Capítulo IX

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Capítulo IX:

Donde comienza la caza por la vida:

-No lo suficientemente muerta para la Corte, parece –replicó gravemente-. Imagino que ese es el motivo de tu visita.

Seth asintió, su expresión ahora severa.

-Acabo de enterarme. Iba a esperar a la noche, pero luego vi que ya estabas despierta.

-Entenderás que se me hace difícil dormir en un momento así -Incluso después de tanto tiempo, seguía sin saber cómo actuar frente a él. Era una extraña sensación que no sabía describir, una que sólo experimentaba en su presencia, y que era como si ambos fueran dos extremos de una liga de goma estirados hasta lo ridículo.

Y no sabía si era algo bueno o no.

-Es más que comprensible -continuó Seth- Aunque imagino que eres consciente de la increíble suerte que tuvieron.

-No estoy segura de si fue suerte -replicó, cruzándose de brazos-. Es obvio que quieren matarnos, y temo que encuentren la manera de hacerlo aun si hacemos lo que quieren.

Él negó con la cabeza, simpatizándose con su preocupación.

- Es cierto que la Corte los quiere muertos a los dos, pero incluso los reinantes tienen regulaciones que seguir.

Sara rió con ironía.

-Al parecer, ellos no están al tanto de eso.

-Aunque no lo creas, sí lo están. La Corte no es un modelo de justicia, pero jamás rompe los fundamentos en los que fue creada. -Se encogió de hombros- Que encuentren agujeros dentro del contrato es otra cosa.

-Tu punto es...

-Que no importa cuánto quieran hacerlo, no pueden romper sus pactos. -Las sombras bailaban alrededor de él como humo, y se acercó hasta ella, mirándola fijamente- No pueden atacarlos en los siete días que dura el acuerdo, al igual que no pueden hacerlo si prueban su inocencia.

-Y la única manera de hacer eso es encontrar a un vampiro al que obviamente se le da muy bien esconderse.

-Ningún plan es perfecto. Incluso los inmortales comentemos errores -Reconoció el tono, al igual que su mirada. Había un mensaje escondido en su frase, algo importante.

-¿Cómo podemos encontrar ese error?

Seth retrocedió, mirando a su alrededor y sonriendo con malicia.

-Estamos a las puertas de un nuevo milenio. En estos tiempos modernos, no hay nada que no quede archivado.

La ilusión se fue tal y como había venido.

-¿Y de qué va a servirnos saber dónde ha atacado? No va a regresar allí.

Seth negó con la cabeza, volviendo a mirarla enigmáticamente.

-Mi prinkípissa, toda investigación tiene un comienzo.

-¿Sara? -escuchó pasos, y momentos después vio a Trevor al final del pasillo. Frunció el ceño hacia ella, confundido- ¿Con quién hablabas?

Sara desvió la mirada hacia el sitio donde había estado Seth, sólo para comprobar que, en efecto, ya se había ido. Sonrió, negando con la cabeza.

-Con nadie –aseguró, y buscó la manera de cambiar el tema- ¿Pasa algo?

Trevor tardó en responder, estudiándola con atención, como si buscara una pista.

-Hay un cliente en la caja, quejándose porque el libro que le diste está doblado en una esquina.

La vampira puso los ojos en blanco.

Leyendas Inmortales II: Mil años másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora