Capítulo XIV.

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―¿Y bien? ¿Se van a quedar parados sabiendo que en cualquier momento podemos perder?

Todos se mantenían al margen de la situación, la Senju no lograba entender el desinterés que parecían tener todos acerca de lo que sucedía fuera de aquel lugar.

―No iremos a ninguna parte, no hasta que Sasuke decida.― Explicó el hombre de pálida piel a la Senju.

―¿Cómo?― Preguntó confundida ladeando suavemente si cabeza.― Me estas diciendo... ¿Que la vida allá afuera depende de lo que este mocoso diga?

―Básicamente...― Murmuró Tobirama llevándose un golpe en el hombro por parte de su mayor.

―Es su decisión.― Recalcó el Sannin.

La Senju observó con recelo al chico se ojos negros y porte calmado, no tenía opción más que acatar sus ordenes.

Idénticos.

―Bien, ¿Qué quieres sabes?

―La verdad.

―¡Ja! Me parece que ya perdí la cuenta de todas las veces en que escuche eso.― Con sarcasmo Yagura colocó su mano sobre su cadera.― La única verdad es que ese hombre allá afuera esta loco y que necesitamos sellarlo antes de que reviva, cosa que sólo Hashirama, Tobirama y yo podríamos hacer.― Habló sin tropezar.― Él es demasiado fuerte y tu solamente eres un niño con ideas erróneas en tu diminuto cerebro, a pesar de tener el Sharingan no eres capaz de ver lo que tienes al frente.― Finalizó, caminando así hasta la entrada.

―Nadie sale de aquí hasta que Sasuke decida.― Hablo severo el sannin, logrando una posición de manos.

―Me sorprende que con todo eso que llevas encima no tengas la cabeza suficiente para saber que no nos puedes controlar.― Señaló hacia ambos hermanos que se mantenían en misma posición.― Habla con ellos, Izuna falso, parecen si tener tiempo, yo tengo a un idiota que detener.

Así, la mujer de largos cabellos castaños desapareció por las escaleras rotas dejando a toda la sala como la había encontrado, callada.

―¡¿Y bien?!― Exclamó en chico agua en pánico― ¡Ella se fue! ¡Nuestra única maldita esperanza se fue y ustedes sólo saben mirarse como idiotas!― Gritó con desesperación, obteniendo la mirada sorprendida de todos, pues no esperaban a que tuviese razón.

El chico de colmillos se escondió detrás del hombre serpiente, observando con temor a la manera en la que todos pudiesen reaccionar ante sus palabras.

―Ese chico extraño tiene razón, Ani-ya, no podemos quedarnos aquí sabiendo de lo que él es capaz, debemos empezar a movernos.― Habló el menor de los dos.

―No podemos irnos sin responder a lo que ese chico nos pide.― Dijo el primero, cruzando sus brazos.

―¿Qué tiene de importante?

―Todo él... es como tener a Madara frente mío ―Murmuró este, sin despegar su mirada del joven Uchiha―. Y estoy seguro de que Yagura se dio cuenta de eso.

El menor de los dos asintió comprendiendo la situación por la que su hermano mayor pasaba, estaba recordando, recordando al que una vez fue su mejor amigo y cuñado.

―Te lo diré todo, lo que viví junto a él, lo que pasó y el porque esta pasando todo esto... o lo poco que entiendo.

...

Con la mirada pegada en el cielo oscuro, la Senju siguió su camino hasta aquella masa de chakra que lograba sentir a kilómetros de distancia. Todo el ambiente completamente saturado de aquello tan masivo.

El Verdadero Sentimiento Uchiha | Madara Uchiha | [2da Temporada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora