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—Ve mientras a mi habitación y escoge la que más te guste, voy a hacer palomitas —dijo tirando su mochila por ahí.

—Claro, te espero —subió las escaleras y se adentró a la habitación de la morena.

Eligió entre todas aquellas aburridas películas la que más lo mantenían despierto, al menos hasta la mitad de la película. No era la mejor de todas las películas, pero si se podría decir que la más erótica, y tal vez era eso que lo mantenía despierto por unos minutos más.

—¿La tienes? —dijo, en sus manos llevaba un gran bowl lleno de palomitas de maíz, dos cervezas individuales y un destapador.

—Creo, es la única buena que tienes —dijo poniéndola en el Blu-Ray.

—Y también la más erótica, pero no me sorprende, eres hombre y solo quieres ver sexo —dijo abriendo las botellas y entregándole una, a lo que él tomó un gran sorbo —. Sin embargo, no puedo negar que también me gusta.

—¿El sexo? Te recuerdo que sigues siendo virgen —dijo sentándose a su lado en la cama, llevando unas palomitas a la boca.

—La película, tonto —dijo tomando un buen trago de cerveza —. Hay que admitirlo, "El Imperio de los Sentidos" es la mejor.

—Algo extraña, demasiado masoquista y demasiado erótica.

—Es igual a la perfección.

—Vamos, ¿me dices que golpear a una mujer causa placer? Comprendo que la historia este hecha en un época muy machista, pero aún las mujeres adoran que las golpeen en el acto sexual.

—¿Y cómo sabes eso? —le dio una sonrisa, quizás no con una intención inocente —. Creeme, pagarías por ver tu cara —soltó una gran carcajada —, y no, no todas las mujeres amamos ser golpeadas, por lo menos yo no podría hablar en este caso.

—Yo tampoco.



—Andy, feliz cumpleaños amor —sintió la voz de Alissa, pero al abrir sus ojos solo logró ver el rostro de su novia.

Sonrió, ¿qué le podría decir? ¿Gracias? No, sería estúpido.

Juliet sabía que algo iba mal, conocía a Andy y sabía que estaba incómodo, así que limitó a besarlo en sus labios y retirarse con la excusa que tenía que seguir preparando algo.

Agradecido Andy, suspiró cansado. Se sentó en su cama y tomó la laptop que tenía en la mesita de noche.

Sus redes sociales estaban colapsadas por las felicitaciones de un nuevo año, cumplía 27 y no era para menos. Fans felicitándolo, cartas, poemas, memes y dibujos, tal vez esa era la única parte buena de su alborotada vida.

Había soñado unas pocas veces con Alissa, tal vez experiencias que no recordaba o simples fantasías de su inconsciente. Le frustraba ya no recordar el rostro de la chica, su cuerpo ya había desaparecido el año pasado, pero sus ojos marrones y su risa era algo que poco a poco se convertía en un simple recuerdo más.

Antes de apagar el laptop, se le ocurrió la gran idea de escribir en un correo que tenía Alissa, que lo hizo exclusivamente para hablar con él y sus padres cuando aún no existían esas redes sociales.

"Hola Alissa.

¿Cómo has estado? Supongo que han pasado muchas cosas en 8 años, ¿has viajado? ¿O aún sigues estancada a Estados Unidos?

Aún parece increíble la cantidad de años que han pasado, y aún sigo preguntándome si es que sigues con vida o ya estás muerta.

Supongo que sabes todo lo que ha pasado acá, y si no, cuando llegues te lo contaré todo, aunque pasaríamos una semana hablando de todo esto.

Quisiera que este cumpleaños fuera más feliz, cada día sin ti es una tortura, siento que estoy demente y que te veo todo el tiempo, es frustrante ir por la calle o en una tienda y preguntarle a cada chica algo para decirme que te olvide.

Seguro ya tienes tu vida, quizás estés casada o no, quizás tengas hijos o no. Aún puedo recordar esa tarde en la que hablamos sobre los niños, si era niña se llamaría Kayla y si fuera hombre se llamaría Kyle.

Quisiera no estar triste, quisiera decirte algo más de lo que pasa, pero no puedo evitar el extrañarte demasiado. No sé cuando volverás, pero si lees esto, apresuraré, siento que me volveré loco, ya no recuerdo nada, solo tus ojos y tu peculiar risa. Es una tortura, varias veces pensé en el suicidio, pero tengo que estar aquí para cuando vuelvas.

Por favor, regresa.



—Odio ver está película con alguien a mi lado —se removió incómoda en su lugar, e inconsciente buscando algo de fricción en su zona íntima.

—Al menos tu puedes disimular, yo en cambio no —rió igual de incómodo.

—Si en algún momento voy al baño, deberías aprovechar por si lo necesitas —dijo honesta.



—Ten, tu desayuno, espero que te guste —dijo sonriente.

Empezó a comer, estaba más que delicioso, Juliet no cocinaba muy a menudo, pero lo hacía de maravilla.

—Está delicioso, gracias cariño —la besó.

Su mañana había sido normal, su única entretención fue ver las redes sociales intentando ver lo más posible que podía, pero era imposible.




—Iré a lavar los platos —dijo empezando a levantarse.

—No —se abalanzó sobre ella.

—Vanos Andy, después se pega la suciedad y es más difícil.

—Yo los lavo mañana —propuso.

—¿Bajo qué condición?

—Oh vamos, ¿acaso no te puedes quedar aquí?

—Estoy segura que quieres que me vaya para que te masturbes, si quieres te dejo.

—Que mal piensas de mi.

—Tu igual.

—Mentirosa.

—Vamos, hace la nada me decías que amaba que me golpearan en el sexo.

—Y tu hace nada que quería que te fueras para masturbarme.

—Dejame decirte que tu erección no es para nada discreta —le sonrió.

—Tienes suerte de no tener pene —dijo avergonzado.

—Y tu tienes suerte de no tener tetas y vagina. Vamos, dejame ir a lavar.

—No te voy a dejar.

—Andy... —forcejeó para liberarse se los brazos de Andy.

Sostuvo sus manos, sus piernas de encontraban a ambos costados de su cadera dejando a Alissa sin escapatoria.

—Andy, vamos, solo serán 5 minutos —dijo con cierto miedo a que lo pelinegro recurriera a las cosquillas.

—Sería algo estúpido dejarte ir ahora.

—Andy no, las cosquillas no por favor —dijo con pánico.

—Oh, así que es eso —dijo con con sonrisa malvada.




Su cumpleaños había sido como el de todos años, su familia y amigos festejaron, mientras que él no hacía más escapatoria recordar y retener a ojos marrones en su memoria.

Al terminar el festejo, su novia le tenía preparada una gran sorpresa, tal vez para ella, pero para Andy no era nada más que una molestia.

Desde esa mañana todo el día había sido un martirio, tal vez recordar aquella fecha le hacía más, sobre todo porque la chica tuvo la grandiosa idea de desaparecer un 26 de Diciembre.

ETERNAL | Andy Biersack | Alissa LindbergDonde viven las historias. Descúbrelo ahora