Capítulo 11

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Aidan abrió la puerta del apartamento y luego pasó un brazo alrededor de mi cintura para estabilizarme y ayudarme a entrar.

─Entonces... ─me zafé de su agarre y lo enfrenté, una vez que estuvimos dentro y la puerta había sido cerrada─. Aquí estamos ─lo empujé contra la pared y puse mis labios contra su cuello.

─Barbie ─soltó en un tono de advertencia, cuando deslizaba su chaqueta fuera.

─ ¿Qué? ─dije mientras seguía con lo mío.

─Es mejor que vayamos a la cama.

Me detuve y regresé a mirarlo con una sonrisa.

─No de esa manera ─me regañó─. Cada uno en la cama que le corresponde.

─Bien ─suspiré y me quedé en medio de la sala, mirándolo.

─ ¿Ahora qué?

─Yo... no recuerdo cual es mi habitación ─una risita escapó de mis labios.

─ ¿En serio? ─preguntó y su cara era tan graciosa.

Asentí y me eche a reír una vez más porque sabía que una parte de él no había caído ante la absurda excusa que utilicé solo para tenerlo allí conmigo.

─Bueno ─dijo─, si es así, me aseguraré de que llegues a salvo ─él comenzó a caminar, esperando que lo siguiese.

─Aidan ─hice que se detuviera─. ¿Puedes cargarme? No sé si pueda seguir un segundo más en pie.

Alzó sus cejas ante mi petición, pero se acercó a mí con una sonrisa y me levantó en sus brazos como a una novia en el día de su boda.

Y podía asegurar que estaba disfrutando esto tanto como yo.

─Gracias ─envolví mis brazos en su cuello.

Luego apoyé mi cabeza sobre su hombro y cerré los ojos, inhalando fuertemente, percibiendo una fragancia entre toques de madera y la mezcla de bergamota con tabaco.

─ ¿Qué perfume usas? ─pregunté aún sin abrir los ojos.

─Gucci de Gucci ─contestó, abriendo la puerta de mi habitación, casi cayendo en la oscuridad al tropezar con todo lo que estaba esparcido por el suelo.

─Lo siento, no tuve tiempo de ordenar ─me disculpé.

─Está bien ─hizo a un lado las cosas con su pie.

─Por cierto ─le dije─, me encanta como hueles.

─Bueno, si te gusta la combinación de mi perfume con sudor y humo de cigarrillo, podría ser tu perdición ─su tono era divertido, pero tenía razón. Era mi perdición.

Abrí los ojos y me encontré con su muy comestible mandíbula.

─Me gusta tu mandíbula ─dije descaradamente─. Es muy masculina ─añadí, dándole un mordisco y su rostro se tornó de un tono carmesí, haciéndolo lucir aún mejor.

─Eres todo un peligro, Barbie ─me dejó suavemente sobre mi cama y se alejó.

─No has visto nada ─me acomodé en la cama y reprimí un gran bostezo, que terminó saliendo como un quejido.

─ ¿Te sientes bien? ─él se volvió a encontrar parado en el borde de la cama, con sus manos metidas en los bolsillos delanteros de sus jeans.

Sonreí y gateé, hasta estar a su misma altura.

─Eres tan lindo cuando te preocupas ─tomé su rostro y lo besé.

Él correspondió el beso y segundos después, sin separarme de sus labios, comencé a deslizar mi chaqueta fuera y a subir mi blusa, pero él me detuvo.

DESTINOS CRUZADOS (Destino #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora