya estoy lista —dije llegando a la sala donde se encontraba con Matteo y Gaston—. ¿Tan mal estoy? —pregunte al ver que no decía nada.

—Estas hermosa —mierda me sonroje.

—Gracias, tu tambien te vez bien.

Eso fue lo único que se me pudo ocurrir, que se veía bien ¿es enserio? Se ve perfecto.