Vierundzwanzigste

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— Papá ¿Está bien, Shua?

— Según él esta bien, pero ya sabes como es. No va a decir que está mal.

— ¿Quieres que me quede esta noche? No quiero que duermas en el sofá de la habitación de nuevo.

— Saemin, quiero estar con mi esposo.

— Y yo quiero que descanses.

— ¿Y si cuando vuelvo, él ya no está?

— Papá, no seas tan negativo.

— Saemin, me voy a quedar aquí y no me voy a separar de Joshua ¿Me escuchaste?

— Bien —la chica dejó salir un suspiro a través del teléfono— Descansa papá, cualquier cosa me avisas.

— Está bien, cariño.

Cuidate, te amo.

— Yo también.

El hospital se había hecho la segunda casa de Jeonghan desde hace un tiempo, o tal vez la primera ya que no visitaba su hogar hace más de dos semanas.

Todo había empezando cuando Joshua se había enfermado, creían que era un simple resfrío pero resultó ser más que eso. Joshua estaba en un estado delicado, así que cualquier estornudo j otro movimiento podía llevarlo a donde menos quería.

Y Jeonghan no estaba de acuerdo, Jeonghan aún quería vivir con su esposo, quería tomarle la mano y ser feliz con él. Quería sentarse en el jardín de su casa a hablar y disfrutar de la brisa que solía haber. Jeonghan aun quería hacer demasiadas cosas con su amor.

Sus hijas se habían apegado aun más a ambos ahora, considerando que si algo le pasaba a Joshua, Jeonghan estaría triste y lo mismo si ocurría en viceversa. SaeMin venia a visitarlos más y Shiho se pasaba cocinandoles y preparándoles todo para que ellos no se esforzasen.

— Shiho ¿Estás por ahí? —preguntó Jeonghan.

— Si, aquí estoy ¿Qué paso? —respondía la chica saliendo del baño.

— Oh, nada cariño. Sólo quería saber donde estabas.

— No soy una niña, papá.

— Para mi siempre seras una niña pequeña —dijo sonriendo tomando la mano de su esposo.

— Yah...—Shiho se acercó a Jeonghan y dejó un beso en su mejilla— Debo irme, tengo clases mañana.

— ¿Viste lo del intercambio?

— Si, puedo ir a América o América del Sur, uno de ellos.

— Cuando decidas bien, ven a hablarme. También quiero ser parte de eso.

— Está bien, papá —Shiho volvió a dejar otro beso en su mejilla y tomó su bolso para salir de aquel lugar.

Jeonghan no hacía mucho, normalmente se quedaba leyendo o si no veía la televisión, no tenia nadie con quien hablar además de sus hijas, el chico no era muy comunicativo estos últimos meses.

Además que hace dos meses se había jubilado, así que menos cosas tenía por hacer ahora.

Jeonghan no había vuelto a saber nada de Jihoon después de que los había visitado con su nuevo esposo. Pensaba si estaría bien, como sería su vida, si se había quedado con aquel chico o si había vuelto con Seungcheol, cosa que era poco probable. Pero de todos modos, imagina es gratis.

Luego de un rato más haciendo nada interesante, Jeonghan se levantó de la cama para ir hasta el restaurante del edifico, desde el desayuno que no había comido nada y ahora ya empezaba a oscurecer. Besó la mano de su esposo, ya que el ahora mismo estaba durmiendo, y salió de la habitación.

Se sentó en una de las mesas que estaba pegada a la ventana y admiró el paisaje, todo parecía tran tranquilo. Jeonghan se pasaba imaginándose cosas o pensando en las cosas que debió hacer con Joshua cuando ambos estaban sanos y podían correr de aquí para allá.

No se había arrepentido de nada de lo que habían hecho en su corta vida, pero si hubiesen tenido más dinero hubiesen hecho de todo. Tanto como viajar, ir a las playas, probar nuevas cosas, incluso Joshua le había dicho a Jeonghan una vez que quería probar paracaidismo.

Disfrutaba mucho de su vida con Joshua y sus hijas al lado, era lo mejor que había podido pedir en todos sus años de vida. Sus hijas lo habían hecho tan feliz desde pequeño y Joshua había estado allí para ayudarlo, había estado allí desde la secundaria y agradecía mucho aquello.

Estuvo al menos media hora allí, sentado, comiendo y pensando en varias cosas que habían pasado en su vida. Luego se levantó y volvió a dirigirse a la habitación.

Vio a un doctor correr por el pasillo donde se encontraba la habitación de Joshua, segundos después volvió a aparecer con un equipo de reanimación y corriendo entró a una de las habitaciones.

Jeonghan había hecho lo posible para ir detrás de él, pues había entrado a la habitación de Joshua.

Eso no podía estar pasando.

Joshua no podía irse.

No ahora

Era demasiado temprano como para hacer eso.

— ¡Joshua! —gritó el chico entrando a la habitación con lágrimas en los ojos, se puso al lado de la camilla y se sostuvo de la pequeña barandilla que tenia la misma.

— Señor Yoon, apartese, por favor —dijo el doctor tratando de sonar amable.

Cuando Jeonghan se separó, el doctor comenzó con su trabajo de reanimación. El chico ya no podía ver más, no podía más y no iba a poder más de ahora en adelante.

¿Que haría ahora si Joshua no estaba?

¿Con quién iba a hablar si no tenia a nadie además de Joshua?

¿Al lado de quien iba a despertar si Joshua ya no estaba?

No había escuchado su voz, no había escuchado decirle "Te amo" antes de irse, él tampoco le había dicho lo mucho que lo quería antes de que se vaya. Si tan sólo no se hubiese ido, había estado satisfecho, pues pensaba decirle unas cuantas cosas a su esposo a pesar de que no sabia que estaba en sus últimas.

Ahora si se arrepentía de algo, se arrepentía de no haber estado para Joshua en sus últimos momentos, de no haberlo visto sonreír una vez más, de no haber podido sentir la calidez de sus abrazos, de no sentir sus suaves labios sobre los suyos una vez más.

Jeonghan sólo se mantuvo de rodillas, sollozando mientras las lágrimas caían por sus mejillas y iban hasta el suelo.

— Hicimos todo lo que pudimos —dijo el doctor, quien estaba acompañado de un enfermero.

Pero la máquina avisaba que Joshua no tenia signos vitales.

Niños 》JihanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora