Capítulo III.

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Mantenía una mirada completamente seria sobre él, intentando conseguir la respuesta que quería. Y no me conformaría con más desvíos y palabras al aire.

―No tengo idea de lo que hablas.― Dijo serio, de brazos cruzados y mirada oscurecida.

―Estas jugando... ¿No?― Reí sarcástico ―No hay necesidad de que la cubras ni mucho menos de que me mientas.

Era la primera vez que hablaba con mi tío tan a la ligera, al ser el Hokage siempre fui obligado a tomarlo con demasiado respeto. En esta ocasión era diferente, mi madre esta de por medio, y eso no lo dejaría pasar.

―Si hay algo ella te lo contará...

―¡Ella no me contará nada!― Exclamé con molestia.― La conozco lo suficiente al igual que a ti, tu sabes algo.

Ahora estábamos en un punto de la conversación en la que yo ya me sentía agobiado y él no parecía quedarse atrás.

―Por favor, Tobirama-Ojisan...― Un repentino dolor llegó a mis ojos.

Con suavidad pase mis manos por mis párpados, acariciando así estos para disminuir la molestia.

―¿Pasa algo?

Negué con la cabeza repetidas veces.

―¿Puedes responderme? Quiero irme a casa...― Dejé de acariciar mis párpados, observando de manera borrosa a mi tío.

―Izuna no hay...

―¡Ella me oculta algo muy importante!― Interrumpí nuevamente.― Ella sabe lo que puede pasar si me entero, eso quiere decir que es muy fuerte ¿No?

El rostro de mi tío cambio de manera rotunda, ahora él sabía que yo tenía una idea, pero por más que diera vueltas al asunto, no encontraba nada. Un suspiro salió de él, llamando mi atención, eso quería decir que se estaba rindiendo.

―Ella me matará...

―Eres el Hokage, mi tío, tienes todo el derecho para contarme lo que sea...

―Soy el menos indicado para hacerlo, Izuna.

―¿Por qué? ¡No hay nadie más! Ella siempre ha sido tan cerrada... nunca le cuenta nada a nadie si no eres tu...

―Te equivocas.― Interrumpió, llamando completamente mi atención.― Si hay alguien.

Con lentitud me acerqué, con esperanza a que algo por fin me fuese confesado. La preocupación me podía y estaba seguro de que se me notaba, sino nunca lo habría convencido.

―¿Y?― Insistí después de unos segundos de silencio.

―Hashirama...― Murmuró por lo bajo, evitando mi mirada.

―¿Ah? ¿El primero? ¿Él que tiene que ver?― Pregunté confuso.

―Creo que él podrá decirte algunas cosas.

Sonreí, a pesar de no entender la relación entre el primero y mi madre, él me estaba intentando contar la verdad, si no era exactamente acerca de aquel papel, quizás el primer Hokage tuviese algo que decirme, después de todo el un Senju.

―Gracias, Tobirama-Ojisan.― Tomé su hombro con cariño como usualmente él lo hacía conmigo.

Ahora todo estaba dicho, el día de mañana iría en busca del primero, estaba seguro que algo tendría que decirme.

...

Me moví con lentitud hasta la puerta, buscando hacer el mínimo ruido posible, básicamente de puntillas por el pasillo.

―Izuna ¿Vas a algún lado?

Un escalofríos pasó por mi espalda, giré un poco mi vista sobre mi hombro observando a mi madre quien me miraba extrañada por mi postura.

―S-si... ¡Voy por Tobirama-ojisan!― Dije de repente buscando más excusas.

Un ninja de mi nivel, el Uchiha próximo líder del clan más letal... caminando de puntillas para que su madre no lo regañe. Siento pena por mi.

―¿En serio? Creí que estaría muy ocupado...― Susurró para sí, tomando su barbilla.

―Si, bueno le dije que me enseñara algunas técnicas que él ha creado ¡Nos vemos!

Así, rápidamente besé su frente, para después salir disparado hasta la entrada del distrito. Finamente fuera me detuve, relajando mi cuerpo y sacando un suspiro de cansancio y adrenalina. Pudo haberme regañado, uno nunca sabe lo que puede pasar.

―Ahora a buscar al primero.― Dije con total confianza.― P-pero... ¿Dónde vive?― La depresión inundó mi cuerpo al darme cuenta de mi idiotez.

No tenía otra opción más que preguntar a una persona ajena a mi clan, pues quizás ellos irían en busca de mi madre para notificarle donde estaría.

Miré a mi alrededor, buscando, todos aldeanos que pasaban por aquí, algunos iban por los puestos de frutas y otros tan sólo caminaban por las calles con compañía.

Divisé a una mujer de quizás 60 años, quien caminaba sola hasta los puestos de verduras. Me encaminé hasta ella, después de todo ya estaba un poco vieja y lo más probable es que olvidaría lo que yo le dijese. Tomé su hombro con cuidado llamando su atención. Sus ojos me observaron miedosos.

―Disculpe... ¿Usted sabe donde vive el primer Hokage?― Pregunté directo, no tenía tiempo para balbuceos.

―Zona norte... Casa de tejado rojo...

―¡Muchas gracias!― Reverencié, saliendo disparado hasta la torre del Hokage, pues ahí iniciaba la zona norte.

...

Observaba la casa frente a mi, la única de tejado rojo y paredes amarillas del lugar, completamente iluminada y bien cuidada.

Con temor me acerqué hasta la entrada, tocando esta con suavidad. Mi desesperación era demasiada, pero no quería parecer un loco. Con paciencia esperé. La casa estaba habitada lo podía sentir. Nuevamente toqué la puerta, esta enseguida se abrió, dejándome ver a una mujer de cabello rojo amarrado en un elegante peinado y una Yukata blanca con decorado amarillo.

―¿Necesitas algo?― Preguntó ella con una voz hermosamente fina.

―S-si...― murmuré, saliendo de su hipnotizante mirada castaña, rápidamente hice una reverencia.― Mi nombre es Uchiha Izuna y vengo en busca del primer Hokage.

―¿I-Izuna...?

Levanté mi mirada hacia aquella voz varonil, de ella un hombre de largo cabello castaño al igual que sus ojos, yukata blanca, y un rostro lleno de sorpresa.

Él fue el primer Hokage; Senju Hashirama.

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¡Lo siento si tardo más de lo normal! Pero acabo de entrar a la universidad y me pesa:'v

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-Nova.

El Verdadero Sentimiento Uchiha | Madara Uchiha | [2da Temporada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora