Nuevos nombres

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Esta mañana, hemos decidido ir a la ciudad por provisiones y una bicicleta más, comemos algo y partimos, estoy manejando la bicicleta, Eliza esta atrás sentada, el cielo está muy despejado, parece que tendremos un camino tranquilo y caluroso.

Pasamos por donde casi muero, los recuerdos son lejanos y siento que todo eso es solo el comienzo de una vida difícil.

Cuando fuimos hacía la panadería, tardamos unos 2 días en llegar, en bici sería mucho más rápido, soy rápida, y aunque Eliza pesa, no es demasiado.

-Cuando estés cansada avísame-Escucho por primera vez la voz de Eliza desde que partimos, estos días me he dado cuenta que es bastante silenciosa, a veces incluso demasiado.

-Sí, gracias-digo.

La persona que no maneja, debe ver hacia atrás por si algo aparece, y así avisar a quien conduce.

Después de un rato, mis piernas comienzan a doler, y mis músculos piden un descanso.

-Eliza-sueno más cansada de lo que creo-¿Podrías pedalear tú? Me duelen las piernas.

-Claro.-Paro.

Ahora ella maneja, y yo vigilo, tocamos espalda con espalda, es complicado ser la de atrás, necesitas mantener el equilibrio, ya que lo único de lo que me puedo sostener, es del mismo asiento.

Observo todo, no hay rastro de bicis, abundan cadáveres como casas en una ciudad, la sangre es tan común como el agua antes. Los carros descansan, algunos tienen las puertas abiertas, pasamos junto a un carro hecho pedazos, supongo que la persona se convirtió mientras conducía y perdió el control, me imagino la escena, podría estar mareado, y entonces se toca la herida, aparta la mirada de la carretera para mirar la mano que toco la herida, tiene mucha sangre, empieza a temblar, y entonces, el virus se apodera de su cuerpo.

Suspiro, el proceso es demasiado largo, demasiado cansado.

-¿Cómo vas Eliza?-pregunto apartando la mirada un momento.

-Bien-dice un poco agitada-No estoy muy acostumbrada a este ejercicio.

-Sí, yo tampoco-miro el letrero que pasa junto a nosotros, faltan 2km para llegar al centro de la ciudad-Estamos cerca.

****

Llegamos a la ciudad, ahora yo manejo la bici, y Eliza observa, estamos buscando una bici. Después de mucho pedalear, y recorrer el centro de la ciudad, evitando los lugares donde nuestros amigos los zombies nos esperan, damos con una tienda, Estoy con la bicicleta fuera de la tienda, Eliza es silenciosa, así que ella entra, al fin vuelve con una bonita bici que tiene una canasta y un timbre.

-No planeas usar ese timbre ¿Verdad?

-Claro que no, aunque si lo usara nadie se daría cuenta, soy muy silenciosa-sonrió ante el comentario, Ella parece contenta, mira su bicicleta orgullosa, como cuando un niño compra un juguete con su propio dinero, hinchado de orgullo por comprar algo por su cuenta, en el caso de Eliza, por ir sola por la bicicleta.

Estamos caminando por la ciudad, hay una pequeña tienda, está cerrada, nos detenemos un momento para pensar en una buena opción para abrir el lugar.

-Un martillo sería una buena idea-Eliza se agacha para mirar el candado-Sí, solo tendríamos que forzarlo un poco.

-Pero no tenemos ninguno-asiente pensativa, miro al suelo por un respuesta, y sorpresivamente ¡El suelo me la da! Una piedra, la tomo del piso y se lo muestro a Eliza, que asiente y sonríe hacia la idea.

Tenemos en la mano dos grande piedras, primero la tiro yo, que no cae ni siquiera cerca del candando.

-Shhh-sisea-Pueden venir hacia nosotros.

Cuando el miedo gobiernaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora