―Izuna... ¿Eres tu?
...
―¡Lo logré, Tobirama-ojisan!― Exclamé, levantando mis manos al cielo con un suspiro de cansancio y autosuficiencia.
Me encontraba completamente sudado y con la ropa rota, mi respiración se encontraba agitada pero con una enorme sonrisa por mi avance, finalmente manejaba mi chakra con excelencia.
―Bien hecho, Izuna― Felicitó mi tío, tomando mi hombro con una ligera sonrisa.
Observé mi desastre con pena, todo el suelo se encontraba destruido y quemado, el katón muchas veces se salió de mi control y el dotón es algo que a duras penas manejaba, era difícil, pero podía hacerlo, finalmente podía controlar mi poder.
―Yo arreglaré este desastre, ve con tu madre, dile que iré cenar hoy.
Asentí, quitándome la camisa rota y sucia, ya no valía para nada traerla, así, corrí hasta la entrada, mirando por ultima vez a mi tío quien se despedía con su mano, correspondí antes de salir.
Suspiré con alivio cuando ya me encontraba camino que casa, me hacía falta algo fresco de tomar y darme un baño. A lo lejos, divisé la entrada del distrito, corrí buscando llegar rápido, estaría llegando más temprano de lo usual.
Paré en seco al ver un halcón dirigirse a mi casa, este despareció por el patio trasero dejándome con duda, mi madre desde hace unos meses había empezado a recibir esas cartas o mensajes, nunca me decía lo que eran.
―Cosas importantes para el clan.
Llegué a la puerta de la entrada, abrí esta con suavidad, intentando hacer el mínimo ruido, así entre completamente, todo se encontraba en silencio y todas las luces estaba encendidas. Caminé con lentitud por el pasillo, haciendo el mínimo ruido posible, pasando por mi cuarto, los cuales se encuentran cerca de la entrada hasta llegar al de mi madre, con la puerta entreabierta la pude ver.
Sentada sobre su futón de frente a la ventana cerrada, con la mirada baja, seguramente leyendo lo que llegó. Con cuidado termine de abrir la puerta, llamando su atención.
―Izuna, llegaste temprano...― Habló, sin dirigirme la mirada.
―Si, bueno, termine rápido con Tobirama-ojisan...― Dije, intentando ver lo que en sus manos tomaba.
Tan sólo un pedazo de papel el cual arrugó escondiendolo en su puño, finalmente me miró con una pequeña sonrisa, su expresión era diferente a otras veces, se veía decaída, eso era obvio.
―Haz roto otra vez tu ropa...― Reprochó, finalmente levantándose del futón.
Reí con nervios, rascando mi cabeza, usualmente me regañaba por esto, pero hoy en realidad era distinta.
―¿Sucede algo, madre? Te noto diferente..
―Estoy bien, son cosas del clan, recuerda que en poco tiempo es tu cumpleaños y prontamente serás el nuevo líder del clan, tengo que dejar todo listo...
―Madre.― Llamé, tomando sus hombros intentando relajarla.― No tengo problema con esperar, no me urge tomar el liderazgo ¿Por qué no esperamos a que cumpla 20 años?
―No, Izuna.― Dijo mi madre, negando con la cabeza.― Ya ha sido demasiado tiempo conmigo al mando, no soy una Uchiha de sangre y existen personas que aún no aceptan algunas cosas, es mejor de esta manera.
Asentí sin comprender mucho su insistencia, mi clan siempre había sido muy amable con ella, era extraño pensar en que alguien le dijese algo con respecto a eso. En realidad, su insistencia era muy extraña, algo le pasaba a mi madre y ese papel parecía estar involucrado.
...
Con fuerza, saqué el cajón atorado entre todo el desorden, dejé este en el suelo, observando todo lo que contenía a simple vista. Enseguida saqué algunos libros que se encontraban adentro, pequeños pergaminos y algunos retratos.
―¡Izuna ven a cenar!
Por reflejo escondí los retratos en mi espalda, pensando que mi madre me estaria observando, suspiré con alivio al ver la entrada, no había nadie, tan solo me estaba llamando.
―¡Ya voy!
Ningún papel, ninguna nota, ningún mensaje.
Nuevamente saqué los retratos, en su mayoría eran míos, casi todos con mi madre y algunos con Tobirama-ojisan, con desilusión dejé los retratos en el cajón, tomé los libros, novelas antiguas que mi madre leía cuando yo era pequeño, todas llenas de polvo, exceptuando una. Un libro de pasta dura color rojo, rodeado por una cinta blanca un tanto sucia, quité la cinta de este, abriéndolo. Las hojas amarillentas con letras un poco visibles, sus páginas maltratadas por la humedad aparente. Lo sacudí, intentando buscar algo dentro.
Un pedazo de papel cayó al suelo, cosa que me sorprendió, en realidad no creí encontrar algo. Tomé este con delicadeza, por su aspecto era demasiado viejo y estaba descuidado.
Desdoblaé el papel, encontrándome con un viejo retrato de mi madre la cual sonreía de mínima manera, vestía elegante, pero eso no era importante, lo inusual era el hombre a su lado. Si bien me di cuenta, el retrato era de bodas, uno demasiado descuidado, el hombre de largo cabello negro y mirada dura debía ser mi padre.
―Senju Yagura y Uchiha Madara...― Leí las letras que se encontraban escritas en una esquina del retrato.
El nombre de mi padre claro lo sabía, de alguna manera ya lo conocía físicamente, lo he soñado tantas veces... mi madre dice que es porque su alma vive para protegernos, pero en realidad, son sueños demasiado reales, tocando la vida, cosa que desde pequeño me ha atormentado.
Incontables veces he hablado con Tobirama-ojisan, nadie más que él tiene tanto conocimiento del alma humana, pero siempre es lo mismo...
―Las almas no se pueden comunicar contigo mediante sueños, a menos que haya algo que los una.
Algunas veces por más vueltas que le de, nunca encuentro ese algo.
―¡Izuna es la tercera vez que te hablo!
Sorprendido observé a mi madre la cual se encontraba frente a mi con un delantal azul marino con el símbolo Uchiha en el lado derecho de su pecho y una espátula en mano, me observaba curiosa, por instinto escondí la imagen en mi espalda, cosa inútil, pues ella ya la había visto. Con una pequeña sonrisa se agachó frente a mi, tomando mi hombro con suavidad
―No tienes porque esconderla... me gusta ese retrato.― Así, con una de sus manos tomó la mía, dejando el retrato entre los dos, observando este aun con una sonrisa.
―¿Por qué no te ves feliz?
Quizás estaba siendo demasiado directo, pero siempre que hablábamos de mi padre ella parecía profundamente enamorada de él a pesar de tantos años de muerte, siempre con una pequeña sonrisa que la delataba, pero aquí era distinto.
―Muchas cosas pasaron, nada importante...
Fruncí el ceño, ella mentía y era obvio, pero no insistiría, algún día buscaría la razón pero por el momento, lo mejor era dejarlo. Por ahora, me concentraría en aquel mensaje que ha recibido, descubrir su insistencia por el liderazgo.
―Madre... ¿Por qué lloras?
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Primer capítulo bien zukulento, todo desde la perspectiva de Izuna !
Pues técnicamente todo esto era el final pero ya 59 capítulos me pareció mucho xd
Por cierto, no se desesperen, veremos a Madara pronto y para aquellas que quieran llegar a la guerra lo haremos después de algunos capítulos, sólo necesito aclarar algunas cosas que pasarán aquí y se verán en la cuarta guerra :D
Gracias por leer y votar!
-Nova.
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El Verdadero Sentimiento Uchiha | Madara Uchiha | [2da Temporada]
FanfikceSegunda Temporada.