Nueve.

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Sus manos temblaban, no sabía de dónde provenía ese ruído, era paranormal.
Eran las cuatro de la mañana, domingo. Todo oscuro.
Se oían golpes, no paraban y un susurro el cual Laura no entendía qué decía, parecía otro idioma.
Erika profundamente dormida, Laura a su lado, muerta de miedo, sentía un vacío dentro de ella y una brisa de aire muy frío rozar su piel. Lo más extraño es que la ventana estaba cerrada y no había sitio por donde pudiera entrar esa extraña brisa.
Entraba una pequeña luz de una farola de la calle, ya que no bajaron la persiana. Laura se armó de valor y decidió levantarse para comprobar si de verdad la ventana estaba cerrada, ya que la brisa cada vez era más fuerte.
Efectivamente, la ventana estaba completamente cerrada.
Se dio la vuelta y vio una sombra, la cual desapareció en medio segundo. El vacío cada vez era mayor. Notaba como alguien respiraba cerca de ella, temía girarse, temía que alguien le hiciera daño. Estaba parada frente la ventana, miraba a la calle, esta completamente desierta. La sensación que Laura tenía era mala, extraña, molesta...
Su corazón comenzó a latir más fuerte que antes, le costaba respirar.
Notó un arañazo en su brazo izquierdo.
Laura gritó, gritó con fuerza y de lo asustada que estaba, de sus ojos brotaron lágrimas.
Erika se despertó y rápidamente encendió la luz.

-¿Qué pasa? -Preguntó preocupada Erika.

Se giró y vio a Laura llorando, petrificada.

-Mi amor, hey. -Volvió a decir.

Erika se dirigió a su novia y la abrazó con fuerza.
Laura, con dificultad, le correspondió el abrazo.

-¿Qué ha pasado? ¿Por qué lloras? -Preguntó Erika cogiéndole la mano.

Al cogerle la mano, se dio cuenta de que Laura tenía tres rayas rojas en su brazo.

-¿Te lo has hecho tú? -Preguntó limpiándole las lágrimas.

-No. -Habló al fin Laura.

-¿Quién ha sido?

-O... oía golpes. -Dijo tartamudeando. -Susu... susurros.

Erika la volvió a abrazar.

-Tranquilízate, mi vida. Ya ha pasado todo.

Erika sabía perfectamente lo que le pasaba a su novia, eran entes paranormales y no era la primera vez que pasaba en su casa. Le pasaba a su padre, a su madre y, lo recordaba perfectamente, el veintiocho de septiembre de dos mil catorce, aquel ente le atacó a ella.

Tras veinte minutos, Laura se tranquilizó un poco, pero no del todo. Al menos ya podía hablar.

-Te entiendo. -Dijo Erika. -¿Es la primera vez que te pasa?

-Sí.

-A mí no.

Laura miraba a su novia atentamente, pidiéndole sin palabras que le contara más.

-Todo comenzó el veintiocho de septiembre de dos mil catorce, a las doce de la madrugada. -Siguió contando. -Cuando yo estaba jugando a la play y de repente se apagó la pantalla de la televisión. En ese mismo instante oí una pequeña explosión, como si de una bombeta se tratase. Miré los cables y todo estaba perfectamente e intenté volver a encender el televisor, pero nunca más se encendió. Mis padres ya estaban dormidos. Una voz susurró en euskera: "Estoy aquí."...

-¡Por eso no entendía lo que susurraba! -La interrumpió Laura.

-Shhhh. -Chitó Erika. -No grites.

-Perdón.

-¿Te acuerdas de lo que ha susurrado? -Preguntó Erika.

-No, era un idioma muy extraño.

A pesar de todo, te quiero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora