Capítulo VIII

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¡Hola! Espero se encuentren bien :)

Muchas gracias a todos por leer <3

Love,

Nikky Grey.

Capítulo VIII:

Donde se negocia con el diablo:

El silencio volvió a caer sobre la Corte, pesado y desesperante, al poder tratarse del definitivo. Nicolas no había creído que su corazón muerto pudiera latir tan rápido como lo hacía: Podía sentirlo en su garganta, como el tambor de la marcha militar al pabellón de fusilamiento. Podía sentir su pulso acelerado y el zumbido en los oídos... Y ya no se sentía tan inmortal.

Se sentía como el fin, y no estaba seguro si era peor el saber que moriría o el suspenso de no saber su destino.

No se dio cuenta que había contenido el aliento hasta que Battista habló otra vez.

-Es una ridiculez -espetó, y su voz retumbó en la sala, amplificada por el fantasma del silencio- No pueden encontrar al asesino porque ellos son los asesinos.

-Ya tenemos claro que nada que digamos hará que cambien de opinión -su voz sonaba ronca, y le estaba costando trabajo encontrarla, perdida en algún punto bajo el nudo en su garganta-. La única manera que tenemos de demostrar que somos inocentes es traer al verdadero culpable.

-Podrían fácilmente traer a un vampiro cualquiera -apuntó Agatha, aunque algo había cambiado en su mirada.

Una chispa de interés.

-De ser así, -descartó Dorian- saben que sería peor para ellos.

-Lo sabemos -aseguró Sara, la esperanza mal disimulada en su voz. Agatha se encogió de hombros, su rostro de estatua clavado en el frente.

-No si creen que pueden engañarnos.

Nicolas rió entre dientes.

-Nadie puede engañar a la Corte.

Silencio.

-Sería una única oportunidad, sin reintentos de ningún tipo ni potenciales sospechosos -dijo Dorian- O el asesino, o nada.

-No esperaba menos -respondió Nicolas.

-Y el error significaría no sólo la admisión de su culpabilidad, sino además la duplicación de su pena al haber mentido a la Corte Suprema -continuó Battista. No entendía cómo se podía duplicar una pena de muerte, pero sí sabía que había cosas peores que eso.

Cosas que podían hacerles antes de matarlos.

-Un castigo más que razonable –argumentó, ignorando las imágenes aterradoras que habían empezado a aparecer en su cabeza. Los reinantes parecieron deliberar, la pausa que siguió cargada de más significado que las anteriores, pues sabía que aunque a primera vista era sólo otro silencio más, en sus mentes se debatía el futuro de los dos.

Finalmente, Dorian asintió.

-Quince días. Tienes quince días para encontrar al causante.

Nicolas asintió también, dicho todo lo que tenía que decir, y esperó que los seres los soltaran.

Pero no lo hicieron.

Ambos se miraron, confundidos, y luego a los reinantes. Dorian señaló a Sara con un rápido gesto de su cabeza, casi aburrido... Y Nicolas sintió que se le helaba la sangre.

-Llévensela.

-¿Qué? -Exclamó sin poder contenerse- ¿Por qué?

-La señorita Anglesola esperará con nosotros mientras tú realizas tu investigación -explicó Battista.

Leyendas Inmortales II: Mil años másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora