Un poco más de esperanza

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Después de ese incidente, caminamos hasta llegar a carretera, comienzo a recordar lo que antes he vivido, es muy constante, los recuerdos siempre están ahí, pero parece que han pasado años desde eso, mi "nueva vida" ha empezado hace solo algunos meses, y sin embargo siento que han pasado siglos.

Eliza, mientras camina también guarda silencio, no parece tener muchas ganas de platicar, parece que se tortura con sus propios pensamientos, a veces incluso, es tan silenciosa que siento que no está junto a mí, en distintos momentos la miro solo para cerciorarme de que sigue ahí.

También ella ha cambiado, ya no luce igual (por obvias razones), las dos no olemos muy bien, y solo mantenemos un poco estable nuestro cabello por un cepillo que yo había tomado. Está tratando de acostumbrarse así como yo lo hice a esta nueva forma de sobrevivir, no ha querido preguntar por sus padres, parece que ni si quiera mencionarlos, solo ha mencionado a su papá cuando yo había tomado las armas.

Miro de nuevo la carretera, hay muchos carros, comienzo a temer que en algún momento algo saltará encima de nosotros, hay mucha gente muerta, y apesta bastante.

-Eliza, ¿Y si mejor caminamos por los arboles? Hay muchos carros aquí, me da miedo que nos pase algo.

-Estoy muy cansada como para además cuidarme de bichos y animales salvajes-No me parece un gran argumento, pero lo dejo pasar.

-Está bien.

-Hablando de cansancio-un bostezo interrumpe lo que dirá a continuación-¿Y si tomamos uno de estos autos? En serio estoy cansada.

-Nos arriesgaríamos a que algún grupo de gente lo escuche y nos robé lo poco que tenemos-no dice nada al respecto.

Seguimos caminando en silencio, cada quien perdida en lo suyo, tomo el tema una vez más, en unos cuantos kilómetros pararemos y buscaremos un lugar donde resguardarnos por la noche.

Mi cuerpo comienza a sentir el cansancio, el sol se esconde y los rayos que se reflejan anuncian un día menos, y un poco más de esperanza para los que residen en esta tierra.

Unos metros después, debajo de un par de cuerpos hay una bicicleta, en muy buenas condiciones.

-Eliza-Mi voz suena bastante emocionada, me mira y le señalo la bicicleta-Podríamos turnarnos por kilómetros la bicicleta y así las dos descansamos.

-Me encanta la idea-parece bastante aliviada.

Miro a los cuerpos, parece que han caído, y en el acto uno de esos seres los ha mordido, debemos tener cuidado al quitarlos, nunca se sabe lo que podrá pasar.

Comienzo levantando sus piernas, luego tomo sus brazos, y por último los tomo del torso y trato de apartarlo, en ese momento, un grito interrumpe mis movimientos, seguido de algo que se entierra en mi brazo, miro mi hombro, a punto de desmayarme, sus unas están tratando de clavarse en mi piel, luego lo miro a él, parece despertar de un sueño, no hace más fuerzas que la del brazo, hasta que su torso si pudo moverse, y caemos al suelo, el encima de mí, casi en seguida va directo a mi cuello, pero fui más ágil y lo tomo de los hombros, no moriré hoy.

Forcejeamos bastante tiene mucha fuerza, no puedo seguir así, duraremos una eternidad, miro a mi alrededor, como en una escena de película a unos centímetros míos descansa el cuchillo que tomé de mi cocina, estiro mi brazo, y lo tomo mientras con la otra detengo al muerto viviente que trata de matarme.

Cuando al fin lo tengo en mi mano, lo clavo en su cuello, y luego lo saco, en esos instante donde se toca la herida, me incorporo y comienzo a gatear, miro a Eliza, que llora junto a mí, comienza a calmarse al verme salir de ahí, sin embargo al mismo instante grito, y un segundo después siento de nuevo sus uñas clavándose en mi pierna, comienzo a sacudirla pero a pesar de la herida, él es bastante fuerte, comienzo a llorar de desesperación siento que jamás dejara de luchar, comienzo poco a poco a quitar fuerza de mi pierna, en ese momento, recuerdo las palabras que en una de las tantas veces que había entrenado con Aldi dijo:

"Eres una sobreviviente ¿no? Demuéstrale a esos seres que eres más fuerte que ellos, no solo físicamente si no mentalmente también"

Respiro un poco y muevo la pierna que no tiene inmovilizada, la encojo, respiro una vez más y lo pateo con todas mis fuerzas, deja de jalarme la pierna, y entonces rápidamente la quito, me incorporo y me acerco al cuerpo, tomo de nuevo el cuchillo y comienzo a clavarlo en su cabeza, sin piedad, tengo mucho coraje encima, fueron meses sin mis padres, de luchar sola, sin quien me sostenga, toda la rabia, la tristeza, el miedo, todo, lo transmitía a cada puñalada que le daba a ese ser, mis manos se mancharon de su sangre, pero yo seguí hasta no tener fuerza.

Cuando al fin termine, cuando miré el cuerpo tirado, comienzo a llorar, a llorar hasta no poder más, es demasiado, demasiado para mí.

Eliza, ha dejado de llorar, no pudo escucharla, en el momento en que yo luchaba, ella no había movido un dedo, de nuevo, como si eso me hubiera dado fuerzas, la miro aun con las lágrimas en mis mejillas, me mira como si fuera el monstruo.

-¿Qué?- susurro, no respondió-¡¿Qué?! ¡Estaba muerto desde antes! ¡No seas idiota!-la voz me tiembla, pero aun así yo he gritado, estoy asustada y me siento demasiado sola, no responde a lo que dije, también comienza a llorar, yo no paro de llorar, tal vez estoy sacando muchas cosas, es la primera vez (y lamentablemente no última) que mato a alguien, me estoy sintiendo muy mal, la cara de Eliza, me consterna más, comienzo a creer que son un monstruo, y pienso que dirían mis padres si me miraran ahí, en el asfalto con la manos manchadas de sangre de un cadáver que yo misma he matado.

Probablemente no estarían orgullosos, pero era eso o mi vida, dejo de llorar después de un rato, me seco las lágrimas, busco algo pesado, encuentro un tubo de fierro, me acerco al otro, y lo golpeo en la cabeza, sale de nuevo sangre, entonces lo aparto impresionantemente no tan asustada como con el primero, y entonces, levanto la bicicleta, luego miro a Eliza.

-Vámonos-digo con la voz ronca de tanto llorar.  

Cuando el miedo gobiernaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora