Burbujita

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Pasaron los días, el seguía enseñándome, y yo iba mejorando, ya era más fácil vencerlo, tenía mis propias estrategias, y era menos predecible, aprendí a disparar, era más precisa en mi tiro, ya había hecho mucho, me sentía más segura.

Podía hablar con alguien, descubrimos que teníamos cosas en común y que teníamos gustos muy parecidos, éramos más abiertos. Durante esos días noté que yo iba mejorando más, y que él y yo éramos más unidos, le tenía mucho cariño y estaba muy agradecida con él por todo lo que había hecho por mí, no sabía cómo agradecerle.

Todo había ido muy bien, hasta que llegó un día donde cambió todo.

El día anterior a ese suceso, platicábamos en la cocina, mientras comíamos un poco de fruta que habíamos encontrado en uno de los árboles que estaban lejos de casa, habíamos decidido tomar algunos para cenar ese día y no agotar las reservas.

-Los primeros tiros que hice, fueron un desastre-asintió mientras reía.

-Pero has mejorado mucho ¿sabes?-asentí, riendo mientras recordaba lo mala que era, hacía unas semanas.-Y no solo en eso, también ya hablamos más.

-Sí, supongo que nos hemos acercado más-sonreí-Yo... Antes de todo no tenía amigos, mis padres eran mis amigos-mi mirada se nublo, me enjuague los ojos, y continué-No conocía a la gente, hablaba con monosílabo porque me era muy complicado decir algo más, como al principio, cuando solo escuchaba lo que tu decías, antes, no hablaba con nadie y me limitaba a hacer lo que debía hacer.

-Nunca-pensó un poco-¿Nunca quisiste ser amiga de alguien? ¿Tus papás no te dejaban?

-Ellos nunca me lo prohibieron, pero... el hecho de que decidieron educarme en casa hasta 2do de secundaria era la razón por la que me era muy difícil formular un hola con alguien más que no fueran mis padres, incluso con los maestros me era difícil hablar.

-Wow-alzó sus cejas y me miró un poco impresionado-¿Qué pasó con tus...-bajo un poco la voz y terminó-padres?

Me fue difícil, decir lo que no le había dicho nunca a nadie, tomé aire y trague el nudo que se formó cuando él dijo "padres"

-Murieron-lo miré, no pareció sorprendido, su silencio me invitó a continuar-Cuando todo esto llegó a la ciudad, mis padres aseguraron puertas, pero... cuando iban a asegurar la de atrás, alguien más ya había entrado, y cuando yo llegue-lo miré de nuevo, luchando con mis lágrimas-ya era muy tarde.

-Lo siento mucho-me sequé las lágrimas que escapaban.

-No importa... supongo que todo sucedió por algo ¿No?- asintió-Tal vez yo debía conocer un poco más el mundo y salir de la burbujita de donde mis padres me habían asegurado.

-Yo creo que están orgullosos de ti-sonrió, para consolarme-has hecho grandes cosas, yo también lo estoy.

-Gracias Aldi, eso espero.

Después de esa conversación esperaba que el también pudiera contarme más de él, porque contar algo así era difícil para mí, esperaba que confiara en mi como yo lo hacía con él, así que cuando la conversación se convirtió un poco más trivial, tomé de nuevo el tema tratando de ser sutil.

-Volviendo a los padres-dije mientras jugaba con el cierre de mi suéter-¿Ellos te enseñaron a ti lo que sabes?

-Sí, algo así-cortó de repente, el siempre solía responder más que eso.

-¿Cómo?-insistí-¿Ellos te dieron las armas?

Se levantó de la mesa, y se acercó a la cocina, ahí botó la cascara de la fruta que comía en una bolsa con mucha rudeza, suspiró con pesadez y entonces dijo con la cabeza baja.

-Lo que pase...-volvió a respirar-No es fácil, no estoy listo para contarle a alguien todo lo que he sufrido, dejémoslo así.

No respondí a eso, él se dirigió al baño y después de un rato se fue a la cama, sin pronunciar una palabra más.

****

Al día siguiente, fui al lago, donde sabía que él estaría, siempre me decía que era su lugar preferido cuando algo pasaba y no era como él quería. Me sentía mal por mis comentarios de aquella noche, Llegue y lo vi, por esa casa, estaba arriesgándose a que algo saliera de entre la maleza y lo lastimara, parecía no importarle.

Me senté junto a él, y no dije nada, esperaba que el dijera algo, pero después de unos minutos yo inicie.

-Escucha Aldi- comencé mi disculpa-Yo no...

-Mis padres nunca fueron buenos Ana, es muy complicado, no lo entenderías-me interrumpió, articulando rápidamente las palabras, lo miré, era muy guapo, estaba apretando la quijada, y algunas venas se podían ver en su cuello, en sus ojos se reflejaba el paisaje, para mí, la vista en sus ojos tomaba un color más bonito, era más profundo, más real.-Sé que cuando preguntas es porque quieres conocerme como yo te conozco a ti, pero yo no puedo y lo lamento-me miro un momento, sus ojos estaban cristalinos, pero su mirada era igual de dura, estaba luchando con su interior, sin embargo, su voz pasiva no se alteraba-Es muy difícil, no puedo, tengo enterrados muchos recuerdos, no los puedo sacar.

No pude pronunciar nada más, no sabía que decir, las manos comenzaron a sudarme como lo solían hacer cuando no podía conversar con alguien que no fueran mis padres, se levantó sin más, como si solo hubiera estado esperando que yo llegara para decirme todo eso, me quedé un largo rato allí, pensando que el paisaje no era igual en sus ojos.

****

Después de aquello llegue a la casita en la tardecita, no había nadie, miré por todos lados, él no estaba, sus mochila tampoco, fui hasta donde solíamos estar, no había nada de él, regresé a la casa un poco asustada, camine hasta la cama y me senté, para pensar un poco en donde podía estar, cuando vi una pequeña nota.

«No estaré aquí por unos días, estaré bien, luego te diré que sucede»

No entendía nada, y me quedé allí pensando en que pasaba, releí la oración una y otra vez, hasta que comencé a entender ¿Era acaso yo el problema? ¿Era la razón por la que debía irse? Conforme pasó el tiempo, la duda era una afirmación, lloré, pensando que todo lo había arruinado, mi única familia, el único que me había hecho lo que era, lloré hasta quedarme dormida.

****

Tomé mis cosa temprano, apenas desperté, me cambié a ropa cómoda, tomé mi mochila y me atreví a tomar lo que el me había regalado, tomé la nota y escribí triste.

«Yo también me voy, no regreso, cuídate, te quiero»

Las últimas palabras vinieron muy por dentro de mí, no sabía que había hecho conmigo, pero el hecho de que yo le había hecho daño, me hacía daño a mi.

Cerré la puerta, y mire por última vez todo, allí todo había sido bueno, pero nada es para siempre, mis ojos como de costumbre se llenaron de lágrimas, las sequé, y caminé alejándome como me había alejado de mi casa, hacía unas semanas, destrozada una vez más sin muchas fuerzas.

Ya en la carretera, miré el camino, y decidí volver a la ciudad, mi excusa era el encontrar comida allí, pero muy por dentro de mí, sabía que era el hecho de saber si Aldi se encontraba ahí.

Este capítulo va dedicado a @@sky_goez  ¡Gracias por tus votos y comentarios! espero que disfrutes la historia :)





Cuando el miedo gobiernaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora