Capítulo 4

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Antes de reaccionar, esperé unos momentos, tal vez así mamá pueda aparecer y decirme que es una broma, que todo fue un chiste para darme la bienvenida a casa y ella se encuentra perfectamente bien. Pero la mirada desoladora y los ojos vidriosos de Maureen me dicen otra cosa.

—Tiene que ser una broma—tartamudeo— ¿Verdad?

—No, Jules—dice con tristeza—. No lo es, un policía ebrio la atropelló. Ya está en un lugar mejor, su cuerpo está en la morgue.

Y cuando menos lo esperé, la lluvia cayó sobre mi ventana, eran grandes relámpagos los que la acompañaban. No puedo creerlo, salí corriendo del departamento hasta quedar en la calle, me arrodillé y empecé a exclamar como desquiciado:

— ¡¡No!! ¡¡No!! ¿Por qué? ¡¡Mamá!! ¡¡Tú no!!

Y de esta manera, permito que todo mi cuerpo quede totalmente empapado, pero esta tormenta no se compara a la que vivo en mi corazón.

(...)

Acabamos de regresar del funeral, no dejé de llorar en todo momento. Sólo asistimos: Mo', su hijo Zak y yo. Era mejor así. Mamá tenía cientos de conocidos, pero pocos amigos. Llego al departamento, uso una chaqueta de cuero que me pesa totalmente, unos guantes y una bufanda. La luz de las nubes grises adornan las paredes del lugar.

Sólo, estoy completamente solo.

Ahora, tengo que seguir por mi propia cuenta, no hay nadie con quién ir.

La señora Cox me propuso ir a vivir con ella y Zak. Diciendo que ese hubiera sido el último deseo de mi madre, pero yo no quería. Tengo que salir de aquí y tomar mi propio rumbo. Así que a la mañana del día siguiente, partí rumbo a una nueva vida.

No fue fácil los primeros días, sufrí constantemente, cobré y terminé todos los trabajos que mi madre debía, eso fue suficiente para tener un lugar fijo y empezar mi propia vida.

Me dieron trabajo en una cafetería de gente rica, fue bueno y malo a la vez. Tuve que vender la ropa de mamá, aquello me dolió con el alma, pero no hallé otra alternativa, llevé mis cosas y me establecí en un departamento corriente de mala reputación, pero era lo único que podía costearme.

"Te estás haciendo el fuerte Julian, eso nunca sirve de nada. No eres capaz de admitir lo mucho que te duele esto y el cambio tan radical de vida que tienes. Te enfrentaste y conociste la dura realidad de tu padre, de cómo puso una elaborada y desgraciada trampa a tu madre para quitársela de encima. Y el colmo de todo, es que no pudiste hacer nada por ella, nunca supiste que le pasó en realidad... y ahora, suprimes tus sentimientos para poder seguir adelante."

Esa voz... esa maldita voz de mujer, no es mamá, la vengo escuchando desde los primeros años que nací, no le respondo, no le respondo y me sigue hablando... ¡Ya no quiero oírla!

(...)

Otro día, otra miseria.

En serio, no me puedo acostumbrar ni adaptar ante estos cambios. Es sencillamente horroroso, siempre me siento cansado, con los ojos pesados, y mis hombros me duelen. La jornada de trabajo en la cafetería es mucho más de la que puedo soportar, es cansada y terrible. La gente se queja sin parar, todos parecen perfectos y tienen aires de reyes, pero la verdad, hasta el momento, no ha venido ninguna persona de digan u alta categoría.

—Julian, un tres cafés expreso para la mesa de allá—dijo Mark, trabajaba conmigo, él preparaba los cafés y yo los entregaba.

Los puse en mi charola y me dispuse a caminar a la mesa en donde habían sido encargados. Estaba concentrado en ver quiénes eran las personas... que... no me di cuenta. Había una niña que jugaba en el piso, las esquive, pero cuando pasó eso...

You're A LennonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora