Noche I

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Sabrina veía las estrellas cada noche, sin falta. Encontraba el consuelo que necesitaba en ellas. Ellas la hacían sentir muy tranquila, en paz. Brillaban de una manera tan deslumbrante que se preguntaba si lo hacían por aquellos a los que se le había quitado su brillo en la Tierra.

Con un suspiró tomó su libreta y su pluma.

"El viento se lleva las cenizas de lo que alguna vez fui. En la tumba. En la juventud. No queda nada ya de mi anterior yo. Latente sigue mi corazón viendo hacia arriba, pidiendo por aquello que se le arrebató: amor".

La única escapatoria era escribir junto a sus mejores amigas, las queridas estrellas. Entendió que alejarse, aislarse y sentirse en lo más profundo de la soledad era bueno, lograba conectar con sí misma, pero como cualquier otro ser humano deseaba ser amado. Deseaba ser dulce, pero no podía si no dejaba ir esas cicatrices que la hicieron cambiar.

Evan la miraba y se preguntaba qué escribía en su libreta para hacerla ver tan concentrada. Su ceño fruncido, sus labios formando una línea recta y sus ojos cristalinos.

¿Tareas? No. Un cuaderno demasiado pequeño. ¿Dibujos? No. Definitivamente está escribiendo algo.

Pero Sabrina era toda una poetisa.

Hasta Las Estrellas [Resubiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora