Capítulo 32

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¡A casi nada de la gran final! *-*

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Primero iniciaríamos por Gales, Inglaterra, Irlanda de Norte y Escocia, luego, nos iríamos a por todo Estados Unidos, así para ver que otras fechas podían abrirse en dicho continente. Si nada se suscitaba, partiríamos hacía Japón y China por unos pocos días, para finalmente, regresar a Inglaterra y empezar a trabajar con mi tercer disco. Todo era maravilloso, George Martin no sólo era un excelente manager, sino que también, era un gran amigo. Casi mi segundo padre.

Pero... cuando llegamos a nuestro último destino de Europa, en Escocia... pasaría algo que nunca me imaginé.

Luego de un concierto en la noche, nos quedamos en un hotel muy alejado de la ciudad. De por sí, Escocia era más campo y áreas verdes para cultivar. Yo estaba demasiado cansado, pues no solamente estuve en un gran concierto, también tomé como nunca, ya era típico en mí.

Salí a una panadería para comprar el desayuno, tenía leche, cervezas, panecitos de dulce y otras cosas. No me fijaba en nada, tenía los ojos muy hundidos y la nariz resfriada. Así que mientras crucé la calle... escuché un fuerte frenazo que me hizo tirar todo, ¡Estuvieron a punto de atropellarme!

—. ¡Fíjate, idiota! —grité y extendí mis brazos.

Era un hombre el que conducía, tenía los lentes negros y salió de su coche. No pude reconocer su cara, porque la tenía cabizbaja y revisaba su billetera. Entonces... él dijo:

—Lo siento, ha sido mi culpa.

Y ahí fue cuando volví a ver a Paul McCartney.

— ¡Paul! —exclamé sin molestia.

—Ju... ¡Julian! —dijo con mucha más emoción.

—Wow..

No pudimos aguantar las ganas y ambos nos dimos un grande y fuerte abrazo, sentía como sus lágrimas se esparcían por mi cuello y las mías por el suyo. Me apretujó muy fuerte y su dolor se notaba, el mío también. Es como si al haber visto de nuevo a Paul, tuviera tantas ganas de no soltarlo, me desperté por completo. Eso era una locura.

—Paul...—dije con la voz entrecortada.

—Julian, l-lo lamento... iba distraído, ¿Te hice algo?

—Hiciste una masacre de panes—me reí, tenía lágrimas en los ojos y señalé los panes.

—Te invito a desayunar, ¡Vamos! Hay un excelente restaurante vegetariano a unas dos cuadras.

—De acuerdo—acepté con una pequeña sonrisa.

Recogimos todo y lo tiramos a la basura. Paul me llevó a un restaurante que estaba muy cerca, yo quería hacer tantas cosas: gritar, llorar, alegrarme, tenía tantas emociones que ya no podía procesar. Me sentía como un cubito de hielo en un desierto, pero incapaz de descongelarse, siempre firme y establecido. Paul tampoco dijo nada, se limitaba a conducir y nada más.

Entramos al restaurante vegetariano, Paul era un cliente frecuente de ahí, y yo... no tenía el valor para decirle que nada me gustaba. Así que solamente pedí un té de manzanilla y unas galletas.

—Escuché que estás en una gira mundial, ¿No? —dijo Paul mientras comía de su extraño platillo vegetariano.

—Así es...—tomé de mi té, ni siquiera podía ponerle azúcar— Estoy con George Martin y con la banda de acompañamiento.

You're A LennonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora