1. Sueños

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Bakugou se encuentra en su habitación. Como de costumbre, ha discutido con su madre y después se han reconciliado: ella siempre le pregunta por sus amigos, y a la mente del chico solo viene Midoriya, y en cuanto visualiza su imagen le entran ganas de gritar, dar golpes contra las paredes, destruir cosas.

Mira al techo y ve solo sombras. Al final, por extraño que parezca, consigue calmarse y se queda dormido...

Una mano sostiene la suya. Ha estado a punto de caerse una vez más, y la impotencia vuelve a aparecer en él. Lo odia, definitivamente lo odia. Aunque sea un inútil, ahí está: mirándolo con esos ojos tan grandes y profundos, como si él fuese la persona más inocente del mundo. Le pone enfermo, pero al mismo tiempo siente algo más.
Suelta la mano del pequeño Midoriya con brusquedad y se da la vuelta, como si nada hubiera pasado.

Se despierta empapado en sudor, recordando, lamentablemente, su sueño. Decide salir a la calle y destrozar todo lo que encuentra en su camino: farolas, alcantarillas e incluso ladrillos vuelan por los aires. Los vecinos de alrededor gritan, aunque poco a poco se están acostumbrando a los arrebatos de ira de Bakugou y ya ni se molestan en llamar a la policía.

—Idiota, idiota, idiota, idiota.

Sus ojos son como el fuego: rojos, ardiendo en rabia.

***

Al día siguiente, Midoriya queda con su amiga Uraraka para ir a clase. Cada vez que la ve se siente a gusto, aunque sigue poniéndose nervioso a su lado y a menudo le cuesta hablar con ella. Al verla, Midoriya la saluda con una amplia sonrisa, a la que ella corresponde amablemente. La chica tiene cara de sueño y bajo los ojos color avellana que a él tanto le gustan se aprecian unas pequeñas ojeras.

—¿Has dormido bien? —le pregunta el chico.

—Bueno...Digamos que me eché demasiado tarde. He estado practicando con mi don. —bosteza.

Midoriya ríe y la elogia. Sabe que todo el mundo se esfuerza, y por ello sabe también que no puede quedarse atrás.

Al llegar a la puerta de entrada de la academia, Bakugou ve a la pareja. Aprieta los puños y da fuertes pasos al caminar. De pronto, el suelo parece que tiembla.
Midoriya, que estaba charlando con Uraraka, se gira de repente y lo ve. Sus ojos se encuentran: fuego y tierra, uno echa humo y el otro desprende tranquilidad. Piensa si saludarlo o no, pero Bakugou se adelanta a cualquier reacción posible.

—DEJA DE METERTE EN MI CABEZA—le grita una vez que llega a su lado.

Midoriya no sabe qué decir ni cómo reaccionar. ¿A qué se refiere? ¿Y qué puede hacer él para solucionarlo?
Uraraka los mira asombrada. Ya ha vivido esta situación más veces, pero hoy Bakugou parece especialmente enfadado.

—COMO VUELVAS A MOLESTARME TE MATARÉ—le agarra del cuello de la chaqueta, lo zarandea y sigue hacia delante.

Todos los que presencian la escena están atónitos, pero saben cómo reaccionar y se apartan hacia un lado. Excepto Mineta, que pasa en ese momento por el pasillo y sale volando por los aires...

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N/A:

Bueno, espero que os guste mi pequeña historia sobre estos dos bebés. En principio tengo pensado subir más capítulos cuando tenga ideas, pero no estaría de más ver vuestros comentarios o favoritos para saber si realmente os gusta o no. Así que ya sabéis, nada de lectores fantasma >.<

La retorcida mente de Bakugou - KatsuDekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora