kakashi y tu

Bella dama.

Luego de pasar esa vergonzosa ocasión, pasaron unas horas y al fin llegamos a la aldea. Kakashi-Sensei tardo un poco hablando con los guardianes de la entrada. Cuando al fin nos dejaron entrar, al pasar por su lado, note que los "guardianes" eran mujeres con el pelo corto.

Recorríamos las calles de aquella pequeña aldea, era sospechoso, ya que solo había mujeres allí, no logre encontrar a ningún hombre entre ellas. Me acerque a kakashi-Sensei.

- Kakashi-Sensei.

Kakashi: si.

Kakashi-Sensei ya lo había notado.

Kakashi: pero no le des atención a ello, nuestra misión es otra.

Es como si el me hubiera leído la mente, yo ya estaba pensando en averiguar que pasaba allí y me di cuenta que no era la única. Note la mirada seria de Naruto y eso no era una buena señal. Retrocedí un poco para poder caminar al lado de Naruto, sin despegar la mirada del frene hable suave.

- No se te ocurra hacer alguna locura Naruto.

Naruto: es que aquí pasa algo y tú lo sabes tebayo.

- Lo sé, pero nuestra misión es otra.

Note que Naruto apretaba los puños. Voltee a mirar a Sasuke, quien parecía haber analizado la situación, pero decidió ignorarla por ahora.

Kakashi: por ahora, solo busquemos un lugar donde pasar la noche, mañana buscaremos al espía.

Todos asentimos con la cabeza.

// Kakashi Hatake narra//

Logramos encontrar una posada, por suerte no era muy cara, pero solo tenían dos cuartos libres. La posada también era manejada por mujeres, todas tenían el cabello corto por encima de los hombros, o directamente lo tenían demasiado corto.

Entramos a las habitaciones y decidí ir a investigar un poco pero antes me testifiqué de que los cuatro se acostaran, no podía asegurar que estuvieran dormidos, pero con tal de saber que no me seguirían, todo estaba bien.

Salí de la posada y caminé hacia un bar que se encontraba a la vuelta de la misma. Al entrar sonó una campanilla, provocando que todas las mujeres que se encontraban allí, volteen a verme, pues no parecían amistosas. Avance y me senté en la barra, sentía todas sus miradas clavadas en mi espalda. Llamé a la camarera, se veía ruda, pero a eso no le di importancia y le pedí un trago. De repente una bella mujer, se sentó a mi lado, tenía un vestido con una apertura en la pierna y bastante maquillaje.

¿??: te invito a un trago guapo??

Pregunto la bella joven con una sonrisa seductora, es realmente linda.

- Me parece que yo debería invitarla a usted linda.

Tome su mano y bajando la máscara la bese suavemente. Ella apoyo su otra mano sobre la barra y me miro seductoramente, parece que le agrado mis acciones.

¿¿??: como gustes.

Sonreí y me encargué de pedirle a la camarera otro trago. Converse un poco con aquella joven, realmente me había agradado, además, su belleza me había atrapado.

- Por cierto, ¿cuál es su nombre?

¿¿??: Mia, me llamo Mia

- Mia-san.. bello nombre, para una bella dama.

Note haberle agradado mucho a la joven asique me precipite a comenzar con mi propósito, conseguir información.

- Y, Mia-san, ¿Dónde están los hombres?

Ella frunció el ceño.

Mia: en esta aldea no hay hombres.

Se acomodo sobre la barra y miro hacia el frente, moviendo levemente su vaso con la bebida.

Mia: es una aldea de mujeres, no se permite que los hombres se instalen a vivir aquí, nuestras reglas son muy estrictas, pero ninguna está en contra de ellas, ya que la jefa las puso para protegernos a todas y cada una.

- ¿La jefa?

Mia: exacto, ella controla toda la aldea, sabe cuántos hombres entrar y cuantos salen, cuantas mujeres vienen y cuantas salen. Ella nos protege a todas.

- Ya veo.

Note que ya se había hecho bastante tarde asique decidí irme. Deje el dinero sobre la mesa y mire a la dama.

- Lo siento, se me hace tarde.

Sonreí amablemente. Ella se paró y tomando una pluma de la mesada. Escribió en un papel.

Mia: fue un placer conocerte.

Metió el papel en el bolsillo de mi chaleco y volvió a sentarse.

Volví a la posada, entre al cuarto donde se encontraban los demás. Había un futón desocupado, eso quiere decir que ___(tn) faltaba. Cerré la puerta y caminé rápidamente hacia mi cuarto, cuando entré, allí estaba, durmiendo tranquilamente. Suspire aliviado, me quite el chaleco y me metí en el futon con ella. No podía despegarle la mirada de encima, se veía tan linda de esa manera. Acaricie su mejilla suavemente y sonreí.

- Tal vez aquella dama era bella, pero...

Tome su rostro entre mis manos y lo levante un poco acercándolo al mío.

- Ninguna se compara contigo...

Le di un suave beso en los labios tratando de no despertarla y luego volteé para darle la espalda y tratar de dormir.