Achtzehnte

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Llegaron a la cocina, Jeonghan se recostó por una de las encimeras y Joshua decidió recorrer el lugar, observando los bellos muebles.

— Terminemos con esto...

Joshua abrió los ojos como platos, a qué se refería con terminar? Sabía que aún no habían firmado los papeles de divorcio, pero había sido Jeonghan quien había dicho que no lo hiciera, porque no estaba seguro de si quería realmente separarse de Joshua. Era una de las razones por la cual se había venido a vivir en Yeosu.

— Ya no soporto más...

Y cada palabra solo confundía cada vez más a Joshua, en serio quería terminar con esa bella relación? O al menos para Joshua parecía bella y perfecta, inigualable a otra. De repente sintió como su pecho le dolía, no podía asimilar las cosas y en su cabeza solo rondaba el "Terminemos", se sostuvo de una de las encimeras normalmente.

— No soporto estar lejos de ustedes, cada día los extraño más y mi vida se siente muy vacía sin su compañía. Lloro todos los días porque no te veo despertar a mi lado y si, se que fui yo el que sugirió que terminemos con nuestra relación, pero creeme que no soy capaz de hacer semejante acto.

Entonces Joshua sintió como si toda la felicidad que no había tenido en años, le hubiese golpeado la cara repetidas veces en ese mismo instante. Una gran sonrisa se dibujo en sus labios y sin pensarlo dos veces se abalanzó sobre Jeonghan para darle un abrazo. No quiso llorar, aunque su cuerpo le pedía que lo hiciera, no quería alarmar a los niños que estaban cerca.

— Siento haberme alejado de ustedes, siento haberte pedido un tiempo cuando en verdad lo que tenia que haberte pedido era que te quedases a mi lado y que no me dejases sólo.

Jeonghan hablaba rápidamente mientras lágrimas caían por ambos ojos, su respiración se volvía entrecortada y sus manos le temblaban. Tenía tanto miedo de que Joshua ya no lo amara como él lo hacía.

—Vas a volver con nosotros? —preguntó Saemin entrando a la cocina.

Ambos se sobresaltaron, se separaron rápidamente y Jeonghan se dirigió hacia su hija. La abrazó mientras acariciaba su cabello.

Saemin se había enterado de todo gracias a un descuido de su padre, Joshua, y no había sido hace mucho tiempo que lo había hecho. La niña se había quedado en la casa, viendo la televisión; Joshua avisó que iba a salir a comprar algunas cosas y sin darse cuenta dejó su teléfono encima de la mesa. Saemin escuchó la notificación que venia de la cocina, tomó el teléfono y empezó a leer la conversación.

Joshua no lo sabia hasta ese momento, no sabia que su pequeña hija estaba al tanto de lo que estaba ocurriendo en ese mismo instante.

— Cariño... —dijo sin mirarla, pues ella aún estaba abrazada a él— Si, bebé, voy a volver a la casa.

— Papá te hizo algo y por eso te fuiste? —preguntó ella cuando se separó, pequeñas lágrimas también comenzaban a caer por sus ojos.

— No, cariño. No es eso —acomodó su cabello y limpió sus lágrimas con su dedo— Fue todo mi culpa, pero ya no tienes que preocuparte por eso, si? Ya voy a volver a casa y estaremos juntos otra vez.

— En serio vas a volver? —preguntó mientras respiraba profundo, tratando de calmarse— No estas mintiendo, verdad?

— Claro que no, no te mentiría con eso —acarició la cabeza de Saemin y dejó un beso en su frente.

— Ahora ve a lavarte la cara y luego a descansar, si? —interrumpió Joshua, quien miraba desde atrás con los brazos cruzados.

— Es verdad! —dijo Jeonghan recordando lo que su hija había dicho hace minutos atrás— Dijiste que querías dormir!

Saemin soltó una risita y giró sobre sus talones para luego salir se la cocina con una gran sonrisa en la cara y con los ojos un poco rojos.

Joshua se acercó a Jeonghan y lo sostuvo de la cintura, él recostó su cabeza sobre el hombro del americano y lo abrazó también.

— En serio, perdoname por crear semejante escena —empezó a decir mientras miraba al suelo— Sé que todo es mi culpa, no debí haberte pedido todas esas cosas, lo único que quería era que me dijeras que no, que parara, que me quedara contigo.

— Yo también tengo la culpa en cierta parte, se supone que tengo que luchar por algo si es que lo quiero, no? —preguntó y se mordió el labio— Lo único que yo hice fue asentir a todo y dejarte ir. Perdoname por no haberte dicho estas cosas antes, pero en verdad no quería que te vayas. Por más que mi boca soltaba palabras, no eran realmente las que quería decir, hablaba por hablar y no pensaba realmente en lo que quería.

Ambos ahora estaban con las frentes unidas, Jeonghan sostenía las mejillas de Joshua y bien podían decir que era uno de los días mas felices que habían tenido.

— Creeme que también me hiciste mucha falta —unió sus labios en un suave beso, uno que estuvo esperando por casi cuatro años. Sus ojos volvían a cristalizarse y las gotas caían de nuevo, trazando un estrecho camino por todo su rostro.

—  Amor, no llores —decía Joshua mientras dejaba pequeños besos por donde las lágrimas caían anteriormente.

El corazón de Jeonghan latía rápidamente  estar cerca de Joshua, y latía aun más rápido cuando lo llamaba de esa manera. Aún parecía un adolescente enamorado, que a penas con un roce de manos, ya estaba en las nubes.

Debía admitir que se sentía mucho más feliz con su familia al lado, pues durante esos años que estuvo viviendo solo todo era muy aburrido, el trabajo le parecía estresante y sólo se llamaba "trabajo" ya no era algo que le gustaba hacer. Las hora del almuerzo y de la cena ya no tenía el mismo ambiente, pues no había nadie con quien hablar o compartir anécdotas del trabajo, o tal vez hablar sobre cómo le había ido en la escuela a su pequeña hija.

La casa la mayoría del tiempo era silenciosa y parecía que ni una sola persona rondaba a los alrededores, pues del lugar no salía ni un solo ruido. Incluso niños llegaban a tocar la puerta porque creían que la casa estaba abandonada.

Saemin volvió minutos después a donde estaban sus padres, y cuando los vio en semejante situación primero se cubrió la cara, pues de había sonrojado y después se acercó a ambos, tomando a Jeonghan de la mano para que la acompañase hasta el cuarto. Tenia ya doce años, pero en su mente sólo recorría recuperar el tiempo que había perdido con su padre.

Niños 》JihanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora