Epílogo

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—¿Qué?

—Debo volver Elián. Mis padres, mi vida está allá.

—No te dejaré sola.

—Lo que necesito es que te quedes acá, por favor.

—¿Vas a buscar al estúpido de Biersack? —se quedó en silencio, quizás era buena para las excusas, pero no para las mentiras —. Maldita sea Calíope, ¿aún después de toda la mierda que has pasado y de intentar salvarle el maldito pellejo, aún lo quieres buscar? Te recuerdo que está casado.

—Elián, basta.

—No Calíope, basta tu, te seguirás haciendo daño, le harás daño a Kayla y todo para buscar a un bastardo que te engaño miles de veces.

—Mierda Elián, ya callate, ¡desde siempre te he escuchado, Andy no la besó, punto! Me has hecho escapar siempre de toda la mierda para solamente estar a tu lado, y es lo peor que he hecho.

—Si te vas Calíope, Kayla se queda conmigo.

—¡Tu no te quedarás con mi hija bastardo!

—Se queda conmigo o te mataré, las mataré a las dos.

Miró a sus lados, tomó con firmeza un cuchillo y lo enterró varias veces en el cuerpo sin vida de Elián.

Limpió sus manos y se cambio de ropa, tomó su celular y con las manos temblorosas llamó a John, uno de los narcotraficantes a los cuales Elián le debía miles de dólares.

—John, maté a Elián.

—Buen trabajo Lindberg, ¿qué crees? Tienes un pasaje para New York en dos horas, unos hombres limpiarán todo, tu deuda ya está pagada, eres libre, aunque ya sabes si se te suelta algo.

—Gracias John, hasta nunca.




—Me iré contigo, no me interesa nada.

—Andy, no puedes, estás casado, tienes una vida acá.

—No me interesa Alissa. Me iré contigo y Kayla, prometo no dejarte nunca más.

—Andy...

—Te amo.

Soltó, como si fuese un dolor que le apretaba el pecho, simplemente desapareció. Ya no habían más secretos, la amaba más que nada, la extrañaba y la necesitaba a su lado, igual que ella lo necesitaba a él.

—Andy, estás confundido.

—Mierda Alissa, te amo desde que estábamos en el instituto, fue estúpido no decírtelo antes, pero no te quiero volver a perder.

Y como si fuese de vida o muerte, ella terminó de matar a esos centímetros que los separaba, y lo besó, como si fuese la primera vez que lo besaba, como si fuesen dos adolescentes que simplemente van contra el mundo, o simplemente siendo ellos mismos de hace años.

—También te amo Andy —sonrió, sonrieron en los labios del otro y volvieron a pegar sus labios.

—Vayamonos muy lejos Alissa, no me interesa nada.

Sí, Andy compró un boleto a última hora, pero logró irse con Alissa. Con Alissa y su hija Kayla.

La verdad había sonado mucho peor de lo que sucedió. Cuando la pequeña morena se enteró, su rostro se iluminó, y su alma parecía hasta más blanca de lo que ya era.

Alissa a pesar de todo, por más que su mente le dijera que era mala idea irse con Andy, muy en su fondo, en el fondo de su corazón, sabía que lo amaba, que lo necesitaba para estar firme, y que desde ahora nadie ni nada los separaría. Ni siquiera la mujer de Andy.



—Andy, estamos casados, tenemos una vida acá y ¿planeas irte con otra?

—Entiende Juliet, lo nuestro no es real, nunca lo será.

—Estoy embarazada Andy.

—Eres estéril —dijo con obviedad.

—Lo sé, no sé que pasa pero estoy embarazada.

—¿Cuántos meses?

—1 mes.

—Juliet, no quiero ser brusco, pero hace un año que no tengo un orgasmo contigo, adiós.



La vida simplemente le sonreía a la pareja, sin embargo, al irse junto a la morena, le trajo problemas familiares y de su banda.

Su madre apoyó la decisión de Andy en cuanto supo de la pequeña niña, sin embargo, su padre no hacia nada más que publicar por Twitter lo dolida y a la vez fuerte de lo que era Juliet en ese momento. Había sido tan hipócrita la llamada preocupante que hizo después que supo de todo eso, apoyar a la ex de su hijo en vez de a su propio hijo.

Por parte de sus amigos, no les quedaba de otra que apoyar al ojiazul, ya bastante había sufrido con la ausencia de Calíope para querer alejarlo nuevamente.




—Andy, debo decirte algo —dijo, apartando la vista del pelinegro.

—Espera, primero quiero decirte algo —se levantó, y luego tomó las manos de la morena, haciendo que se levantará —. Alissa, te amo demasiado, todos estos años sin ti fueron horribles, y cuando volviste, sabía que no debía dejarte ir nunca más. Te prometo que nunca más te dejaré ir —se arrodilló frente a la morena, sacando una caja de terciopelo de su bolsillo, abriéndola y dejando ver un hermoso anillo, "tan hermoso como Alissa lo era" — ¿Quieres casarte conmigo Calíope Lindberg?

La morena, impactada, sonreía y apenas dijo un audible "sí", asintiendo con la cabeza. Andy sonreía ampliamente, pusó el anillo en su lugar y se levantó. Alissa lo atrajo hacia ella y lo besó, lo beso mientras sentía aplausos de otras personas en aquel restaurante.

—Andy, debo decirte algo —sonrió, sabía que estaba tomando buenas decisiones, al fin —. Estoy embarazada.

ETERNAL | Andy Biersack | Alissa LindbergDonde viven las historias. Descúbrelo ahora