—¿Tienes una profesión soñada?
Sabrina lo pensó entre risas mientras seguían con su juego de lucha de pulgares.
—No lo sé. Siempre me gustó escribir. No soy perfecta en eso, sé que puedo aprender mucho más de lo que sé —inició—. No estoy tan segura de ello. A veces no creo ser lo suficientemente buena en nada... —dejó salir un suspiro que Evan entendió a la perfección—. ¿Qué hay de ti? ¿Estudias algo en la universidad o sigues en el colegio? Ni siquiera sé qué edad tienes.
—Bueno, cuando era niño soñaba con ser astronauta; pero supongo que me ganaron el puesto en 1969 abordando el Apolo 11. No creo que algo así vuelva a suceder en mucho tiempo.
La de cabellos azabaches rio con el comentario. Evan elevó su mirada y notó la curvatura en su boca. En ese instante supo que no había nada más bonito que su sonrisa.
Un sentimiento cálido lo invadió un momento al verla tan concentrada. Se regocijó tanto en esa sensación en su corazón que no fue nada difícil para Sabrina aplastar su dedo pulgar, ganando la partida. Con una sonrisa aún más grande lo miró y notó su rostro, observándola con algo que no podía descifrar correctamente.
—¿Por qué me miras tanto? —preguntó entre susurros de repente sintiendo cómo el calor subía a sus mejillas.
El chico frente a ella no pudo hacer más que negar con una tonta sonrisa pegada en el rostro—: Nada; es solo que, tienes una risa muy bonita. Me gusta escucharla. Creo que muchas personas deberían, en realidad.
Ella bajó la mirada, avergonzada y tímida. Jamás le habían dicho cosas tan lindas. No sabía que podían sentirse tan bien, tan correctas y lindas. ¿Eso era lo que sentía la gente cuando recibía cumplidos? ¿Se sentía tan bien?
Al ver que Sabrina no tenía intenciones de responder con su boca, Evan siguió hablando para no hacerla sentir incomoda.
—Tengo veinte años —le confesó haciendo que la chica pusiera atención de nuevo en lo que decía—. Y mi vida no es tan interesante, si empiezas a preguntártelo. Por el momento, solo pienso en el día a día, o la noche en cuyo caso porque pienso en encontrarme contigo.
—Creo que podría decir lo mismo también —le sonrió—. Eres muy agradable, Evan —dijo su nombre en un susurro, como si apenas estuviera probando las palabras que no habían sido dichas con tanta frecuencia. Pero si estaba segura de algo, es que, no le molestaría seguir diciendo incontables veces su nombre con tal de seguir conociéndose. Hacerlo como al leer un libro. Abrirlo, devorar páginas de él hasta llegar al final, muchas veces deseando que exista una secuela porque jamás tendrías suficiente de él.
ESTÁS LEYENDO
Hasta Las Estrellas [Resubiendo]
Truyện Ngắn[SUBIENDO EDITADA] Obra independiente © ★ Ella veía las estrellas, él la miraba a ella. Escribía poemas para desahogar su pena. La miraba para poder olvidar sus problemas. ¿Podría una persona hacer que valores tu vida? Ya no quería que su vida fuer...